—Yo también me siento culpable, pero como que… como que quiero que no me importe. Deberíamos detenernos, pero no puedo —su mano viajó lentamente hacia la curvatura de mi espalda y ascendió por mi trasero— Yo… por favor dime que pare.
Jake se enderezó, desajustó la toalla y la abrió de par en par mostrándome su increíble erección. Jadeé sintiendo como se estremecía todo mi cuerpo. ¿Cómo podía estar tan excitada, cuando Jake y yo nos habíamos visto desnudos toda la infancia? Era mi...