Una tarde descubriendo a Sandra
Fran, que se había quedado solo sin saber que hacer esa tarde, decidió contestar al mensaje de Sandra.
+ Estaría encantado de trepar por ese bonito acantilado, pero ya te dije que solo si estamos solos!
Estaba dispuesto a follarse a esa Nancy exuberante, pero también quería divertirse. Viendo la foto que le había enviado pensaba que Sandra podría dar juego para una buena diversión. A los pocos minutos llegaba un mensaje de ella.
+ No estoy sola en casa, pero tengo un apartamento en el centro que lo uso para cuando me apetece estar sola. Si quieres podemos ir a él!
+ No tengo coche. – respondió Fran.
+ Yo si. Te recojo donde me digas y podemos cenar por allí. Yo corro con los gastos si te portas bien!
A Fran le dio la risa al leerlo. Realmente aquella mujer si que podía dar juego para una buena diversión y decidió seguir con los mensajes.
+ Como tendría que portarme?
+ Últimamente ando mal con las tuberías y necesito una buena revisión de todos los desagües!
Fran soltó una carcajada al leerlo y pensó que aquello podía ser más que divertido. Por el lenguaje que utilizaba, Sandra prometía mucho, pero Fran quería seguir riéndose antes de quedar.
+ De cuántos desagües hablamos?
+ De tres!
+ Y necesitan una revisión profunda?
+ Muy profunda! Hasta donde puedas llegar con la manguera!
Fran volvió a partirse de risa y decidió acabar la conversación aceptando. Le dijo en que calle podía recogerle y se vistió elegantemente dentro de la ropa de que disponía. Un pantalón de lino negro y una camisa de seda fucsia. Sabía que ella iría elegante y no quería discordar. Salió a la calle hacia el sitio donde habían quedado y cuando llegó solo vio dos coches aparcados sin nadie dentro. Era un sitio alejado de su casa y que estaba a medias de construir. Era domingo y sabía que no habría nadie trabajando por lo que era el sitio idóneo para que nadie de que pudiera conocerle anduviera por allí.
Al momento llego un mercedes deportivo de color rojo y se paró al lado de Fran. Se inclinó un poco para mirar a ver quien conducía, pero los cristales tintados se lo impidieron. Se abrió la puerta del conductor y apareció Sandra con un vestido negro con tonalidades granate relativamente corto, pero con una buena raja lateral que dejaba ver gran parte de su muslo. El escote era espectacular, bueno, lo que eran espectaculares eran las tetas que salían entre el. Le parecía increíble lo elevadas que las llevaba, era imposible no clavar la vista nada más verla.
Se encendió un cigarrillo al salir del coche y se fue hasta donde estaba Fran subía en unos altos tacones contoneando las extensas caderas. El vestido era algo elástico y se ajustaba a su estrecha cintura haciendo su figura más sensual además de sexy. Ella lo sabía, y le gustaba explotarlo.
- Que guapo te has puesto! – dijo acercando su boca para que la besara.
Los labios, cubiertos de un carmín rojo intenso, destacaba sobre su piel blanca y su melena rubia bucleada.
- No quería desentonar al lado de una mujer tan bella! – contestó Fran a la vez que le daba un coro beso en los labios.
- Gracias! – contestó ofreciéndole una sonrisa picantona. – No conocía este sitio! Parece muy solitario. Es que no quieres que nadie nos vea?
- He optado por la discreción!
- Me parece bien! – replicó dando una intensa calada al cigarrillo – El restaurante a donde te voy a llevar también es muy discreto!
- Ah, si?
- Si. Podremos jugar un poco si no te da vergüenza antes de subir al apartamento!
Sandra se había quedado muy cerca de Fran y este le pasó la mano lentamente por la cintura hasta bajarla al culo. Lo apretó suavemente y la susurró al oído.
- Para nada! Si te va el morbo de hacer cosas en público estaré encantado!
Sandra siguió fumando con una sonrisa casi inexpresiva mirando las casas que había en construcción.
- Tampoco es que sea excesivamente público, diría que este sitio lo es más!
- Pero si no se ve a nadie, y lo que tenemos delante son viviendas en construcción!
Fran había metido la mano entre la raja del corto vestido y le agarró la carne de uno de los redondos y respingones glúteos. Avanzó hasta la raja que los dividía y tocó la fina tira de tela que se había introducido entre ella. Paso un dedo por debajo para salvarla y rozo el esfínter con la yema del dedo viendo cómo Sandra se mordía el labio inferior al sentir el roce.
- Y a ti, te da morbo lo público? – preguntó Sandra.
- No tengo mucha experiencia. Seguro que tú tienes más!
- Más de lo que puedas imaginar!
- Tanto?
- Mi marido es un verdadero cabron. Me enseñó muchas cosas, cosas que empezaron a gustarme, que me excitaban, y nos lo pasamos de maravilla. Después todo fue cambiando y empezó a pedirme cosas que no me gustaban tanto, hasta que llegó un momento que me negué!
- Y me las vas a contar?
Sandra dio una última calada y tiró el cigarrillo.
- Mejor vamos al restaurante. Estaremos más cómodos!
Sandra echó a andar hacia el coche y dejó a Fran con la mano que tenía en el culo flotando en el aire. Se montaron y pusieron rumbo al restaurante.
El vestido de Sandra se había acordado al sentarse en el cómodo asiento del deportivo y Fran miró los dos hermosos muslos que eran difícil de obviar. Sandra también se dio cuenta que los miraba.
- Te gusta lo que ves?
- Tienes unas piernas muy bonitas!
- Y suaves! Puedes comprobarlo… si quieres!
Fran pensó que le estaba retando, toquetearla mientras conducía, y aceptó el reto. Acercó una mano y comenzó a tocarla las rodillas. Llevó los dedos a la parte interior de los muslos y subió por ellos lentamente. En eso momento salían a la autopista en dirección al centro de la ciudad. El coche era automático, y además disponía de la tecnología más moderna. Cogió una velocidad moderada y activó el sistema para que la mantuviese.
La mano de Fran ya se había introducido bajo la tela y tocaba las bragas. Notó como se abultaban marcando unos protuberantes labios vaginales. Al no tener que usar los pedales, Sandra abrió las piernas cómodamente y los dedos de Fran se introdujeron entre la tela para acceder a la vulva. Era una vulva grande, y la sintió jugosa nada más meter los dedos. Toqueteo todo el interior hasta encontrar el clítoris, y al rozarlo notó como todo el cuerpo de Sandra daba un ligero temblor. Se sorprendió al ver que esa exuberante mujer era más sensible de lo que pensaba, y quiso indagar en las relaciones que había tenido con el marido y por qué habían acabado mal.
- Y que pasó con tu marido? – preguntó sin dejar de toquetear toda la vulva.
- Le gustaba todo lo público, y sobre todo sentir o ver qué alguien nos observaba… ufff!
- Como qué?
- Pues cosas como follar en un cine con gente al lado, en un portal, en el reservado de una disco, hasta una vez en un taxi! Ahhh! – gimió al final de la frase al sentir como un dedo de Fran se introducía en su vagina.
- Te gusta… esto? – preguntó Fran ante algo obvio.
- Si, si! Sigue! Ahhh!
- Que pasó en el taxi! – insistió Fran sin dejar de horadar con el dedo.
- Hizo que me sentara sobre el dándole la espalda para follar mientras el taxista conducía. Se puso en el centro del asiento… ahhh! Y yo me coloqué sobre él agarrada a los cabezales de los asientos delanteros, y empecé a subir y bajar sintiendo como su polla me penetraba… ahhh! Mete dos dedos! Ahhh! – le pidió cortando el relato.
Fran profundizó con dos dedos notando como la enorme raja se abría poderosamente. – Sigue! – le inquirió sintiendo la excitación que le producía la historia.
- El espacio era pequeño, y mis tetas se balanceaban entre los dos asientos delanteros casi rozando la cara del conductor… ahhh! El taxista dividía su mirada entre el frente y mis tetas a cortos intervalos, hasta que mi marido le dijo que podía tocar si quería… ahhh! Ahhhhg! Sigue! – imploró Sandra.
Fran movió los dedos más deprisa notando los temblores de Sandra y al momento sintió como se los mojaba. La corrida fue copiosa, llegando a mojar el asiento, y cuando Fran sacó los dedos, Sandra le agarró la mano y comenzó a chuparlos como si fueran un suculento helado. Fran se excitó aún más al ver esos espectaculares labios, densos y carnosos, recorriendo sus dedos como si fueran una polla.
Cuando acabó de chuparlos dejándolos totalmente secos, puso la mano en el volante y desactivó la velocidad automática.
- Ufff, ya necesitaba algo así! – comentó sonriendo.
Las facciones de su cara habían cambiado. La actitud austera y algo despreciativa, había pasado a cercana y agradable.
- Que más pasó en el taxi? – Fran no quería perderse el final de la historia.
- Pues que el taxista no dudó en alargar una mano y empezar a sobarme las tetas. Yo ya estaba muy excitada y me daba igual, pero acabó parando en una calle poco transitada y se dio la vuelta para ponerse a dos manos. No se si fue el morbo, pero me corrí como una fuente al momento, y el cabron de mi marido le animó a que se metiera en la parte trasera con nosotros. Después hizo que me pusiese de rodillas de lado sobre el asiento. Intenté resistirme, pero al final accedí, y el taxista me estuvo follando mientras le comía la polla a mi marido. El hombre parecía un potro desbocado, y me daba unos pollazos tremendos agarrado a mi culo y provocando que me tragase la polla de mi marido a cada embestida. Los dos se corrieron, uno en mi boca y el otro en mi coño que me lo dejó encharcado. No voy a decir que no disfruté porque mentiría, pero eso fue el principio de lo que estaba por venir.
- Por… venir?
Sandra desvío la mirada del frente para mirar a Fran con una sonrisa perversa.
- Seguiremos hablando en el restaurante. Ya estamos llegando!
A Fran se le aceleró el corazón al ver el restaurante, era el mismo en el que había estado con su tía. No se lo podía creer, pero no dijo nada. Cuando entraron sintió que enrojecía al ver acercarse al metre. Por supuesto el metre solo saludó a Sara con una leve reverencia, y a él solo le sonrió.
- Encantado de volverla a ver, Sandra!
- Hola Fermín! Me has reservado el sitio que te dije?
- Por supuesto, Sandra!
Seguimos al metre mientras yo seguía sintiendo calor en las mejillas, pero él, muy profesional, no hizo ningún signo de conocerme. Nos sentó en otro sitio diferente, incluso más camuflado que donde había estado con mi tía, pero similar en el mobiliario. Un sofá semicircular corrido, mesa redonda con velas, y una luz muy tenue pero que permitía vernos con claridad al estar tan pegados. El biombo era diferente. Éste, en vez de ser de plantas, era un cristal tintado que permitía ver hacia afuera, pero no hacía dentro, es decir, nosotros podíamos ver a algunos comensales pero ellos a nosotros no.
- Te gusta el sitio? – me preguntó al sentarnos.
- Es… bastante íntimo! – sonreí con cierta picardía.
- Lo suficiente para follar viendo a los otros clientes a través del cristal! – aseguró con sonrisa amable, pero perversa.
No sé había cortado en decirlo delante del metre, pero el elegante y servicial hombre no hizo el menor gesto. Nos dejó las cartas y se fue. Creo que me había vuelto a poner colorado, pero no me dejó ni pensarlo. Se giró u poco hacia mí y metiendo las manos bajo la mesa, me desabrochó el pantalón y bajo la cremallera.
Yo me había quedado paralizado, tan solo miraba sus hermosas tetas frente a mis ojos mientras maniobraba con sus manos. Me sacó la polla en pleno estado de erección y se inclinó con rapidez. Al momento sentí como sus gruesos labios succionaban mi capullo y se lo metía en la boca. Varias chupadas brutales lograron que el líquido preseminal saliera para llenar su boca.
Se incorporó pasando la lengua por sus labios y me miró sonriente.
- Ummm, quería sentir este sabor antes de empezar a comer!
Cogió la carta como si no hubiera pasado nada y eligió comida para los dos. Apretó el botón del camarero y a los treinta segundos lo teníamos allí. Le pidió lo que había elegido y se fue de nuevo.
- Me encanta este sitio! Tiene un morbo especial! – comentó besándome con sus poderosos labios.
Sus besos eran entre seductores y devoradores. Rocío toda mi boca con su larga lengua, y me chupó y comió los labios hasta dejarme sin aliento. Yo ya había reaccionado, y apreté sus grandes tetas con deseo. Me sorprendió lo relativamente duras que eran para su tamaño, y con rapidez pensé que ahí había algo de silicona y se lo insinué.
- Ufff, tienes las tetas grandes y duras!
- Antes eran más pequeñas, pero a mi marido le gustaban más grandes y me operé!
- Pues tienen un buen tacto! – le eje como halago.
- Costó una pasta para que así fuera, jajaja! Te gustan?
- Claro!
- Pues puedes tocarlas cuánto quieres, y sobre todo los pezones, que esos si que son naturales y muy sensibles!
Habíamos dejado de besarnos, pero mantenía una mano sobre su pecho. Metí los dedos entre el escote y busque uno de los pezones. Nada más rozarlo su cuerpo dio un estertor, apenas perceptible, me noté como sus labios temblaron. “Pues si que los tiene sensibles! Como se pondrá cuando se los coma?” fue la pregunta que me hice poco antes de que llegara el camarero con las viandas.
Seguía con la polla fuera del pantalón y totalmente tiesa, aunque sabía que el camarero no podía verla. Nada más irse el camarero después de dejar los platos la besé yo rozando uno de sus pezones de nuevo.
- Te gusta cenar caliente?
- Mucho! – contestó con rapidez.
Bajé la mano hasta sus piernas y la metí bajo el corto vestido. Apenas me costó llegar a las bragas, y ella abrió los muslos con rapidez. La estaba mirando a los ojos, y pude notar cierta ansiedad en su cara. Metí los dedos entre la tela con rapidez y toquetee toda la vulva. Todavía estaba húmeda de la paja que la había hecho en el coche, y mis dedos se colaron con rapidez.
Su boca se entreabrió al sentir la penetración y aproveché para meterle dos dedos de la otra mano en la boca. Comenzó a chuparlos al instante con una lascivia casi indecorosa. Moví los dedos del coño con cierto ritmo, y sus chupadas se hicieron más poderosas. Era como estar follándola por el coño y por la boca a la vez. Al momento si cuerpo tembló y sus labios apretaron mis dedos. Sentí como si coño se mojaba de nuevo empapando mis dedos y paré.
Sacó los dedos de la boca para cogerme la mano que mantenía en su coño y llevársela hasta los labios. La olió mínimamente y se metió los dedos impregnados de su corrida en la boca para chuparlos con estupor.
- Creo que me estás entendiendo muy bien! – dijo al dejar de chuparlos – ahora si que voy a cenar a gusto!
Comenzamos a cenar y me acordé del final de la historia que me había contado. “Eso fue el principio de lo que estaba por venir!”
- Y que vino después de lo del taxi? – pregunté sin rodeos.
- Pensé que se te había olvidado!
- No. Lo que pasa es que hemos estado ocupados hasta ahora, y he pensado que sería una buena conversación durante la cena.
Me miró con ojos brillantes, parecía manar fuego de ellos, y acabó contestando con mucha lascivia.
- Supongo que te pondrás más cachondo escuchándome, y eso me gusta, jajaja!
Dio un sorbo al vino y comenta hablar.
- Lo del taxi fue intenso e interesante y nos despertó el morbo a los dos. Al cabo de unos días me propuso llevar un amigo a casa para que mirara mientras follábamos y de entrada no acepté, pero no tardó muchos minutos en convencerme. Vino el amigo a casa y nos pusimos a tomar copas en el salón. Por supuesto yo me había puesto un vestido corto muy sexy, y no tardé en ver cómo le aumentaba el pantalón. Al cabo de un par de copas ya nos habíamos desinhibido bastante, y fui yo la primera que me olvidé que solo había ido a mirar. Se habían sentado uno a cada lado del sofá y mi marido empezó a besarme y a sobarme, y el amigo también me tocaba, pero más tímidamente. Mi marido se sacó la polla he hizo que me inclinase para chupársela, y eso provocó que el corto vestido se arrugara mostrándoselo al amigo casi al completo. No tardé en sentir sus manos sobándolo y metiendo los dedos entre las bragas buscando el coño. Empezó a masturbarme mientras se la chupaba a mi marido y me puso ardiendo hasta perder el control. Después me sirvieron follando los dos repetidas veces hasta acabé los tres exhaustos.
- Me da la impresión de que te lo pasaste bien!
- La verdad es que ese día si. Pero mi marido no se conformó con llevar a un amigo y más adelante trajo a dos, y después de una noche de copas y desenfreno, yo sola con tres tíos, follando continuamente por todos los rincones de la casa…
Sandra se quedó mirando al infinito sin acabar la frase, parecía estar recordando aquel momento y su cara se descompuso ligeramente.
- No sigas si no quieres! – le dijo Fran al ver que la estaba afectando recordar aquello.
- No pasa nada, tan solo recordaba algún detalle. Aquello fue una línea roja que decidí no volver a cruzar, y desde ese momento todo empezó a ir mal con mi marido.
- Joder, la verdad es que tú sola con tres tíos, es un poco fuerte!
Comentó Fran en plan consolador, pero en el fondo la historia le había excitado imaginar esa situación. Pero Sandra no parecía triste, le estaba mirando con sonrisa más bien burlona.
- Jajaja, pero si me lo pasé de maravilla! – contestó sorprendiendo a Fran con su risa – La línea roja la puse para frenar a mi marido, pues no tenía límites, y no estaba dispuesta a que se presentara un día con una docena de amigos!
- Entonces… te gusta follar con varios tíos a la vez?
- Me da igual uno que tres. Lo que necesito es una buena polla que me deje tronchada!
El fuego ya brotaba de sus ojos cuando dijo esa frase y a la vez había vuelto a agarrar la polla de Fran.
- Espero que esta noche me trinches con esto!
Sin darle opciones, se arremangó el vestido y retirando la poca tela del tanga se puso a horcajadas sobre el regazo de Fran. Le sujetó la enorme erección que tenía y comenzó a bajar despacio.
- Ufff, que pedazo de polla que tienes! Es difícil encontrarlas así!
Le había dado la espalda a Fran para poder mirar al resto de comensales que se veían a través del cristal y esto le puso algo nervioso.
- Estas segura de que no nos pueden ver?
- Segura, aunque no me importaría que lo hicieran! Ahhh! Diosss, que rabo!!
Contestó subiendo y bajando sobre la polla de Fran. Él sentía la presión que ejercía la vagina sobre su polla cada vez que bajaba, y no sabía si lo hacía a propósito, o es que realmente la tenía así de estrecha.
- Ahhhh! – casi gritó al metérsela por completo tras varias bajadas.
La penetración comenzó a ser fluida y Fran metió las manos bajo los brazos de Sandra para agarrarle las tetas. Nunca había tenido en sus manos unas tetas operadas y sintió esa dureza diferente.
Sandra seguía jadeando y gimiendo sonoramente, y Fran no se podía concentrar pensando que la estarían oyendo. Sandra emitió dos gemidos de mayor nivel y todo su cuerpo tembló espasmódicamente. Se acababa de correr en un instante sin que el apenas le hubiese dado tiempo a empezar.
Se levantó de su regazo para sentarse en el sofá de nuevo dejando a Fran algo confuso.
- Me corro muy rápido, pero lo hago muchas veces!
Le aclaró al ver su cara interrogante. Se inclinó y le dio varias chupadas hasta dejarle la polla seca. Fran sintió como la engullía por completo y pensó que tenía la garganta más amplia que la vagina.
Se incorporó de nuevo y se tronco otra copa completa de vino con los labios todavía mojados de su propio flujo.
- Buff, ahora sí que estoy ardiendo! Vámonos al apartamento!
Pulso el botón del camarero y pago la cena. Con rapidez salimos del restaurante y cogimos el coche para ir al apartamento. Fran se quedó de piedra al ver que entraban en el mismo edificio donde vivía su tía. “Joder, esto no puede ser casualidad! El mismo restaurante y ahora el mismo edificio!”, pensó algo alarmado.
Se bajaron del coche y cogieron el ascensor. Durante el trayecto apenas pudo pensar, pues Sandra se aferró a él y le devoró la boca como una leona hambrienta.
Fran volvió a alucinar al ver que se paraban en el último piso, el mismo donde vivía su tía. Salieron y se dirigió a la puerta de al lado de su tía. Había cuatro puertas, dos a un lado y dos a otro, y encima era la contigua. Pensó que si estaba su tía y se asomaba por el lateral de la amplia terraza incluso podría verles.
Entraron y le dijo a Fran que se pusiese cómodo mientras preparaba unas copas. Fran salió a la terraza y miró el muro que separaba los dos apartamentos. “Joder, que puede estar ahí detrás!”, volvió a pensar mientras le sobaba la llegada de un mensaje.
Las piernas le temblaron al ver que era su tía.
+ Hola sobrino! Ya he visto que has ligado con mi vecina!
A Fran le dio un vuelco el corazón. “Joder, nos ha visto entrar!”, fue lo primero que pensó, pero quiso averiguarlo.
+ Cómo nos has visto?
+ En el restaurante, cuando habéis salido.
Fran no se atrevía a seguir la conversación. Estaba nervioso, agitado, su corazón latía a gran velocidad sin saber exactamente por qué. Realmente no pasaba nada porque su tía le hubiese visto, pero sentía intranquilidad. Al no contestar al mensaje, Alicia escribió de nuevo.
+ Pues nada, pásatelo bien, y si quieres que os vea follármela en la terraza. Me gusta oírla gritar, jajaja!
Fran sonrió nerviosamente al leer el mensaje, pero no le dio tiempo a más. Sandra llegaba con una botella de whisky y dos vasos con hielos. Se había quitado el vestido y caminaba en ropa interior subida en los altos tacones. Bueno, no llevaba bragas, pero si se había puesto unas medias de cristal sujetas por un liguero rojo, y un sujetador que dejaba los pezones fuera y que apenas podía sujetar las voluminosas tetas.
A bran le dio un respingo la polla que pensó que se le iba a partir.
- Te gustan las vistas? Sin deliciosas de admirar follando, jajaja!
Sirvió el whisky y se bebió el suyo de un trago. Se sirvió otro y lo dejó sobre la mesa.
- No te vas a quitar la ropa?
- Si, claro! – contestó Fran algo sonámbulo mientras se desnudaba con rapidez.
La polla sobresalía de su cuerpo como el estandarte de un gran ejército, y Sandra no dudó en adularla de nuevo.
- Diosss, me pongo ardiendo con solo mirar esa verga!
Fran se había vuelto a sentar sobre una cómoda silla perfectamente mullida mirando el sensual cuerpo de Sandra. Las tiras del liguero hacían su redondo culo más atractivo, y la estrechez de su cintura le flipaba. Ya solo pensaba en cogerla de esa cinturita por detrás y embestirla hasta sacársela por la boca, pero Sandra se puso de nuevo a horcajadas sobre su regazo, aunque esta vez de frente a él. La tetas casi impactaron sobre su cara, y la zarandeó para que los pezones rozaran sus labios. Sujetó la polla y se incrustó de nuevo el capullo esbozando un leve gemido.
- Ufff, que delicia!
Comenzó a moverse con lentitud y Fran volvió a sentir la estrechez de la vagina. Era algo que no podía entender en una tía que había follado tanto, según ella, claro, pero la visión de las tetas pegadas a su cara borró cualquier otro pensamiento de su depravada mente.
Empezó a la lamer los erectos pezones mientras Sandra mantenía el vaivén de su culo provocando una ligera penetración.
- Ahhh, me encanta follar mientras me comen las tetas! – jadeó echando la cabeza ligeramente hacia atrás a la vez que entrecerraba los ojos.
Las lamidas pasaron a chupadas, a succiones, a pequeños mordisqueos, y los jadeos de Sandra se hicieron más sonoros.
- Hay dios, que polla! Como la siento! – susurró con la boca abierta mientras profundizaba más en sus movimientos.
- Te gusta? – replicó Fran sin saber que más decir.
- Me encanta tu rabo, pero también me gusta que me digas lo que soy!
- Y… que eres?
- Una puta, una zorra, una perra salida, ahhh!
Fran ya no podía seguir así, le apetecía empalarla, reventarla, y tiró de la estrecha cintura hacia abajo haciendo que su polla penetrara entera dentro de la estrecha vagina.
- Ahhhhg! – un solo gritó sonoro y gutural fue la respuesta de Sandra al sentir como abría su vagina y se la clavaba hasta el fondo.
Metió las manos bajo el culo y comenzó un movimiento constante mientras le devoraba los pezones. Sandra ya no jadeaba ni gemía, simplemente gritaba cada vez que sus nalgas bajaban y chocaban contra las piernas de Fran.
Al momento se volvió a correr envuelta en fuertes temblores. Tardó unos segundos en recuperarse jadeando sobre la boca de Fran con los ojos desorbitados.
- Diosss, casi me revientas el coño!
- Pensaba que estabas acostumbrada!
- Es que llevo tres meses sin follar, joder!
- Tantos?
- Cuando corté con mi marido, ya solo me follaba por la boca y por el culo, así estuvo dos meses hasta que me harté!
- Ya decía yo que te entraba mejor por la garganta que por la vagina!
Sandra se levantó del regazo de Fran con el coño chorreando. Se pasó la mano por él y se llevó los dedos a la boca para chuparlos. Le gustaba el sabor de sus propios jugos. Se bebió otro baso de whisky de espaldas a Fran mientras esté la miraba el culo con deseo. El adorno de las tiras del liguero le ponían más burro de lo que ya estaba.
Dio un sorbo a su whisky mientras la veía alejarse hasta el muro de la terraza. En ese momento le llegó un mensaje. Era su madre.
+ Estas en casa , hijo?
+ No, estoy en el centro con unos amigos!
+ Es que he pensado ir con una amigo a casa!
+ Tranquila, no iré a dormir. Pásalo bien!
+ Gracias hijo! Un beso!
Fran empezó a pensar en quien se llevaría casa y que es lo que harían. “Joder Fran, pareces gilipollas!” se dijo a si mismo, “pues que van a hacer… follar!”
Fran volvió a mirar el culo de Sandra. Se había apoyado sobre el muro y esa inclinación lo hacía más atrayente. Se levantó desnudo, con la polla sobresaliendo de su cuerpo como si fuera una estaca que le hubiesen clavado. Se pegó al hermoso culo metiendo la estaca entre bajo los muslos mirando como la raja se abría mostrando el amarronado agujero. No estaba totalmente cerrado y pensó en cuantas pollas habrían entrado allí. Puso las manos sobre la espalda desnuda y comenzó a acariciarla despacio.
- Sabes que estoy más caliente que cuando empezamos! – dijo Sandra sin volver la cabeza.
Fran se agarró la polla y puso el capullo contra la raga que pronunciaban sus labios vaginales. La frase era una perfecta invitación para que se la volviera a follar.
Presionó y notó que su polla entraba mejor. Apenas había presión, y fue delicioso para el clavársela hasta el fondo del primer empujón. Sandra se agarró bien al muro suponiendo lo que iba a pasar, y eso pasó. Fran comenzó a bombear a un ritmo continuo y al cabo de un par de minutos Sandra volvió a correrse gritando y temblando, pero Fran no paró. Continuó embistiendo hasta que consiguió que se volviera a correr.
Los gritos de Sandra ya no tenían fuerza, tan solo eran gemidos ahogados, y su cuerpo era como un flan en constante movimiento. Sus piernas chorreaban como dos cataratas de carne por donde fluían sus corridas, pero Fran todavía no se había corrido. Pensó en si tía, estaría en casa? Mirando?. Oteó con la vista la zona donde el muro separaba los dos apartamentos y le pareció ver cómo asomaba parte de su cabeza entre las sombras. Debía de tener la luz de la terraza apagada, y la propia luz de la terraza de Sandra hacía más difícil la visión. Sonrió pensando que lo que veía era parte de la cabeza de Alicia y decidió darle un buen espectáculo.
Sacó su enorme polla todavía dura y empapada, y la puso contra el amarronado agujero. Presionó suavemente sin saber lo que iba a suceder, pero el agujero se abrió con facilidad y engulló el abultado y brillante glande. En ese momento le quedó claro que lo que decía Sandra era verdad, al oscuro agujero le habían dado bastante uso.
Sandra ya estaba completamente curvada, con los brazos apoyados en el ancho muro y las piernas bien abiertas. Esperaba preparada la enorme polla en su culo. Fran presionó algo más, y su polla se fue adentrando en el oscuro agujero hasta llenar la cavidad del recto. El cuerpo de Sandra se tensó al sentir todo el rabo dentro de su cuerpo, pero no dijo nada, ni un gemido, ni un jadeo, ni una queja.
Fran sintió un gran placer al introducir toda la polla y sentir como sus huevos chocaban contra los muslos de Sandra. Cerró los ojos para disfrutar unos segundos de ese placer, y tiró de la polla hacia atrás.
El siguiente empujón fue más rápido, incluso más profundo, y esta vez sí que arrancó un gemido de la boca de Sandra, pero no paró. Comenzaron las embestidas, primero a un ritmo lento, pero se fueron haciendo más rápidas y potentes, y Sandra comenzó a gemir a cada una de ellas.
Ya embestía como una loco, mirando el estupendo culo de Sandra abierto, aplastándose a cada empujón, sintiendo que estaba a punto de correrse cuando Sandra puso una mano en su vientre para que parase.
- Ahhh! Dios, no te corras! Lo quiero todo en la boca!
Se incorporó y se giró frente él sin darle más opciones. Fran notó el olor a whisky que desprendía su aliento, pero a penas le dio tiempo. Sandra se agachó recostando la espalda contra el muro y agarrando la verga con una mano se la introdujo en la boca. A Fran le dio un ligero espasmos al sentir como la mitad de su polla había penetrado de una vez. “Joder, lo tiene todo amplio menos el coño!”, fue lo primero que le vino a la cabeza, pero Sandra no estaba dispuesta a esperar. Comenzó a chupar como un bebe hambriento, y al momento la verga penetraba por completo en su boca.
Fran ya no pudo aguantar más, y notó cómo el torrente de semen recorría su polla y explotaba en la boca de Sandra. No un gesto raro, ni un intento de arcada, la leche salía sin cesar a chorretones y Sandra se lo tragaba todo cómo algo que hiciese a diario hasta que no pudo más y se la sacó de la boca cayendo un par de chorretones sobre su cara.
Fran la miró para ver su cara manchada y su boca abierta inhalando todo el aire que podía. Las tetas contra sus piernas y sus ojos brillantes llenos de ansiedad fue una escena que nunca olvidaría.
Se separó para caer casi exhausto sobre una de las sillas. El corazón le latía a gran velocidad y su respiración hacia que el pecho se hinchará y se deshinchara a gran velocidad. Sandra se había quedado sentada en el suelo con la espalda reposando contra la pared. Sus ojos se habían cerrado y su respiración amainaba lentamente cuando Fran oyó un mensaje en su móvil.
+ Vaya espectáculo sobrino! Ha sido brutal!
+ Lo has visto, tía?
+ No solo lo he visto, me he hecho una buena paja, jajaja!
Fran sonrió mirando la separación de los muros, pero el bulto, que pensó que era la cabeza de su tía, ya no estaba. Se sobresaltó al oír un ronquido. Está Sandra que se había quedado dormida sentada sobre el suelo. A él no le apetecía dormir, y pensó en hablar con su tía.
+ Tienes sueño?
+ Ni un poco! Más bien estoy excitada, jajaja!
+ Me invitas a la última?
+ Por supuesto cariño, pero no hagas ruido que Maka está durmiendo. Dejaré la puerta abierta para que entres cuando quieras.