La comida con la familia de Samuel
Me despegue de su cuerpo y me deje caer sobre la cama. Ella se recostó a mi lado y el olor a sudor y sexo impregnó todo el aire que nos rodeaba.
- Ufff hermanito… me encanta como me follas…
- Me da que te encanta como te folla todo el mundo. – contesté con sorna.
- No seas gilipollas, me gusta follar, pero contigo siento cosas diferentes.
- Ya veo que tu cabeza da para mucho.
- No me digas que no te excita la idea de follar nos a papá y a mamá.
- Me parece algo perverso lo de montar una bacanal entre los cuatro.
- Jajaja, la idea me excita mucho, aunque sé que es prácticamente imposible.
Ella no sabía que parte de su alucinación ya se había consumado, y tampoco podía decírselo. Mi madre me lo había dejado muy claro, pero en mi mente perturbada surgió una alucinación aún mayor que no me corté en contárselo.
- Y que te parece si te folláramos papá y yo a la vez?
- Jajaja, jajaja, eso sí que sería la puta leche!
Su risa fue estridente y descomunal y acabó contagiándome. Menos mal que mi habitación está insonorizada y estaba seguro que no nos habían oído.
- Tu idea me ha puesto cachonda. No quieres echar otro?
Lore no tenía filtros ni tampoco finales, y tuve que echarla de la habitación.
- Anda, tira a ti habitación que si no me tienes follando toda la noche.
Al día siguiente nos levantamos pronto. Lore y mi padre estaban animados, pero noté que mi madre andaba algo más pensativa. En un momento que nos quedamos solos la pregunté.
- Que te pasa?
- No se, creo que está comida no es una buena idea.
- A mí tampoco me apetece demasiado, pero lo mejor será ir y pasarlo bien. Como dice papá, si nos dan buena comida y buen vino habrá que disfrutarlo.
- Pero es que me parece tan raro…
Ya no podía callarme más y se lo conté.
- Te pondré en antecedentes.
Me miró con cara de extrañeza .
- Que antecedentes?
- Supongo que has visto el entusiasmo de Lore, pues eso se debe a que ayer se lo pasó fenomenal con la familia de Samuel, sobre todo con el hermano.
- Pero que me estás diciendo? – preguntó con una sonrisa algo inquietante
- Pues que se tiró al hermano y dejó que el padre la metiese mano.
Mi madre amplió la sonrisa hasta que acabó riendo.
- Jajaja, parece que esta chica me supera.
- Me da que si, porque también está pensando en follarse al padre.
- Joder, y no me lo pensabas contar?
- No había tenido la oportunidad, pero pensaba hacerlo antes de ir.
Mi madre se quedó pensativo unos segundos mirando a la nada, pero vi como su sonrisa se ampliaba hasta acabar en una mueca diabólica.
- Bueno, pues si quieren marcha, les daremos marcha!
- Joder, no me asustes. En qué coño estás pensando.
- Pues en pasármelo bien, jajaja. Creo que me divertiré poniéndolos más cachondos que los ha puesto Lore.
- No se quién me asusta más, si ella o tú.
Los dos nos reímos a carcajadas para después sellar las confidencias con un lascivo beso.
Nos vestimos para la ocasión, según Lore no necesitábamos nada formal, más bien informal pues incluía unos baños en la piscina. Mi padre y yo de pantalón corto y camiseta, bueno el prefirió una camisa de manga corta. Pero Lore y mi madre se pusieron de infarto. Lore con su vestido de licra negro y subía en unos buenos tacones, y mi madre un vestido floreado, más bien corto, que dejaba ver una gran parte de sus estupendos muslos. Se ajustaba a su esbelta cintura y a sus contundentes tetas que si no fuera por el elástico parecía que la iban a estallar por el generoso escote.
Mi padre no dijo nada al verlas así, pero pude vislumbrar una sonrisa pícara en su cara.
- Estáis preciosas! – expresé intentando disimular el deseo.
- A ti que te parece, Paco? – le insinuó mi madre con una sonrisa algo felina.
- Si, si, estáis muy guapas. – balbuceó con algo de timidez.
Le dio un cálido beso en los labios para agradecer su respuesta, algo que hizo que enrojeciesen sus mejillas.
Cuando llegamos al chalet los padres de Samuel salieron a recibirnos. Lore hizo las presentaciones y me di cuenta cómo Daniel, el padre, miraba a mi madre. La verdad es que su cara de salido era total. Pensé que se lanzaría sobre ella en cualquier momento. Era un tío alto, bien parecido y mantenía su cuerpo en buen estado. Si camisa estilo hawaiana cantaba a lo lejos, y el bañador bajo ella es lo único que llevaba. Estaba claro que la comida era informal.
Carmen, la madre, era más bien bajita, tetas medianas y un culazo tremendo. Iba enfundada en un vestido multicolor que se apretaba a sus curvas marcándolas de forma notoria. Su sonrisa era cálida, y nos repartió besos a todos.
- Pasad, pasad! Seguro que os apetece algo fresquito con el calor que hace. – nos dijo amablemente la mujer.
Entramos al salón y aparecieron los hijos, Samuel, de la misma edad que mi hermana, Jorge de veinte años con cuerpo atlético y algo más bajo que yo, y Lucía, de mi edad. Algo más alta que su madre, aunque con un cuerpo parecido. Sus tetas eran más grandes, pero el culazo era calcado. Aunque era morena iba teñida de rubio con el pelo largo, y se había pintado sus labios regordetes de un carmín rojo intenso. Mostraba su gran boca al sonreír, y lo primero que se me ocurrió es que con esa boca la debía de chupar cojonudamente.
Bajamos por unos escalones al jardín donde estaba la piscina. Había un entarimado con el techo cubierto donde estaba una larga mesa rodeada de doce sillas acolchadas. La piscina era bastante grande, de quince metros por cinco. Unos escalones daban acceso por uno de los lados donde había dos ranas de metal en las esquinas soltando sendos chorros de agua. La rodeaba una buena superficie de césped bien cuidado, y por el otro extremo se abría un amplio espacio poblado de árboles y arbustos. Vamos, que era la ostia la extensión que tenían.
Nos sentamos alrededor de la larga mesa y Samuel y Lucía nos sirvieron cerveza, vino y refrescos. Comenzó una conversación animada pero al momento mi hermana le dijo a Samuel que si se bañaban. El aceptó y cuando mi hermana se quitó el vestido para quedarse con el bikini que llevaba debajo creo que todos volvimos la cabeza para mirarla. “Que buena que está la cabrona”, fue la expresión que me dije mentalmente.
Se metieron en el agua y Jorge se metió en la casa sin decir nada. Me dio la impresión de que no se sentía cómodo. Yo me había quedado en una esquina de la mesa y se acercó Lucía.
- Me han dicho mis padres que tú hermana es muy maja. Estuvo ayer, pero yo no estaba.
- Si que es maja. La verdad es que me llevo muy bien con ella.
Lucía llevaba unos shorts y una camiseta ajustada que hacía más exuberantes sus tetas. Ella lo sabía, y se movía sinuosamente a pocos centímetros de mi haciéndolas notar más.
- Yo también me llevo muy bien con mis hermanos, sabes. Sobre todo con Samuel, y ahora estoy un poco celosilla, jajaja. – comentó mirando hacia la piscina.
Lore y Samuel jugueteaban, se abrazaban y se besaban sin cortarse.
- Supongo que aunque le guste Lore, te seguirá queriendo igual.
Me miró con una sonrisa que no pude definir. Parecía que iba a decir algo, pero después de unos segundos de miradas intensas…
- Tú tienes novia?
- Soy joven, y no me apetece de momento una relación seria.
- A mí tampoco, me gusta picotear, jajaja.
- Y… picotead mucho?
- Menos de lo que me gustaría, jajaja.
- Pues no creo que tengas problemas con los chicos, me pareces una chica… muy sensual.
- De verdad que te lo parezco? No sé… tendría que adelgazar un poco.
Cuando acabó la frase se quitó la camiseta mostrando las grandes tetas que apenas podía contener el bikini. Después se puso de pies y se quitó los shorts. Noté como la polla me daba un respingo al ver toda esa sensual carne.
- No te parece que tengo algo de tripita? – comenzó pasándose una mano por el vientre.
Algo tenía, pero me pareció que le daba un sexapil especial. De hecho mi polla me dio otro aviso y noté que la erección era inminente.
- Me gusta esa tripita. Te queda muy sexy.
- Jajaja, eres una halagador.
- Por qué no nos damos un baño? – dije quitándome la ropa con rapidez.
- Vale.
El bikini amarillo la hacía más portentosa, era imposible mirarla y no pensar en echarla un polvo salvaje. Esas tetas ese culo, esos labios, te sacaban la depravación más profunda. Según me deshice de la ropa me lancé al agua para evitar que se me notará la erección que comenzaba, y Lucía se lanzó tras de mí. Cuando salí a la superficie y me giré ya tenía a Lucía pegada a mí. Casi me asusté al sentir el roce de sus enormes tetas.
- Vaya, pues si que te has lanzado deprisa. – me dijo rozándome.
- Es que… bueno, no te voy a engañar. Cuando te has quitado la ropa y te he visto en bikini… se me ha empezado a poner dura. – le dije intentando poner una sonrisa pícara.
- Jajaja, veo que sigues halagándome. – rió posando un brazo sobre mis hombros. – Creo que tú hermana también se la puso dura ayer a Jorge.
- Ah, si?
- No te ha contado nada?
- Pues no. Que me tendría que haber contado?
- Joder, no puedo evitar ser una cotilla, jajaja.
- Yo también lo soy, venga, cuéntamelo.
Ya no era un roce, ahora una de sus tetas se aplastaban contra parte de mi pecho. Instintivamente la agarré por la cintura y sentí la frondosa carne entre mis dedos.
- No sé si te debería contar esto, al fin y al cabo es tu hermana.
- Y qué. Ya es mayorcita y libre de hacer lo que le apetezca.
- Vale, te lo contaré. Me da que le va bastante la marcha y que con Samuel no tiene bastante, jajaja.
- La verdad es que es muy joven para quedarse con un solo chico. Supongo que acabará picoteando como hacemos nosotros.
- Mi hermano Samuel es un buen chico, pero algo pardillo, todo lo contrario que Jorge, que es muy avispado y no se pierde una.
- Me estás intentando decir que ayer mi hermana se lo montó con Jorge?
- Jajaja, ya te he dicho que soy bastante cotilla y se lo saque todo.
- Me parece bien. Tan solo espero que disfrutara.
- Pues según Jorge… disfrutó de la leche, jajaja.
Por supuesto yo ya lo sabía todo, pero me lo estaba pasando bien oyendo como me lo contaba.
- Y tú, disfrutaste oyéndole?
- Buff, tuve que masturbarme después, jajaja. Es que soy muy caliente.
Cada vez se apretaba más contra mí y mi polla me reventaba intentando escaparse del bañador.
- Si sigues así no podré salir del agua.
- Todavía la tienes dura bajo el agua?
- Más a cada minuto que pasa.
No hizo ningún comentario, tan solo metió la mano y me agarró todo el paquete que se había formado. Vi cómo abría los ojos al sentir la dureza, o quizás el tamaño por su afirmación.
- Joder, te va a reventar el bañador! – expresó con algo de asombro.
- Eso es lo que intento decirte.
Sin soltarme el paquete su cara cambio de forma diabólica.
- Quieres que vayamos a mi habitación?
Ahora el que se asombró fui yo.
- Así… delante de todo el mundo?
- No se los tuyos, pero mis padres son muy abiertos para estas cosas
Me lo pensé unos segundos mirando como retozaban en el agua Samuel y mi hermana, y mis padres seguían con una animada conversación con los de Lucia
- De acuerdo, pero me tendrás que soltar un par de minutos para que esto se me baje. No quiero salir con una tienda de campaña.
Rió ante mi comentario , pero me soltó. A los dos minutos salíamos de la piscina sin que nadie nos prestaste atención, o eso es lo que me pareció. Ponía una mano tapando el bañador para que no se notara parte de la hinchazón que todavía mantenía. La seguí mirando como se movían sus prominentes glúteos al subir las escaleras. El tanga que llevaba los dejaba completamente al aire y la tira que bajaba por el centro se perdía entre la enorme raja.
Volví a pensar en el polvo salvaje que tenía esa muchacha y mi polla dejó de bajar para comenzar a subir de nuevo. Entramos al salón y subimos por las escaleras que acababan en un ancho pasillo que daba acceso a las habitaciones. Las escaleras no acababan ahí y le pregunté.
- Hay más habitaciones arriba?
- No. Arriba hay una boardilla y el resto es terraza. Después si quieres te la enseño.
Tiró de mi mano y entramos en una de las habitaciones. Era grande, y la cama también. Una mesa con el ordenador y una silla giratoria, dos cómodos sillones y un armario que ocupaba toda una pared con las puertas correderas de espejo era lo que componía la habitación. Tan solo me extrañó ver un andador del que usan los ancianos.
- Tienes un buen espejo. – es lo primero que se me ocurrió.
- Es que… me gusta verme cuando me follan, jajaja.
Sin darme tiempo a más, se agarró a mi cuello y sus gruesos labios taparon mi boca. Fue un beso ansioso, casi desgarrador, en el que sentí la fiera que esa chica llevaba dentro.
- Te traes muchos chicos a casa?
- No exactamente, jajaja. Es difícil de explicar.
- Prueba a ver.
- Tú hermana parece de mente abierta, la tuya es igual?
- Bastante abierta.
- Nunca has jugado con tu hermana… a los médicos?
La pregunta me resultó graciosa, aunque rápidamente entendí por donde iba. Le di una respuesta ambigua para que siguiera.
- Cuando éramos más pequeños.
- Jajaja, eso hice yo con mis hermanos, pero hemos continuaron de mayores.
Entendí claramente que se lo montana con sus hermanos y me sentí menos depravado. Sus tetas se aplastaban contra mi pecho y podía sentir su mano metiéndose por encima del bañador.
- Dios mío, que polla! – fue su expresión al abrazar el endurecido tronco con sus regordetes dedos.
Parecía ansiosa, y no esperó más. Tiró del bañador hacia abajo y mi rabo saltó fuera de la tela a la vez que los huevos. Se quedó mirándolo como hipnotizada, a la vez que lo sujetaba con una mano y con la otra manoseaba los huevos. Se agachó lentamente y sacó su larga y carnosa lengua para lamer el capullo.
Lo hizo con deleite, disfrutando de ello. Era como si en ese momento yo no existiese, tan solo mi polla. Después lo engulló para darle varias chupadas, chupadas lentas pero potentes.
- Ufff, lo haces muy bien. Te gusta chupar pollas? – le dije de forma casi grotesca.
- Me gusta sentir el sabor a polla en la boca antes de un buen polvo.
Sus gruesos labios comenzaron a avanzar por el tronco provocando que se me tensará hasta el culo. Comencé a imaginármela follando con los dos hermanos, se lo habría montado con los dos a la vez? Ese pensamiento provocó que me pusiese más salido. Sus labios solo llegaban hasta algo más de la mitad de la polla, y aunque me apetecía cogerla la cabeza y rollarle la boca, no quise forzar la situación. Tenía ganas de ponerla a cuatro patas y ver su hermoso culazo mientras me la follaba, y eso es lo que la propuse.
- Que tal si me enseñas ese culo tan hermoso que tienes? – le sugerí en forma de pregunta mientras apretaba la carne de sus tetas.
- Te ha gustado, eh!
- Como no me va a gustar. Tienes un culazo estupendo!
- Jajaja, a mis hermanos y a mi padre les encanta, incluso más que el de mi madre.
Joder lo que me acababa de soltar. Necesite varios segundos para asimilarlo. Eran demasiadas cosas resumidas en una frase tan corta. Mi mente de salido interpretó que se la tiraban todos, incluido su padre, pero intenté que fuese más explícita de una forma suave.
- Que pasa, que te lo tocan a menudo?
Se dio la vuelta y miró hacia el espejo. Los dos nos reflejábamos con una sonrisa pícara, más bien perversa. Se levantó las tetas con las manos mirándose como lo hacia. Sabía que su cuerpo de abundante carne excitaba a los tíos y parecía sentirse orgullosa de ello.
- No sólo me lo tocan, también me lo abren. – dijo sin dejar de mirarse a la vez que se pasaba la lengua por los labios una forma lasciva y sugerente.
Estaba tras ella y metí las manos por debajo de sus brazos para abrazar las hermosas tetas apenas tapadas con el bikini. Dio un suspiro largo y profundo al sentir como mis dedos se hundían en la carne.
- Ufff, como me gusta que me soben…
Tiré del bikini hacia abajo y dos gordos pezones como cerezas de piel más oscura afloraron ante el espejo. Se pusieron como piedras al roce de mis dedos, y sus suspiros aumentaron en intensidad. Restregaba la polla contra su culazo y mi mente se perturbaba más a cada segundo.
Bajé una mano para tirar del tanga hacia abajo hasta hacerle caer al suelo. Sin decirla nada, se inclinó y apoyó las manos sobre el espejo si dejar de mirar mi cara a través de él. Metí la mano entre sus muslos y palpé sus carnosos labios vaginales. Eran tremendos, y por la raja que formaban ya pude notar una gran humedad.
- Notó que ya estás calentita.
- Calentita? Estoy ardiendo! Vamos, métemela despacio, quiero sentir como entra cada centímetro! Me pidió con deseo.
Tiré de mi bañador hasta hacerle caer al suelo y me deshice de él con rapidez. Apunté el capullo entre la ardiente raja perfectamente depilada y se abrió como una fruta madura. Apreté con suavidad y mi polla avanzó imparable ajustándose entre su caliente vagina.
Del primer intento entró hasta algo más de la mitad. La suave presión de la vagina parecía impedir la penetración completa, pero a la vez ea un estímulo delicioso.
- Ahhh, diosss! Que grande es!
Aproveché para sonsacarla algo más.
- Las de tus hermanos no son tan grandes? – le pregunté mientras le daba el segundo apretón.
- Ahhhhg! No, que va! Sigue, sigue!
- Y la de tu padre? – me atreví a preguntar en el tercer empujón cuando mi polla penetró por completo.
- Ahhhhg, diosss! Es el que más grande la tiene, pero no tanto. Ahhhhg!
Me acababa de confirmar que se la follaban todos. Tan solo me quedaba saber que pasaba con la madre.
Ella no dejaba de mirar mi cara de salido a través del espejo y yo tampoco dejaba de mirar la gran raja de su hermoso culo. Le abrí las nalgas y contemplé el sonrosado agujero. Lo roce con un dedo y latió con vida propia. Comencé a bombearle el coño a un ritmo lento mientras con el dedo maniobraba en su orto. El sonrosado agujero se abrió de una forma sorprendente y pensé en cuántas veces la habrían abierto ese culazo.
Comenzó a gemir, jadear, incluso gritar ahogadamente, y su cuerpo se convirtió en un flan tembloroso. Sentí como toda su carne vibraba y su vagina empapaba mi polla. Seguí bombeando al mismo ritmo disfrutando de su cuerpo tembloroso, era algo delicioso sentirla con esa vibración constante mientras me la follaba.
Al poco me sorprendió corriéndose de nuevo. No me esperaba una segunda corrida tan rápida, pero me pareció perfecto para cambiar de agujero.
Saqué la polla de su coño completamente empapada, y la apunté en el ya abierto agujero de su culo. Apreté…
- Ahghgggg… cabron…
- No te gusta?
- Síii, pero es que es muy grande joder!
- Pues solo te he metido la mitad.
- No te preocupes, que te entrará entera, pero aprieta despacio, no quiero que me lo revientes.
Empujé despacio varias veces y aquella hermosura se abrió como un volcán en plena erupción. Estaba totalmente cabestro, y al sentir como los huevos chocaban contra su culazo empecé a embestir como una fiera. Se metió los dedos en el coño y comenzó a pajearse al ritmo de mis embestidas. Ya estaba desquiciado, y mi polla estalló en lo más profundo de su recto.
Ahora los temblores pasaron a espasmos, y la muy guarra acabó meándose a la vez que se corría. Cuando saque la polla sus piernas temblaban como si las sacudiera un terremoto. El charco que había formado en el suelo era de buen tamaño, y me retiré para derrumbarme sobre la cama. Ella me siguió tambaleándose y acabó recostada a mi lado.
- Diosss, ha sido bestial! Nunca me había corrido así!
- Es que te has meado! – exclamé sin fuerzas para reírme.
- Por eso lo digo. Es la primera vez que se me escapa el pie y ha sido la ostia!