Una familia sorprendente
- Entonces… te ha gustado? – pregunta impertinente.
- Buff, tengo el coño ardiendo. Que digo el coño, es todo el cuerpo. Y a ti, te ha gustado?
- Tienes un culo precioso, y me ha encantado disfrutar de él.
- Te ha faltado calentármelo, jajaja.
- A que te refieres?
- Pues a darle unos buenos azotes antes de reventarlo.
- Eso es lo que te hacen tus hermanos?
- En casa eso ya es una rutina. Cada vez que pasan a mi lado o al lado de mi madre nos atizan, jajaja.
Era el momento de indagar sobre la madre.
- Y tu madre, que opina al respecto?
- Le va la marcha, jajaja.
- Lo de los azotes o… algo más?
- Algo más, jajaja. También le gusta que la den bien.
- Entonces, Samuel y Jorge… también la dan? – le pregunté sin rodeos.
- Casi a diario. Ni te imaginas lo salidos que están, jajaja. Aunque tiene debilidad por Samuel. Creo que es porque lo maneja mejor y hace todo lo que ella le pide.
Vaya con la familia de Samuel, quién lo diría al verle a él, tan friki, tan tímido, tan recatado. En ese momento pensé donde se había metido mi hermana, sabiendo ya como era sabía que ese muchacho no le duraría mucho, pero quizás la madre y la hermana se sintiesen amenazadas si mi hermana estaba dispuesta a follarse al hermano e incluso al padre. Por otra parte estaba el tema de que nos hubiesen invitado. Si sentían amenazadas que pretendían con la invitación? Había algo que no me terminaba de cuadrar.
- Que te parece que mi hermana se folle también a Jorge? – le pregunté de improviso.
- Jajaja, no será la primera que venga a comer y se lo folle.
- Soléis invitar a la gente así, sin apenas conocerla?
Su mirada perversa volvió a aparecer.
- Te contaré un secreto si prometes echarme otro polvo tan bestial como el de antes.
- Dalo por hecho. Incluso más brutal si es lo que te gusta.
Acarició mi polla arrugada y beso el mojado capullo. Su carnoso cuerpo extendido a mi lado era una visión deliciosa mientras charlábamos.
- No sois los primeros invitados a una comida de estas características.
- Que características? – pregunté con interés.
- Bueno, a mi familia nos gusta a todos mucho el sexo, casi diría que es un puto vicio genético, y después de follar entre nosotros hasta hartarnos, mis padres decidieron probar a hacer amistades digamos… de carácter sexual. Vosotros sois ya los cuartos, jajaja.
Llevaba una semana asombrándome de las cosas que estaban ocurriendo en mi familia, pero lo de la familia Samuel ya pe pareció surrealista. Se me vino a la cabeza mis padres. Estaba seguro que a mi madre incluso la divertiría eso, pero y a mi madre? Lo mismo le daba un infarto si se enteraba de toda esa promiscuidad. Casi me asusté pensándolo, y le dije a Lucía que teníamos que bajar ya.
- Baja tu, que yo necesito una ducha. No quiero que me vean con este calor que me has provocado.
Me puse el bañador y bajé con rapidez , necesitaba saber lo que estaba pasando. Cuando salí al jardín vi a mi madre sentada sola tomándose un refresco bajo la sombra. Me sorprendió la risa de mi padre, que para mí asombro estaba jugando en el agua con Carmen, la madre de Samuel.
- Hola mamá.
- Hola hijo. Que tal lo has pasado con la rellenita? Folla bien? – me preguntó con sonrisa pícara.
- Se ha notado mucho? – le devolví la sonrisa.
- Aquí parece que nadie disimula nada. Tú hermana se ha subido con Samuel. El padre me ha estado metiendo mano en la piscina, como me advertiste, y ahora papá se está poniendo ciego con las tetas y el culo de la madre.
Me lo dijo con mucha naturalidad, como si fuese algo normal.
- Y a ti no te importa? – le pregunté sin darme cuenta de la propia pregunta.
- Como quieres que le reproche algo así después de lo que yo hago. Sería una hipócrita.
- Llevas razón. Era una pregunta impertinente.
- Más bien es un alivio para mis remordimientos. Si te digo la verdad, espero que se la folle y se lo pase bien.
- Menuda familia! Si supieras lo que me ha contado Lucía.
- Jajaja, no necesito saberlo. Está bien claro que nos han invitado para follar. De hecho Daniel, después de meterme mano por todo el cuerpo en el agua, me ha invitado a conocer la casa. Sabía que era para follar, pero en ese momento no me apetecía y le he dicho que después de comer.
- Y te lo vas a follar? – le pregunté con brusquedad.
Me miró dándose cuenta de mi cara. Me acarició la mejilla y después me dio un cálido beso sobre ella.
- No está mal el hombre, aunque me gustan algo más jóvenes.
Su mirada era cálida, pero a la vez intensa. Ya no sabía si se refería a mí, o tan solo me estaba vacilando. En ese momento me acordé de Jorge.
- Y Jorge, el otro hijo?
- Te noto algo celosillo.
- No, que va! – contesté algo nervioso.
En el fondo si que me sentía un poco celoso. El puto egoísmo había tocado mi mente.
- Pues no lo sé. Desde que se fue no ha vuelto a aparecer.
En ese momento salieron del agua Carmen y mi padre.
- Voy a enseñarle a Paco el solárium que tenemos arriba. – hizo una pequeña pausa y preguntó por compromiso – Queréis venir?
- No, no. Subir vosotros que aquí se está muy bien. – contestó mi madre con rapidez.
Desaparecieron por las escaleras que daban al salón y nos quedamos mi madre y yo solos. Aunque mi madre los había calado rápidamente yo quería contarle lo que me había dicho Lucía.
- Pues si que nos han invitado para follar, pero… no somos los primeros.
- Ya he notado que no es la primera vez que hacen esto. Lo que no se es si tú hermana se ha dado cuenta o tan solo tiene la mente ocupada con el sexo.
- Pues me da que es lo segundo. Ya te comenté que estaba pensando en follarse hasta al padre. Lo que no sé es que pasará cuando se entere de cómo funcionan.
- No te preocupes. Acaba de conocer cómo es, y ahora tendrá una época que no querrá parar. Cuando sacie su ansia inicial , es decir, cuando se canse de esta familia, buscará más aventuras.
Me quedé algo confuso. Mi madre vaticinaba el futuro con una seguridad absoluta y me hizo pensar en mí, en que posición quedaba yo en ese futuro.
- Crees que se olvidará de mi? – pregunté con cierta temeridad
Por una parte no quería que anduviera todos los días pidiéndome sexo, pero por otra tampoco deseaba que se acabara completamente.
- Eso ya no lo sé. Dependerá de cómo le vayan las aventuras.
Mi madre notó mi cara, quizás algo abatida, y después de tomar la cerveza me propuso que nos diésemos un baño. Cuando se quitó el vestido y la vi enfundada en su pequeño bikini naranja mi ánimo volvió a resurgir. Nos metimos en el agua y jugueteamos animadamente. Estábamos solos, y tocarla, sobarla y besarla, me puso en plena forma de nuevo, a mí y a mi polla.
Ya era la hora de comer, y apeteció mi hermana la primera. Parecía deseosa de contarnos algo, pero no pudo al aparecer los demás de inmediato.
La comida fue entretenida y amena, y los chascarrillos y las risas fueron aumentando según mermaban las botellas de vino. Carmen resultó ser muy divertida y los chistes los contaba de tal manera que aunque eran conocidos nos hacían bastante gracia. A todos menos a Jorge, que no tardó en retirarse.
Al rato de terminar mi padre se quedó sobado en la propia silla donde estaba (seguramente que por el vino). Daniel y mi madre se escabulleron con sigilo cuando Carmen se fue a la cocina a por más hielos y más bebida. A Lucia la habían llamado por teléfono y se fue para hablar en privado. Samuel dijo que se iba a echar una siesta, y mi hermana le dijo que subiría en diez minutos. Seguía deseosa de contarme algo y vio la oportunidad al quedarnos solos, bueno, excepto mi padre que roncaba a bajo volumen.
- Joder, si te cuento lo que he visto no te lo crees!
Ya era capaz de creerme cualquier cosa con toda la información que tenía, pero ella parecía sorprendida.
- Pues cuéntamelo! – le exclamé mostrando interés.
- Prepárate… he visto a papá follándose a Carmen en la boardilla!
- No me jodas! – intenté parecer sorprendido.
- Como te lo cuento. Cuando salía de la habitación de Samuel les he oído subir por las escaleras y les he seguido. Me he quedado al borde de la puerta escuchado y e empezado a oír a papá decirle a Carmen las cosas que le dice a mamá.
- Que cosas?
- Pues ya sabes, putita, guarrilla, zorra, ese tipo de cosas, y no veas como se ha puesto Carmen de calentorra. Le ha dicho que era un potro salvaje y que deseaba que la montara. Se ha inclinado sobre una mesa y papá se ha puesto a atizarla como si le fuese la vida en ello. Creo que nunca había visto a papá tan bruto.
- Con ese culo no me extraña. – exclamé sin pensarlo.
- Pues no veas que azotes le daba mientras se la follaba! – exclamó ella – Lo que no se es que pensará mamá si se entera.
Tenía que darle una salida a sus pensamientos. Estaba excitada, pero a la vez preocupada.
- Bueno, mamá tampoco es una santa. A lo mejor también se lo está pasando bien ahora con Daniel.
- Tú crees?
- Tú misma me dijiste que Daniel te estuvo metiendo mano. Supongo que lo intentará con mamá.
- Madre mía, vaya follón. – pensó sintiéndose algo culpable.
- Tranquila, si los dos se lo pasan bien no habrá problemas. Y tú, que tal con Samuel?
Su cara cambio , y ahora su expresión era casi diabólica.
- Ufff, ha sido la ostia! Después de follarme como un verraco ha entrado Jorge y me han follado los dos.
- Los dos a la vez? – aunque me lo esperaba me sorprendió.
Era una de las cosas que tenía prevista mi hermana, aunque no suponía que lo haría estando todos allí.
- Síii! Buff, no veas cómo he disfrutado.
- Pero… como ha sido?
- Primero se ha tumbado Samuel y me he puesto de rodillas sobre el a chupársela, y mientras, su hermano me daba por detrás, y no veas lo guarra que me he puesto. Cuando han acabado estaban más salidos que al empezar, y me he arrodillado sobre la polla de Samuel para metérmela en el coño, y cuando la tenía dentro, Jorge se ha puesto detrás y me ha metido el culo, pero bien metida. No veas cómo apretaba el muy cabron.
Según me lo contaba sentía como mi polla me daba latigazos bajo el bañador. La erección era inevitable y temía quedarme yo solo en la piscina con la polla como el pedernal, pero en ese momento llegó Carmen con las bebidas y los hielos, y casi fue peor porque mi hermana aprovechó para irse. Menos mal que estando sentado se me notaba menos el abultamiento.
- Vaya, nos han dejado solitos. – me sonrió Carmen.
- Bueno, así podremos charlar un rato. – contesté por decir algo.
Carmen llevaba el vestido ajustado multicolor con el que nos había recibido que se apretaba a sus tetas marcándolas de una forma espectacular. Llevaba el bikini debajo, pero así vestida se mostraba mas sexy. Después de servir una copa para ella y otra para mí, se sentó a mi lado mirándome con descaro el bañador.
- Te ha gustado la comida?
- Estaba todo muy bueno.
- A tu padre parece que le ha sentado bien el vino. – dijo mirando como roncaba.
- Debe de estar cansado. – contesté recordando lo que me acababa de contar mi hermana.
Lo pilló a la primera, y sin cortarse me contestó.
- Uf, la verdad es que se ha comportado como un verdadero potro salvaje.
Su descaro era tal que me dio pie a que le dijera cualquier burrada, y eso es lo que hice.
- Con una yegua como tú, creo que cualquier hombre se convertiría en un potro salvaje.
Su carcajada fue realmente escandalosa, pero mi padre no se despertó.
- Tú también… te convertirías? – dijo pasándome la mano por el regazo con más descaro.
- Depende a lo que estuviera dispuesta la yegua.
Me miró con ojos felinos a la vez que se pasaba la lengua por los labios. Fueron unos tensos segundos de espera hasta que dijo.
- Si a esta yegua la calientan bien… está dispuesta a todo.
- Que sepas que este potro cuando se pone salvaje… es muy salvaje.
Con mis palabras pretendía asustarla, pero el efecto fue el contrario, parecía que se animaba más. Acercó su boca a la mía y lamió mis labios.
- Cuanto más salvaje más zorra me pongo.
Ya estaba todo dicho, ella estaba deseando que me la follara y yo como loco por darle unos buenos pollazos.
- Y donde me vas a llevar para que nos desboquemos?
- Este jardín es bastante grande, y al fondo hay una caseta de aperos muy cómoda.
Se levantó con la copa en la mano y la imité siguiéndola. Anduvimos casi cien metros sorteando árboles y arbustos hasta que llegamos a la caseta. Mire hacia detrás y ya no se veía la casa. Los árboles y arbustos fabricaban un muro natural. Abrió la puerta y entramos. No había ventanas laterales, tan solo una grande en el techo. Había una mesa y dos sillas y un camastro con un grueso colchón. Aquello más que caseta de aperos tenía pinta de picadero.
Se quitó el vestido para quedarse en bikini. Un tanga negro y un pequeño sujetador a juego. El cuerpo era como el de Lucía, aunque con algo más de culo, un culo tremendo. Estaba orgullosa de él y no tardó en girarse de una forma sexy para mostrármelo. Sus nalgas vibraban a cada movimiento y la tira del tanga se hundía perdiéndose entre la gran raja.
Se dio ella misma un azote provocador a la vez que me decía.
- Que te parece esta yegua? Te apetece una cabalgada salvaje?
- Muy salvaje! – exclamé dándole un buen azote.
Se volvió a girar para ponerse de frente y miró de nuevo al abultamiento de mi bañador.
- Me ha dicho Lucía que eres un potro con una buena verga.
Estaba claro que me pedía que se la enseñará, y eso hice. Tiene del bañador hacia abajo y salto la polla fuera de la tela completamente erecta.
- Joder, pues llevaba razón! – contestó con los ojos muy abiertos a la vez que le daba un buen trago a la copa.
- Te gustan grandes? – le pregunté con prepotencia, pero me cortó por lo sano.
- La tienes grande, pero no creas que es la más grande que he visto.
- Que has visto?
- Que he visto y que me han metido, jajaja.
- Y te lo pasaste bien con una polla… tan grande?
- Ufff, era un negro guapísimo y fue un poco duro pues no me entraba entera en el coño, pero cuando me la metió en el culo casi me la saca por la boca, jajaja.
Su descaro hablando de pollas era total. A Lucía le gustaba el sexo fuerte, pero su madre parecía superarla. Comencé a besarla por el cuello mientras la sobaba su tremendo culazo.
- Ummm, me encanta que me pongan bien caliente antes de follar.
Tiré del pequeño sujetador y unos gorditos pezones se asomaron por encima de la tela. Pasé la lengua por uno y después por el otro y adquirieron una dureza extraordinaria. Eran como dos piedras sobre saliendo en el medio de dos pequeñas montañas.
- Joder, ufff, tu si que sabes poner a una mujer calentita.
Me agarró la cabeza y la apretó contra sus tetas.
- Ufff, si chupas más fuerte cariño… harás que me moje antes de metérmela.
Comencé a chupar como un bebé ansioso en busca de su leche materna, aunque dudaba que pudiese sacar leche de esa hembra. Chupé con tantas ganas que casi la arranco los pezones, pero no sé quejó, para mi sorpresa gemía temblando como un flan apretando más mi cabeza balbuceando su placer.
- Ahg, diosss! Como me gusta cabron!
Bajé una mano palpando entre sus tremendos muslos y encontré la fina tela que apenas podía tapar sus gruesos labios vaginales. Con rapidez abrió las piernas pidiendo mis dedos y retire la tela para meter dos entre la raja.
Aquello era un volcán emplean erupción. El flujo que desprendía era como lava ardiente, y mis dos dedos penetraron hasta que los nudillos hicieron tope. Sentí la inmensidad de su coño y pensé la de pollas que habrían entrado en ese caliente agujero. Me acordé de lo que me había dicho Lucía, sería verdad que sus hijos se la follaban a diario?
Sin dejar de frotarla con los dedos le pregunté.
- Disfrutan tus hijos follándote?
- Ahhh, ya se ha ido Lucía de la lengua.
Sabía que si la mantenía caliente me lo contaría todo y continúe pajeándola a la vez que la daba fuertes succiones a los pezones.
- Es verdad que te follan a diario?
- Ahhh, y varias veces, diosss! Méteme más dedos!
Hice lo que me pedía y juntando todos los dedos de la mano se los metí hasta que se introdujeron las falanges. Sus gemidos se hicieron más sonoros y noté como movía la pelvis para aumentar el ritmo de la penetraciones.
- Ahhh, diosss, que puta me has puesto!
Desde luego que era una putita de cuidado. Me lo estaba pasando mejor que con Lucía, y quise aumentar el morbo.
- Te gustaría que tu marido nos viera mientras te follo?
- Ahhh, que crees… ahhh… que ibas a ser el primero que me folla mientras se la chupo… ahhh!
Sus respuestas cada vez eran más interesantes, además de ponerme más salido, y decidí follármela lentamente para que me siguiera contando lo que pasaba en esa familia. Estaba a punto de correrse cuando le saqué los dedos del coño.
- Joder, no pares ahora!
- No prefieres que te meta la polla?
- Si, si, síii!
La agarré de las nalgas y la senté sobre la mesa con medio culazo fuera. Tiré del tanga hasta sacárselo por los pies y la levanté las piernas a la vez que se las abría y su cuerpo se fue flexionando hasta quedar tumbada sobre la mesa. Ahora podía ver la hermosa raja de su coño al completo, y también el agujero de su culo semiabieto. Se notaba que a ese orto le daban bastante uso. Escupí una buena dosis de saliva y la frote con la mano en las dos hendiduras para acabar dándole unas palmadas sonoras y chapoteantes.
- Veo que les gusta tu culo.
- Ahhh, venga, métemela joder! – me pidió con ansiedad.
La tenía muy excitada, tremendamente caliente, y quería aprovecharme de esa situación. Apunté el capullo entre la raja y empujé lentamente.
- Ahhh…ahhh…ahhh…
La metí hasta el fondo y la mantuve dentro con los huevos bien apretados.
- Vamos, muévete! Estoy a punto de correrme!
- Es que me pone muy cachondo lo que me estás contando, y quiero que sigas antes de correrte.
La tenía las piernas abiertas, en alto, sujetándola por los tobillos, y ver en su cara un deseo desbordado.
- Que cabronazo que eres, ahhh!
La saqué entera, y volví a introducirla lentamente incitándola a que siguiera hablando.
- Ahhh… no se si querrás… ahhh… saberlo todo!
- Y por qué no iba a querer saberlo todo? – le pregunté con suaves bombeos.
- Ahhh… porque a tu hermana le gusta Samuel… ahhh.
- Y eso… que tiene que ver?
- Ahhh… sigue… ahhh…
Si cuerpo se estremeció, y una tremenda corrida empapó mi polla. La tensión de sus músculos cedió y los temblores cesaron. Su pecho subía y bajaba a gran velocidad mientras mi polla chapotea dentro de su coño.
- Ufff, hace tiempo que nadie me ponía así!
- Tus hijos no te ponen así?
- Bag, mis hijos y mi marido me follan como animales, y se corren con demasiada rapidez. A veces no me da tiempo ni a correrme, pero tú… ufff, has hecho que me corra como una zorra.
- Entonces… la idea de traer amigos a casa ha sido tuya?
- Claro, así puedo de disfrutar de polvos y pollas como la tuya, jajaja.
- Y que me ibas a contar de Samuel? Parece un chico tímido.
- Y lo es, pero también es un cielo. Es el que mame hace disfrutar pero…
- Pero qué?
- Pues que lo siento por tu hermana, pero es bisexual.
- Bisexual? – pregunté totalmente estupefacto
- Una vez estábamos jugando Jorge el y yo. Jorge tenía la polla totalmente erecta y Samuel se la quedó mirando. Jorge se dio cuenta de la forma en como la miraba y le preguntó que si le gustaba. Samuel asintió y Jorge le dijo que la tocara. Con timidez alargó la mano y comenzó a pajearle lentamente hasta que Jorge le dijo que si no le apetecía probar a qué sabía.
Estaba alucinando con la depravación de aquella familia. Yo había llegado a pensar que era un puto depravado, pero oyendo esa historia me sentí un modesto principiante mientras Carmen continuaba.
- Samuel empezó a chupársela a Jorge y este acabó soltándole una buena corrida en la boca. Cuando acabó los dos nos dimos cuenta que le había gustado y el cabronazo de Jorge le dijo, “hermanito, sabes una cosa? La chupas mejor que estas dos zorras!”. Poco después mi marido quiso probar también, y acuñó la afirmación de Jorge.
Saqué la polla del empapado coño y la erección seguía tremenda. La historia era retorcida, pero me había excitado más de lo que estaba, si eso era posible. Metí los dedos en el coño y lo rebañé hasta mojarlos bien. Los puse en el orto y empujé con suavidad. Noté como se abría como si los esperase a la vez que Carmen emitía un largo suspiro. Los retorcí en el interior hasta dejar el recto bien embadurnado.
- Parece que a Jorge y a tu marido les gusta metértela por el culo. – le dije al notar aquel boquete.
- No hay día que no me lo abran. – contestó sin reparos.
- También le abren el culo a Samuel? – me atreví a preguntar a la vez que sacaba los dedos y lo apretaba con la polla.
- Ufff, dios… tu si que me llenas el culo… - Jadeó al sentir como la polla entraba por completo al tercer empujón.
Había evitado contestarme, pero no quise forzarla. Me temí que esa familia guardaba más secretos pero ya los averiguaría en otro momento. Estaba demasiado excitado para seguir hablando y comencé a bombear el recto con ganas. Sus jadeos se convirtieron en gemidos y posteriormente en gritos cuando la embestí el culo como un toro salvaje. Mi polla estalló dentro de sus tripas y la llene el recto de leche hirviendo.
Cuando saque la polla del profundo agujero todavía goteaba y saltó de la mesa para agacharse y chuparla con un ansia atroz. Pensé que quería dejarme con ganas de volver.