Como decía, me tuve que voltear hacia otro lado para que mi hermana pudiese desvestirse y ponerse el pijama, aunque de reojo pude observar que no se quitó ni el sujetador ni las bragas. Cuando acabó me dijo que ya podía voltear, así lo hice, y cuando me disponía a desestime, ella hizo lo mismo y miró para otro lado, yo por mi parte sí me quité el calzoncillo tipo slip que llevaba, y me puse en pijama, el espacio era pequeño, suficiente para que los dos nos tumbásemos juntos, casi pegados el uno al otro, la primera posición que nos pusimos fue cada uno mirando al lado opuesto, con nuestros culos chocando entre ellos.
Casi de inmediato nos entró el sueño por el cansancio, quedándonos dormidos por no sé cuánto tiempo, hasta la voz de mi hermana me despertó, diciéndome que tenía un poco de frío, seguramente bajaron las temperaturas. Medio dormido aún, me di la vuelta y le dije que se acurrucarse en mi de manera que ahora me daba la espalda, y su culo apretaba un poco mi paquete, la abracé frotandole los brazos y las piernas para que se calentase, ella me lo agradeció, y también mi polla, que de inmediato empezó a crecer, yo en apuros, no sabía como reaccionar, es verdad que los penes son autónomos, se mueven por impulsos y no distinguen si al lado están hermanas, primas o novias.
Yo en ese entonces no tenía novia, había tenido dos con intento en ambas de relación sexual, pero sin penetracion integra por eyaculacion precoz, ello me había llevado a un pequeño trauma que no sabía como lo resolvería con la próxima novia que pille. Mi hermana era unos años menor que yo, sabía que había tenido ligues, no muy oficiales, amigos especiales y eso, pero de lo que no tenía ni idea era de si lo había hecho ya o aún no, a veces creía que sí, pero otras que no.
Mi polla seguía su espiral inflacionario, y yo seguía sin saber qué hacer, mi hermana seguía abrazada a mi, supongo que lo notaría, porque era muy descarado, además el pantalón de pijama, al estar yo sin slip, cedía más todavía, eran 17 cm, empujando al pijama que cubría el cubo de mi hermana. El tiempo pasaba, pero la excitacion no, al contrario iba a más, hasta que empecé a notar, que muy ligeramente, el culo de mi hermana se empezaba a mover, moviendo a la vez a polla que ya estaba mojando el pijama con el líquido preseminal que empezaba a producir. En un principio creí que era un movimiento involuntario de mi hermana dormida, pero luego pude comprobar que lo hacía ella y cada vez con más rapidez. De inmediato apreté más el cuerpo de ella al mío, y para asegurarme del todo empecé yo también a mover mi cuerpo y ver que hacía ella; de pronto nos vimos en unos movimientos ya declarados muy sexuales, mis manos re orrian ya sus piernas llegando al culo y luego por delante rozando su como por encima a del pijama, ella por su parte hizo lo mismo con sus manos acariciando mi culo lo que podía, en ello toqué sus tetas suaves, tersas, deliciosas, ella se estremeció, las toqué más, todo por encima de la ropa que llevaba, al ver que le estaba gustando, metí mi mano por debajo del pijama y sujetador, palpando ambas tetas en piel, eso me hizo excitarme aún más, seguíamos moviendonos al compás de su culo, así que bajé mi mano y metí por debajo del pantalón y de las bragas, hasta llegar al coño depilado de mi hermana, húmedo, suave, súper delicioso, quise meter un dedo, ella se estremeció y me lo impidió, yo seguí tocando alrededor, buscando el clítoris que ni sabía donde estaba, ella se retorcía, y de pronto se dio la vuelta poniéndose frente a mí.
Al vernos, y sin decirnos nada nos unimos en un beso en los labios, al principio rápido y brusco, pero luego ella me llevó a un ritmo cadencial suave, delicioso y muy excitante; mi polla quería salir ya del pijama de lo duro y húmedo que estaba, y la mano de mi hermana le dio gusto, metió la mano debajo del pijama y lo liberó, lo comenzó a mastercard, yo. E quité el pantalón que ya sobraba, ella se quito la camiseta del pijama y yo le ayude con el sujetador, me despojé de la sudadera mía, y por último fui a por el pantalón y las bragas de ella. Quedamos los dos en un Santiamén como nuestra madre nos alumbró, y como nos bañábamos de pequeños, era una situación surrealista, no contemplada ni en mis mejores sueños eróticos, de pronto fue ella quien se puso de espaldas al colchón, y giró mi cuerpo sobre el de ella, abrió las piernas y con su mano derecha, cogió mi miembro y se lo introdujo en su agujero, yo ni corto ni perezoso, empecé a empujar para que entre lo más posible, ella aguanto la embestida, sufría, pero quería que siguiera, a mi también me dolía un poco el roce, pero seguimos forzando, hasta que ella pegó un grito que creo despertó a medio parking, yo me asuste, quise parar, pero ella se repuso rápido y con mi polla todavía integra a pesar del susto, me animo a seguir, más y más y más, un largo rato, que a mí me pareció una preciosa eternidad que no quería que nunca acabase, y de pronto me vino el clima, ella pedía más, yo le daba más, ella me daba palmadas en el culo, yo le daba también, más, más, hasta que quedamos extenuados tumbados sobre la manita, manchada de su sangre mezclada con sus flujos y toda mi leche derramada dentro de ella y que salía a borbotones como si de una cascada se tratase. Os seguiré contando el viaje de vuelta y demás en el próximo relato.