Levanto la vista sin dejar mi ‘labor’, viendo como mantiene sus ojos cerrados, y muerde la almohada al tiempo que se acaricia sus pechos, animándome a continuar.
He entablado conversaciones con uno de mis mayores lectores, y al final nos hemos conocido...espero que os guste el relato. Vivirlo esta siendo increíble.
Javier me propuso ocupar uno de nuestros días de vacaciones en juntarnos con un viejo amigo de la secundaria, Cristofer era un chico más gay que hetero.
Coloco su glande apuntando a mi orificio, pero, sentí que, como esté, en vez de metérmela, ¡cogió y le dio por deslizarlo entre mis glúteos... ooohhh!!, cuyos pensamientos en esos momentos, no eran otros que... ‘Dios, que, ¡gusto... aaahhh!!’.
Sebastián es un señor de unos 45 años, tiene dos hijos. Su vecino Wilson tiene 48 y un hijo de 18. Pues bien, Acá les cuento como fue el inicio de un romance entre Sebastián y el hijo de su vecino.
Caminando por las dunas, me crucé con un par de tíos, donde uno llamo mi atención, pues, tras ese siseo inicial, me giro hacia atrás, y veo a esté, con su polla en mano, mostrándome una clara invitación que, doy por hecho que todo está en regla.
Fue, colocar su verga en mis nalgas, y deslizarla hasta dejarla al inicio, darle por presionar, e introducirse, continuando restregando su glande por entre mis glúteos, y como muestra de placer, morder la almohada... uuuffff!!.