Usuario:
 Contraseña:
 CREAR CUENTA  Recordar Clave  Ayuda
 3.320 Lectores conectados [ Comunidad de Cams +18 ]  23.920 Autores | 139.811 Relatos eróticos 
NOVEDADES CATEGORÍAS TOP100 AUTORES BUSCADOR
TODORELATOS » SADOMASO » LAS REFUGIADAS 3 - LA FUGA DE NURIA
[ + 
Fecha: 25-Ago-23 « Anterior | Siguiente » en Sadomaso

Las refugiadas 3 - La fuga de Nuria

JBWriter
Accesos: 2.728
Valoración media:
Tiempo estimado de lectura: [ 17 min. ]
 -   + 
Pedro descubre que el novio-amo de Nuria prepara algo peor que mutilarle el clítoris y se lo hace saber. Activan un plan de huida a costa de mucho dolor. Version para imprimir

Esta historia está en la tercera parte de una saga. Si no la has leído y quieres leerla los capítulos publicados están en :

Las Refugiadas 1: https://www.todorelatos.com/relato/195640/

Con un resumen en: https://www.todorelatos.com/relato/203840/

Las refugiadas 2: https://www.todorelatos.com/relato/203244/

Con un resumen en: https://www.todorelatos.com/relato/204059/

Naturalmente en el resumen te vas a perder todas las escenas de sexo.

Y en cuanto a los capítulos de esta parte:

Susana: https://www.todorelatos.com/relato/204105/

Pilar y Susana: https://www.todorelatos.com/relato/204178/

Susana y Pilar: https://www.todorelatos.com/relato/204712/

Contrataciones: https://www.todorelatos.com/relato/204860/

Carmen la lesbiana: https://www.todorelatos.com/relato/204992/

Sara la sumisa: https://www.todorelatos.com/relato/205057/

Ama y puta: https://www.todorelatos.com/relato/205363/

El inicio de los problemas: https://www.todorelatos.com/relato/205594/

La importancia de las tetas: https://www.todorelatos.com/relato/205705/

Reclutamiento: https://www.todorelatos.com/relato/205746/

Y ahora os dejo con la historia:

María cruzó a la tienda Engaresero tatto que estaba enfrente de su quiosco-bar. Sonó la campanilla y Nuria salió de la trastienda.

—¿Hola? ¿Teníamos sesión…?

—No. Me envía Pedro a decirte que enciendas lo que te dio. Hay novedades.

—Vale gracias… ¿Tendremos alguna sesión…?

—No lo sé. Creía que no te gustó la última.

—No, es cierto. Pero mi Amo me presiona porque dice que la tienda no rinde y…

—Lo siento. Ahora estoy seca. Tardaré aún en reunir fondos. Si es sin pago siempre estaría dispuesta a hacerte daño, incluso aunque además tenga que hacer que te corras. Aunque sabes que lo que me pone no solo es hacerte daño sino dejarte al límite.

—Vale, gracias. Por el aviso —añadió esto último en voz baja.

María regresó al bar y Nuria entró en la trastienda. Buscó el lugar donde escondía el teléfono móvil que le había dado Pedro. Lo conectó al cargador y esperó unos minutos para encenderlo. Tenía un largo wasap de Pedro:

«Mi hacker, tu futura Ama, ha conseguido acceder a la web que indicaste. Sí, es algo más preocupante que el grupo scout que aparece en la presentación, aunque luego las chicas son las mismas salvo tú.

               Otra de las diferencias es que mientras en la presentación todas vestidas con uniforme scout en el interior aparecen desnudas y en posiciones muy explicitas. Y que los textos son en farsi en lugar de español o inglés.

               Dos de las chicas, las de 12 años, tienen el cartel de «vendidas» mientras las más mayores siguen en oferta y alguna tiene pujas de varios cientos de miles de euros, pero la principal noticia es que:

               Tú no estás.

               Hay un preocupante mensaje, con el comprador de las dos chicas. Tu Amo le dice que el paquete viajará con él y que si quiere procesado o no. La repuesta es que viaje sin procesar porque «el paquete» procesó a su favorita y esta quiere devolverle el favor, con intereses.

               Pregunta, además, si tiene una ubicación para colocar un paquete con un solo agujero, ya que van a quitarle el principal. Tu Amo replica que no, pero que ya lo encontrará y que le busque lugar porque irá en abril, que es cuando las mascotas van de «excursión a la nieve»

               Dado que en la página principal anuncia una excursión a la nieve en Semana Santa y la posterior de Pascua que son vacaciones escolares supongo que es cuando piensa hacer las entregas. Por lo visto vende todo (menos a ti que te regala o , al menos, no te subasta) para irse él también.

               Nos adelantaremos y tú volaras este viernes.

               Para eso es importante que te prepares. Tienes que disponer de una caja en la que quepa el móvil y cualquier otro sensor que puedas llevar, pero que no sea demasiado grande. Y si puedes algún detector de ondas. Tranquila, si no puedes, eso lo pondré yo.

               Ves al río todos los días , un mínimo de dos horas. Aunque te castiguen. Dile a María que te suministre un bocadillo cada día , que se lo liquidaré luego de Fallas.

               Y a las 16 horas del viernes, después de haber puesto en la caja el móvil y cualquier otro dispositivo que sospeches que envía tú ubicación o que emita ondas sales paseando y te vas al río. A la posición del mapa.

Trae la caja.

               Si María necesita que le confirme algo me lo dices.

Llegó el viernes y a las 15 horas pidió a María que la ayudase. Y que le llevase envuelto el bocadillo para comérselo luego. Cuando María llegó ya tenía preparado alcohol, algodón, gasas, esparadrapo, puntos adhesivos, una sonda, grapadora de tapicero (cutre y de los chinos, pero serviría), dos alicates de punta y unos de corte, algo de hilo de palomar, cúter, un mordedor de perro y pegamento de cianocrilato, así como el lector de chips de la veterinaria. Salvo esto último que era un préstamo lo demás era comprado en los chinos o en la farmacia y había gastado en ello todo el efectivo de la tienda, pero como esperaba no volver a ver a su amo le daba ya lo mismo. Llevaba una semana que, si no fuese por los bocadillos «a préstamo» de María, solo habría ingerido agua, orina y heces. Las dos últimas de otras esclavas de su amo, delante de él, y solo día sí y día no. Y la semana y media anterior solo uno de cada tres días. Había perdido más de cinco kilos en estas tres semanas, seguro, aunque no se había pesado. Le preocupaba que fuese verdad lo que decía su amo que tenía que ingerir al menos heces, ya que no le iba a dejar comer otra cosa, si no quería que las tripas se digirieran a sí misma. Le preguntaría a Pedro cuando fuese libre.

—¿Qué necesitas que haga?

—Algo que te va gustar. El Amo Pedro quiere que me quite cualquier localizador que tenga. Creo que algunos de los piercings lo son, por lo que me los vas a quitar todos. Pero no me puedo arriesgar también a cortarlos y que empiecen a fallar.

»Cuando me electrocutaste la otra vez alguno falló. Mi amo lo sustituyó —añadió con desprecio—. Así que quiero que los quites sin romperlos.

—Pero ninguno se abre.

—Lo sé. —Le entregó el alcohol y el cúter—. Es nueva pero desinféctala bien. También mi piel. Empezaremos por los de los pezones. Cortaras la piel, por eso digo que te va a gustar, vas a hacerme daño sin darme placer.

—¿Cómo?

—Estirarlo. —Le proporcionó uno de los alicates—. Todo lo que puedas, luego mete el cúter en el hueco que haga al estirarse y corta de lado. Quitas la joya, le hechas alcohol , juntas las partes y las sujetas con un par de grapas. Una por encima y otra por bajo.

—¿Estás segura?

—Sí. Tienes que quitármelos todos. No me fio.

Pinzó el pezón con los alicates y estiró hasta llegar a medio centímetro.

—¡Ay! —Se quejó Nuria—. Así no, por favor, pinza la joya y estira más.

Nuria cogió el mordedor de perro y se lo metió en la boca. María soltó el pezón y pinzó sobre el aro metálico. Estiró hasta llegar a un centímetro y medio. Detrás de la joya se abrió un hueco. Metió el cúter hasta el fondo con la cuchilla extendida a tope y lo sacó presionando hacia arriba. La carne cedió y tras abrirse el pezón volvió a su sitio sangrando mientras el aro quedó completamente fuera. Lo echó en la caja con el móvil a indicaciones de Nuria. Roció el pezón con alcohol y procurando no clavarse a sí misma la grapa aplicó la grapadora sobre la parte superior y apretó. Luego la situó un poco más hacia fuera y aplicó otra grapa. Volvió a echarle alcohol y lo cubrió con una gasa sujetándola con esparadrapo.

Repitió la operación en el ombligo, donde ambas se asustaron por la enorme cantidad de sangre que empezó a brotar. Al final con gasas y gran parte del cianocrilato contuvieron la hemorragia. Después le quitó por el mismo método los de los labios vaginales: tres en cada labio mayor y dos en los menores. En ellos estirar fue fácil. Graparlo un poco menos. Tuvo que recurrir a apoyarlo con una madera y luego estirar la madera para soltarlo. Eso dejaba las grapas con las puntas al aire y rozándola, pero no disponían de tiempo para más.

—Ahora me quitas el aro del clítoris y luego el del capuchón… No grapes este último que no quiero que se me peguen. Corta abriéndolo y dobla los trozos de piel hacia fuera y pon entonces la gasa.

Pasó un trozo de hilo de palomar por la joya del capuchón y Nuria estiró hacia arriba mientras María estiró del piercing del clítoris hacia un lado y cortó hacia el otro. Usó los alicates para unir el corte y graparlo. En los tres casos Nuria, ahora sí, gritó bastante fuerte.

Para quitar el del capuchón Nuria estiró de la piel con ambos alicates mientras lo hacía de la joya con el hilo. Cortó hacia fuera y la piel se rasgó más aún por la tensión. También gritó. Tras limpiarlo con alcohol puso una gasa.

—Espera, espera —le indicó Nuria—. Sóndame primero y así cubres todos los cortes con gasas y esparadrapos. Pon gasas separando los labios menores del interior y de los mayores.

No fue fácil encontrar la uretra con la sangre que aún salía de los cortes, aunque todos estaban grapados. Pero la propia sangre hizo de lubricante. Cuando iba a empezar a poner gasas Nuria le hizo un gesto para que esperase. Tomó el lector de chips y lo pasó por su sexo. Pitó y dio un numero extraño. María palpó los labios y encontró una dureza entre dos de los antiguos huecos de los piercings del labio izquierdo. Apretando con los alicates hacia fuera para que se viese la dureza cortó sobre ella. Una pequeña capsula de tres milímetros de grosor y doce de largo apareció. La metió en la caja y juntó los extremos del corte sujetándolos con dos grapas. Luego lo volvió a desinfectar y cubrió con las gasas. Puso esparadrapo desde el ano hasta el pubis. He hizo un braguero con más esparadrapo por las nalgas hasta llegar a la tira del pubis.

—Ahora los de la cara. Pero aquí en lugar de grapas, usaras los puntos adhesivos, en las cejas y el cianocrilato en los labios.

Empezó por los dos de las cejas. Después de estirar y cortar tuvo que hacer varios intentos para pegar los puntos, ya que con las cejas no pegaban bien. Luego le quitó los tres del labio superior y los tres del labio inferior. Aquí acabó con el cianocrilato.

Solo le quedaba el septum y empezó a estirar sin éxito.

—No —dijo Nuria—. Córtame el cartílago con los alicates de cortar alambre. Luego pones unas cuantas gasas para tapar la hemorragia.

Nuria se metió todo lo que pudo el mordedor de perro en la boca y apretó. María tomó los alicates y las apoyó sobre el cartílago. Apretó. No pudo cortarlo. Tuvieron que hacerlo entre ambas. Rellenó con vendas y esparadrapo obligándola a respirar por la boca.

Siguiendo instrucciones de Nuria pasó el lector de chip por todo el cuerpo, salvo en la entrepierna, que ya lo habían hecho antes. Detectó nuevas protuberancias en la parte alta de la nalga izquierda, en el omoplato derecho y en la muñeca derecha. En los tres realizó un corte para extraerlas obteniendo tres nuevas capsulas como las de los labios mayores. Juntó los extremos de los cortes y los sujetó mediante tres grapas cada uno excepto en la muñeca que el riesgo de clavar una en las venas era muy alto. Ahí aplicó dos puntos adhesivos. Salió al chino y volvió mientras Nuria apretaba las vendas y sentía manar la sangre. Regresó con dos tubos de cianocrilato y vertió uno en la muñeca antes de rodear la extremidad con una venda y sujetarla con esparadrapo.

Nuria se levantó. Apenas podía andar con el dolor de todas las heridas. María tuvo que ayudarla a ceñirse la minifalda y ponerle los zapatos de alto tacón.

—No puedo casi andar. No llegaré a tiempo. Tendrás que llevarme en el coche, pero sin correr. Que parezca que voy trotando por la acera como los otros días.

—Pues ale… vamos.

—No. Aún no. Queda un último. Después no podré hablar.

—¿Por qué?

—Tendrás que ponerme vendas en toda la lengua, al menos por un rato. —Sacó la lengua mostrando dos barras, una a medio centímetro de la punta y otra a casi dos—. Esas también hay que quitarlas. Corta hacia la punta y luego mete gasas en medio. —Se encogió de hombros—. Se me quedará lengua bífida.

Se agachó sobre la mesa de madera de trabajo y sacó la lengua todo lo que pudo apoyándola en esta. María vertió alcohol y cortó. Una mancha de sangre se extendió por la mesa, similar a las que llenaban el sillón reclinable y el suelo. María puso gasas en el corte y rodeó con más gasas la lengua cuando Nuria se separó de la mesa. Las sujetó hasta que se las introdujo en la boca llenándola a modo de mordaza. Nuria notaba que le faltaba el aire y tenia que hacer verdaderos esfuerzos para respirar.

Desechó ponerse el top y lo sustituyó por una sudadera con capucha que había comprado en el chino. Guardó el top en el bolsillo junto con la caja con el móvil y todas las joyas. Entregó a María el lector de chips para que se lo devolviera a la veterinaria otro día. Esta lo dejó en el bar.

Apoyándose en ella salieron y bajaron hasta el coche. Procurando no pasar de 30 , lo cual no era difícil con lo denso del tráfico, llegaron hasta el pretil del río, justo en una rampa de bajada. María se despidió de Nuria lanzándole un beso. Esta se limitó a asentir con la cabeza y ponerse la capucha. Mostraba aspecto extraño con zapatos de tacón de más de veinte centímetros y plataformas de casi cinco, minifalda y una sudadera de manga larga.

Una furgoneta de jardinería estaba en el centro, junto al banco donde Pedro le había dicho que los esperase. Algunos jóvenes tiraban petardos alejados unos metros.

—Llegas tarde —la riñó Olha, a la que no reconoció hasta que habló pues vestía un holgado mono de manga larga y gorra de trabajo, nada más acercarse—. Desnúdate

—¿Bag..bii? —preguntó queriendo decir aquí y señalando al suelo.

—Venga… Rápido —insistió Olha—. Deja la ropa que te diera tu amo en el banco y si te has comprado tú algo nuevo dámela.

Dejó en el banco el top que llevaba en el bolsillo y la falda. Por suerte la apertura era total y no tuvo que agacharse para quitársela. Se sacó la sudadera por la cabeza y se la entregó.

—¿Era necesario ese destrozo? —preguntó Olha mirándola a la cara. Nuria asintió. Olha se encogió de hombros.

Olha llevaba un dispositivo con forma de diapasón gigante en la mano derecha. Tenía setenta centímetros de largo y diez de ancho, siendo siete de ellos la distancia entre ambas palas. La pasó por la sudadera y la dejó caer al suelo. Luego pasó el mismo cerca de la ropa del banco. Pitó. Cogió del brazo a Olha y la situó a unos tres metros del banco. Pedro se acercó.

—¿Algún emisor?

—Uno en la falda Amo —respondió Olha—. Sospecho que disimulado con la hebilla del cierre.

—Bien. Era como esperábamos. —Se giró hacia Nuria mientras se ponía unos guantes de látex—. Los zapatos también—. Volvió a darse la vuelta y abrió la caja. Alzó una ceja al ver su contenido. La dejó en el sitio—. Eso sí es inesperado.

Fue a la furgoneta y volvió con un cartón cuadrado de medio metro de lado.

—Venga —la apremió—, los zapatos. Y eso que te tapa el coño también.

Mbe brafua bue vuenguas —intentó decir «Se trata de vendas Nuria»

Pedro haciéndole caso omiso puso el tablón en el banco y extendió las capsulas y las joyas que estaban en la caja. Dejó el móvil a un lado. Olha acercó el dispositivo y empezó a pitar. Pedro tomó una capsula y haciendo un gesto la acercó al dispositivo que Olha había separado como metro y medio del banco. Pitó. Pedro tiró la capsula en la caja. Repitió la operación. Primero con las capsulas que Nuria había llevado bajo la piel y después con las joyas de piercing. Todas, salvo dos, que había llevado en la lengua, emitieron pitidos altos. Las de la lengua apenas un «bip», pero ninguna fue silencio completo. Pedro añadió el móvil a la caja y se lo entregó a Svetlana que sujetó la caja a un dron.

—Levanta la pierna —ordenó Pedro. Nuria levantó una pierna y Pedro le quitó el zapato—. Ahora la otra.

Una vez descalza Olha pasó el dispositivo por los zapatos que también pitaron. Finalmente lo acercó a Nuria. Pitó al pasarlo por la mandíbula izquierda. Pedro la tocó y no notó nada. Se acercó al banco y tomó en la mano el top mientras pedía a Olha que cogiese una bolsa de plástico.

—Abre la boca que te saquemos todo eso que tienes —ordenó Pedro. Nuria abrió la boca y él estiró de las gasas entregándoselas a Olha que las guardó en la bolsa—. Así, deja que si algo cae manche tu ropa. No importa que la encuentren manchada mientras sea dónde queremos.

Nuria dejó caer la sangre que le llenaba la boca en el top. Pedro la hizo mantenerla abierta y la examinó con una linterna.

—Tienes un puente con una muela postiza en ese lateral —anunció Pedro.

—confirmó Nuria—. Me lo fusiegon cuanbo mi antegiog amo me golfeo la manbibula. Feggon Amo, aun no me he afosfunfgado a hablag con la legua fagfifa.

—Posiblemente no te rompiese la muela y fuese solo una excusa.

Regresó a la furgoneta.

—Necesitaré la llave de pico pequeña —comentó—. ¿Ves algo, María Eugenia?

—Un pulso de información cada cinco segundos. Constante, por ahora.

—Bien. Olha prepara el tercer dron.

—Está cargado, falta el destino.

—Lago del parque de cabecera.

Pedro salió de la furgoneta con una pequeña llave de pico. Poco después salía Olha con otro dron provisto de una cajita.

—Ya está Amo.

—Bien. Dame aviso cuando mande la próxima señal, después cuando haga la siguiente, María Eugenia. Si es antes o si hay variación activa el dron en cuanto eche en él el diente… Y todos nos metemos a toda leche en la furgoneta yéndonos de aquí. Que Cristian encienda el motor.

Todos confirmaron que estaban listos.

—Pulso —dijo María Eugenia—. Cinco… Cuatro… —Pedro estiró del puente y lo sacó de la boca—. Tres… Dos… Uno… Pulso… Coinciden.

Pedro puso la mano en el esternón de Nuria para que no se moviera y se dirigió a los drones dejando caer el puente en la caja que tenía los piercings y las capsulas. Olha recogió el tercer dron.

—Ninguna señal —confirmó María Eugenia—. Está limpia.

Pedro la subió a la furgoneta del brazo mientras Olha recogía los cuatro palos. Dos drones, uno con la caja con sus joyas y el otro con la ropa se pusieron en marcha juntos. Subieron a la furgoneta y Pedro hizo que Nuria entrase en una especie de saco momia de campamento, pero en lugar de ser de tela acolchada era del extraño material brillante plateado que cubría toda la furgoneta. Doblaron sobre ella la tapa que en este caso se cerraba con un velcro y la sellaron con cinta, también de tipo metálico. La tumbaron en el suelo. Pedro cerró la furgoneta.

—Vámonos.

Se pusieron en marcha saliendo por la rampa de mantenimiento y uniéndose al tráfico de la ciudad. Aún no se habían alejado más que cinco manzanas cuando Olha avisó.

—Puente de Aragón a la vista.

—Sigue el plan previsto —replicó Pedro—. Suelta la ropa y acelera el otro dron.

—Hecho. Dron dos de camino a base.

Recorrieron el camino hasta situarse debajo de un puente en las afueras del puerto. Hacía tres días Cristian y Vanessa habían cubierto el techo y las paredes del mismo con el material metálico aislante de radiaciones con el que habían recubierto la furgoneta. También allí estaba aparcado el Tesla de Pedro y el de Cristian con Vanessa dentro. Estaba algo nerviosa pues se habían acercado varias putas africanas y la habían insultado. Ella respondió amenazándolas con una placa policial falsa. Se habían ido, pero no sabía si volverían. Pararon al lado de los coches. Cristian bajó de la furgoneta y ayudó a Vanessa a auparse hasta la cuerda que les permitió bajar los rollos del mismo material cubriendo ambos lados del puente. Solo entonces abrieron las puertas de la furgoneta. Cristian, Vanesa y Olha situaron las antenas en forma de palo que realizaron el cuadrado en el que pusieron a Nuria en las cuatro esquinas de la zona de carga de la furgoneta. Después Olha y Pedro se pusieron en la parte de delante dejando solo a Nuria detrás.

Descubre la Comunidad de Webcams +18 de TodoRelatos
Conecta, comparte y vibra en vivo con las cámaras.

comunidad.todorelatos.com

Valore y Comente los relatos que lee, los autores lo agradecerán y supondrá una mejora en la calidad general de la web.
 Comentarios sobre este Relato (0)
\"Ver  Perfil y más Relatos de JBWriter
 Añadir a Lista de Favoritos
 Reportar Relato
« VOLVER A LA PÁGINA ANTERIOR IR ARRIBA  ▲
 

📹 WEBCAMS +18: 1.000 Monedas Gratis!