(2) MI MARIDO, SUS TRES AMIGOS Y YO.
Perdón que te hable así, Ana, pero invité a almorzar a Juan, se tomó unos traguitos y me contó que anoche tú le confesaste que yo te gustaba y que me querías mamar la verga. -Dile al pendejo de mi marido que no tiene por qué andar contando nuestras intimidades- Entonces ¿Es cierto? -No tengo por qué aguantar tus groserías- Y le colgué, indignada ¿Será que tendré que soportar la llamada de los otros dos tipejos? Afortunadamente pasó la tarde y nadie llamó, pero sí entro un mensaje a mi WhatsApp de un tal “Gitano”, la conversación iba así: Hola, Ana, tú no sabes quién soy, pero soy tu admirador, muchas veces he llegado a la papelera a admirarte y siempre procuro que no me atiendas tú, porque tengo temor a tu rechazo. -No sé si es una broma, Gitano, pero debes saber que soy casada y no es correcto que te hagas ilusiones conmigo- Sí lo sé, por eso temo tu rechazo, ¿Te puedo hacer una pregunta? -Si no es una grosería, hazla- ¿Eres feliz? -No te voy a contestar esa pregunta- La que calla otorga, eso quiere decir que no. -Si no me dices quién eres, ya no te contesto y te voy a bloquear- Y ya no me contestó, pero logró su objetivo, no lo bloqueé y consiguió captar mi atención, yo nunca había tenido un admirador anónimo y como estaba enojada con mi marido, le seguí la corriente; a las siete de la noche, llegó Juan, cayéndose de borracho y lo acompañaba Julián, quien no venía tan bolo y me miraba con ojos de lujuria, una cosa en sentirse deseada, pero este viejo verde mi miraba de una manera tan sucia que me asqueaba. Pasa adelante, Julián, estás en tu casa. -Gracias, Juan, pero no me gustaría molestar a tu mujer- Mi mujer, también es tu mujer, si vieras todas las cosas que me dijo anoche, tú le gustas y quiere coger contigo.
Yo los dejé hablando solos y me fui a mi cuarto, pero oía todo lo que hablaban: -Pues no parece que quiera nada conmigo, yo creo que está encabronada- Así son todas las viejas, al principio dicen que no, pero después te abren las piernas. -Y ¿A ti te gustaría ver cómo me cojo a tu mujer?- Sí, yo creo que soy cornudo de closet, como me dijo un amigo, porque bueno y sano, no me atrevo a decir ni a hacer estas cosas. -Pero tu esposa no parece estar dispuesta- Lo que pasa es que la agarramos desprevenida, déjame que le de su calentadita y otro día te la tengo lista para que le des una buena cogida, ya vas a ver que… -¡Juan!... ¡Juan!... ¿Te dormiste?... ¡Ana! ¡Ven, por favor!- ¿Qué pasa? -Juan se durmió, es que está bebiendo desde el medio día- Ayúdame a llevarlo a mi cama.
Eso hicimos y al dejarlo acostado, acompañé a Julián a la puerta: -Discúlpame, Ana, ¿Puedo hablar contigo antes de irme?- No tengo por qué escuchar más vulgaridades. -Te prometo que seré respetuoso, solo quiero explicarte el por qué de mi llamada- No necesitas explicarme nada. -Claro que sí, fui un patán y no acostumbro a comportarme así… yo nunca había visto a Juan borracho, es otro: divertido, pícaro y sobre todo le gusta presumirte, bueno, todo lo que hablamos anoche él mismo te lo contó, pero hoy al medio día, se me ocurrió invitarlo a almorzar y ya borracho, él mismo me dijo que te llamara y te dijera lo que te dije, perdóname, yo realmente creí que estabas interesada en mí- Y ¿Tú crees que esa es la forma de conquistar a una mujer? -No, claro que no, pero Juan me insistía que a ti te gustaba que te hablaran de esa forma- ¿Por qué invitaste a almorzar a Juan? -Pues la verdad… porque tú me gustas mucho- Y pensaste, emborracho a este cabrón y luego me cojo a su mujer, pues te advierto que eso nunca va a pasar.
-Yo pensaba doblarle el sueldo y si tú me regalas tus favores hasta podría nombrarlo jefe- ¡¿Me estás pidiendo que me prostituya?! -No, ¿Por qué todo lo malinterpretas? Te estoy diciendo que tu marido puede ser jefe… que si yo te gusto y tú me gustas y Juan está de acuerdo, pues…- Cállate, es posible que a Juan se le olvide todo al día siguiente, pero a mí no, yo sería incapaz de serle infiel, eso lo dice solo cuando está borracho. -Pero ya te diste cuenta que se recuerda de todo cuando está bolo- Sí ¿Y qué hay con eso? -Bueno, no me lo tomes a mal, pero tú eres una mujer muy bonita y pensé que si los dos nos gustamos…- No insistas, Julián, anda a decirle esas cosas a tu mujer. -Las cosas con mi mujer cada vez van peor, además se dejó engordar hasta volverse obesa, en cambio tú…- Yo soy joven y delgadita y por eso debo ser tu puta, pues no, señor y gracias por emborrachar a mi marido y la próxima vez no te molestes en traerlo a mi casa, hasta nunca, jefe.
Y le somaté la puerta en la cara, esa noche dormí en el sofá, me levanté más temprano de lo que acostumbro y me fui a trabajar, estaba tan enojada con Juan, que no quería hablar con él, pasé todo el día de mal humor, pero muy atenta a ver quién de los clientes era Gitano, mi admirador anónimo, pero no conseguí descubrirlo, de pronto entró otro mensaje a mi WhatsApp: Ese color de ropa no te favorece. -¿Viniste hoy a la papelera?- Te vi de lejos. -¿Qué pretendes de mí?- Enamorarte, hacerte feliz, poseerte. No supe que contestarle y él ya no me escribió nada, debo de aceptar que me tenía expectante; al llegar a mi casa hice la cena y esperé a mi marido con la espada desenvainada, antes era la esposita sumisa que no dice nada y le hacía caso a su maridito en todo, pero con esto que pasó, se salió de control y si Juan no afrontaba el problemón en que nos había metido, yo si lo haría y sería esta noche, cuando llegó, lo vi abstraído: Tengo que contarte una cosa que me tiene molesto. -Es sobre Julián ¿Verdad?- Exactamente, me llamó a su oficina y me dijo que ayer yo mismo le había dicho que te llamara, que te dijera cosas obscenas y que en la noche me vino a dejar y que yo quería que él se acostara contigo ¿Es cierto todo eso? Más que cierto, tienes un problema y debemos superarlo juntos. Está bien, solo deja que me de una ducha y seguimos conversando… Por poco me despide.
la hora de la cena le recordé todo lo que me dijo e hicimos la noche de nuestro aniversario, luego la noche de su cumpleaños, su transformación sexual cuando está borracho y la propuesta de Julián, se quedó con la boca abierta. Dime la verdad ¿A ti realmente te gustaría verme con otro hombre? -¡No! Por supuesto que no, yo te amo, pero tal parece que borracho si lo deseo- Y ¿Sabes que es lo peor? Que bueno y sano, como estás ahora, eres un pésimo amante, en cambio, borracho, eres un macho que me hace vibrar de placer, que me dice vulgaridades que me excitan y seguro que ni te acuerdas que ya practicamos el sexo anal. Se agarró la cabeza y se quedó pensativo por varios minutos, yo aproveché para levantar la mesa y al acostarnos: Realmente no sé que hacer, si bueno y sano no te satisfago… eso está mal y si borracho sí te gusta como te hago el sexo, pero me da por compartirte con otros, entonces ¿Qué hacemos? Ahora fui yo la que se quedó callada.
De verdad ¿Yo te pedía que te imaginaras que estabas con mis tres compañeros? -Sí, mi amor y parecía que lo disfrutabas mucho y querías que yo también lo gozara como si fuera una prostituta- ¿Y lo gozaste? -Al principio no, me daba vergüenza, el día de nuestro aniversario querías que dijera obscenidades y no me atreví, pero me hiciste el mejor sexo hasta ese momento y la noche de tu cumpleaños yo también me tomé unos traguitos, fantaseabas con que tus tres amigos me hacían cosas y yo te seguí el juego porque veía que lo disfrutabas y como era una fantasía yo también gocé como si fuera una prostituta- Estoy muy confundido… ¿Qué hacemos? -Lo primero es que dejes de tomar con tus amigos- Eso lo tengo claro. -Y lo segundo es que cuando quieras hacerme el amor, así de rico como me lo haces cuando estás borracho, bebe conmigo, que yo borrachita también me pongo muy morbosa- Me parece bien… ¿Qué tal si nos tomamos unos traguitos? -¿Ahora?- Ahora.
Fui a sacar la botella de brandy y mientras que Juan preparaba los traguitos, yo me di un baño rápido, sin olvidarme de otra lavativa rectal, porque sabía que hoy iba a tener otra noche loca, lo bueno de nunca haber bebido es que nos agarraba rápido, así que cuando nos acabamos la botella ya estábamos listos para ser EL CORNUDO Y SU PUTA: Vamos a la habitación y nos haces un striptease a los cuatro. -No amor, si quieres se los hago a los tres, pero a ese viejo verde de Julián, jamás quiero que lo menciones ni en nuestras fantasías- Cómo quieras, putita, muéstranos ese culito… así, perrita… queremos verte esa cuquita depilada… miren esa rajita tragona… y ¿Qué les parecen esas tetitas?... ricas ¿Verdad?... Dice Manuel que te sientes en sus piernas y que beses en la boca a su mujer… ¿te gusta besar a esa perrita lesbiana? -Sí, papi, tiene una boquita muy rica y besa delicioso- Haz un 69 con esa putita y dinos a que le sabe su cuquita. -Es deliciosa su panochita… la tiene bien mojadita… es salidita, pero muy sabrosa- Ahora besa a Manuel, con sabor a cuca de su mujer… metele la lengua, eso, zorrita… sácale la verga… así se hace, cosita… me gusta que sin que yo te lo pida, hagas lo que las putitas saben hacer con la boca… eso culito, mámale la verga bien rico… mira como traba los ojos este cabrón… ahora siéntate en su verga y dime que sientes… -Ay, Manuel… que rico me coges… que buena verga tienes… es gruesa, cabezona y llena de venas… ¿Te gusta, mi amor, ver como se cogen a tu putita?- Me encanta, perra… mira como tengo la verga de ver como disfrutas de la pija de Manuel… cógetela, hazla gritar, hasta que se venga. Y efectivamente me vine como perra en celo, estos orgasmos deliciosos que me provocaban esas fantasías de mi marido, me tenían preocupada.
Ahora le toca el turno a Andrés. -¿Qué quieres que haga, Andrés?- Quiero cogerte por el culo. -Que rico, pero métemela despacio, que solo tú me has cogido por ahí- Ábrete las nalgas, así te chupo tu asterisco para lubricarte. -Que delicia, guapo… así, mi mango… méteme toda tu lengüita… Aprende, mi amor, mira como me da placer por mi culito este macho rico…ay… que delicia- ¿Estás lista, Anita? Ahora sí te voy a reventar ese culo. -Reviéntamelo, papi, puedes hacer conmigo lo que quieras, quiero ser tu sumisa, tu esclava, tu puta- Que apretadito tienes el culo, pendeja… así, muévelo así… ya ni te quejas… seña que te gusta que te de verga por el culo. -Sí, mi Andresito lindo, mi culo fue hecho para recibir tu verga… dame verga, guapo… así… más, más, por favor… ay, que rico… así… métemela toda…. pero, que delicia… ay… papi… me vengo, me vengooo… meee veeengoooooooo- Yo también putita… mueve ese culo… ya… yaaa… aggggghhhh… ah…
Y cómo siempre, se dio la vuelta y se quedó dormido al instante, estaba como muerto, yo pensaba en lo rico que era coger con este Juan borracho, pero que desgracias que solo bajo los efectos del alcohol podía ser tan buen amante, pero también estaba contenta porque bebimos juntos y no nos metió en problemas, pero lo que más me preocupaba era que yo me excitaba sobremanera siendo usada por sus amigos, ya sé que solo son fantasías, pero me gustaba sentirme esclava de esos hombres y estaba segura que si se hicieran realidad esas fantasías de Juan, estoy segura que no solo me dejaría, yo sería la prostituta más dispuesta a dejarme hacer lo que ellos quisieran, por lo menos ya me había deshecho del viejo verde de Julián, esa noche dormí como bebé.
A la mañana siguiente, el mismo comportamiento, el Juan sano se levantó como si nada hubiera pasado, por lo menos ya había logrado que bebiera solo conmigo, el reto ahora era que me cogiera rico sin necesidad de emborracharse, pero ¿Cómo? Bueno, habría que buscar ayuda profesional. Al llegar a mi trabajo el portero me dijo que me había dejado un paquete, curiosa, corrí a abrirlo, al abrir la bolsa, me encontré con otra bolsa y una tarjeta que decía: Ábrelo a solas. Me fui al baño y había ropa nueva, un conjunto de brasier e hilo color rojo con encajes negros, un pantalón jeans negro, una blusa escotada, roja y unos tacones negros, dentro había otra tarjeta: Este color de ropa te luce mejor, sueño con quitártela algún día, besos. Gitano. Muerta de la curiosidad, me la probé y que buen ojo tenía, todo me quedó perfecto, tendría que mentirle a Juan, tendría que decirle que me lo compré yo; cuando salí del baño traté de descubrir a mi admirador secreto, pero nadie se delataba, al ratito sonó mi celular: Espero te guste mi regalito. -Gracias, pero no debería aceptártelo- No deberías, pero lo aceptas porque te gusta tener un admirador anónimo, mañana quiero verte con esta ropa, besos, bonita, Gitano.
Que bien me sentía siendo admirada, yo sé que para muchas mujeres eso ha de ser normal, pero para mí era totalmente nuevo, desde niña pasé desapercibida a los ojos de los hombres, cuando fui adolescente, todas mis amigas perdieron la virginidad antes que yo, nunca tuve novio hasta que conocí a Juan, a él le pasó lo mismo que a mí, yo creo que por eso nos atrajimos, pero si hubiera sabido que cogía tan mal, me hubiera quedado para vestir santos, de pronto sonó mi celular y era número desconocido: Aló. -Ana, soy Julián, por favor no me vayas a colgar- ¿Qué quieres? -Hacerte un favor, resulta que los muchachos se llevaron a Juan a cenar, porque se enteraron, quien sabe cómo, de que ya borracho ofrece a su mujer, te juro que yo no tengo nada que ver, eso lo supieron por Manuel o por Andrés- ¿Qué quieres? ¿Un diploma? Gracias. Toda la alegría que me provocó Gitano, se convirtió en rabia, ¿Cómo era posible que anoche lo habíamos hablado y ahora había vuelto a caer? seguramente Juan era alcohólico y hasta ahora nos dábamos cuenta.
Cuando salí de mi trabajo, fui a mi cuarto a empacar mis cosas, estaba dispuesta a irme a dormir a la casa de mi hermana, si esto no se resolvía pronto, no me quedaría más que el divorcio, en esas estaba cuando oí que entraban esos tres hombres: ¿Dónde estás putita? Ya vino tu macho y te traje otros dos para que te diviertas. Tocó la puerta de la habitación y como estaba con llave: Abre, perrita, que te queremos dar verga. -¡Déjame en paz, mañana hablamos!- Cómo que está encabronada, ¿Qué le habrá pasado? -Déjala, Juan, otro día, así como fue para tu cumpleaños, nos la preparas y nos la cogemos entre todos- No, Manuel, aquí el hombre de la casa soy yo. -Tranquilo, Juan, es mejor que nos vayamos, ¿Verdad, Manuel?- Sí, Juanito, que pases feliz noche, ¿Me pasas dejando a mí casa, Andrés? ¿O pido un Uber? -Yo te paso dejando, no te preocupes-
Si antes me excitaba su trato obsceno, ahora lo odiaba, me sentía ofendida, mancillada, despreciada… ¿Qué le había pasado a ese hombre del que me enamoré? Casi no pude dormir esa noche, cuando desperté, ya no estaba Juan, solo había una nota sobre la mesa del comedor: Presiento que algo hice mal anoche porque no me dejaste dormir contigo, te pido perdón, por lo que haya hecho, creo que estoy en verdaderos problemas, ayúdame, por favor. Te amo. Tenía tantas ganas de dejarlo a su suerte, pero yo también lo amaba y me daba pena por lo que estaba pasando, así que desistí de irme a la casa de mi hermana, al llegar a la papelera, otro regalito, era una bolsita, por precaución me fui a abrirlo al baño, efectivamente era una bolsita dentro de otra bolsita: Ábrelo en privado. Era un consolador. Espero que no te ofendas, que no lo tomes por el lado obsceno, es para que tus noches sean felices, que este juguetito te de el placer que no sabe darte tu marido y que espero me des la oportunidad a mí de hacerte feliz. Besos. Gitano.
Me sentía asqueada, los hombres eran todos unos animales, mi marido y sus amigos solo querían cogerme y Gitano era igual que ellos, de pronto me llama el portero: Seño, le trajeron esto. -¿Quién?- Un niño, dijo que era para Ana. Era un ramo de rosas blancas y una caja de chocolates, dentro de la caja venía un papel: Gracias por complacerme y ponerte la ropa que te regalé ayer, te ves preciosa, Ana, con respecto al segundo regalo, creo que fui inoportuno, discúlpame, que estas rosas alegren tu mañana y los bombones endulcen tu día. Te beso la boca. Gitano. Por lo menos se había dado cuenta de su metida de pata, pero ¿Quién sería Gitano? Tiene que ser alguien muy cercano porque sabe mucho de mí, creo que debe ser Julián, pero realmente podría ser cualquiera de los tres, hasta pensé que podría ser mi cuñado, pero no, él siempre ha estado muy enamorado de mi hermana y ella sí es preciosa.
Lo que me llamó la atención es que todos los hombres me volteaban a ver, tanto mis compañeros de trabajo, los clientes y hasta la gente de la calle, una compañera me dijo: Que bonita te ves con esa ropa y esos tacones hacen que resalte tu bella figura. Yo se lo agradecí con la cara toda colorada. Al llegar a mi casa Juan me pregunto: ¿Qué hace esa maleta ahí? ¿Pensabas dejarme? -Sí, Juan, pero tu nota de hoy en la mañana me hizo cambiar de opinión- Gracias por quedarte a mi lado, pero… no se qué hacer con mi vida. -Yo tampoco, lo único que se me ocurre es que busquemos ayuda profesional- ¿AA? -O un sicólogo… ¿Tú crees que podrías comportarte como un buen amante, sin tomarte ni un trago?- No sé, probemos. Cenamos, nos bañamos y nos fuimos a la cama, como Juan no tomaba la iniciativa, le dije: Mira, Juan, cuando ya estás borrachito empiezas diciéndome: “Ven, putita, mámame la verga”. ¡¿Yo te digo eso?! Perdóname. No, si a mí me gusta, la primera vez que me lo dijiste sentí raro, pero luego me excitó, prueba a decirme cosas obscenas. -No sé si podré- Prueba. -Voy… ven pu… tita… chúpame… la ver… ga- Yo lo hice para motivarlo y se vino en mi boca, me pidió disculpas de mil maneras y se fue a dormir, yo aproveché el regalo de Gitano, saqué mi consolador, tenía velocidades y vibraba, como nunca había tenido uno, lo puse en la velocidad más baja y me lo metí, ya estaba mojada por haberle mamado la verga a Juan y haberme tragado su semen, luego le fui subiendo velocidades y sentía muy rico como me vibraba adentro y me vine como una cerda.
A la hora del desayuno le dije a Juan que teníamos que resolver este problema de inmediato, que hoy mismo iba a pedir una cita con el sicólogo de mi hermana, ella necesitó uno porque fue violada una noche que le robaron el carro, Juan estuvo de acuerdo y nos despedimos con un beso, más que apasionado, era tierno, solidario, era un beso de apoyo; iba vestida igual, solo me cambié la ropa interior y la blusa, pero el jeans negro y los tacones me los repetí, esos tacones hacía que moviera la cadera y los hombres me volteaban a ver, jamás usaría tenis ni sandalias, que rico es que me vean, algunas mujeres hasta codeaban a sus maridos, muertas de celos, yo me sentía como una reina, era una sensación nueva, pero muy deliciosa, sentía muy rico pasar de la mujer invisible a Gatúbela, hasta yo me reí de mis tonteras, iba pensando que regalo tendría hoy, pero Gitano no me había dejado nada, a media tarde sonó mi celular: Es hora de que sepas quien soy, hoy, cuando salgas del trabajo, te espero en la cafetería que está frente al parque. -Ahí estaré- Estaba muerta de la curiosidad, el reloj caminaba lento, cuando por fin salí, me fui corriendo a la cafetería, al entrar solo había una pareja, me iba a sentar cuando alguien me tapó los ojos desde atrás: ¿Gitano? Me destapó los ojos: ¿Tú?
CONTINUARÁ.