Puso su mano sobre la mía, estando apoyada sobre la cama, mientras me miraba a los ojos con seriedad. Los cuadernos esparcidos por la cama dificultaban el alejarme de él, mi única opción era pararme y salir corriendo, pero algo en mí hizo que me quedara estático. Colocó su cuaderno sobre la mesa de noche, pasando a tocarme la entrepierna con delicadeza, apretando ligeramente.

Trataba de cerrar las piernas un poco para evitar que no aprete tan fuerte, aun que sería más por el miedo a seguir lo que hizo que mueva mis piernas. Bajé la mirada para evitar notar mi sonrojes en la cara, avergonzado, él subió su mano por mi brazo, haciendo que me estremezca un poco por las cosquillas que me hace.

Gira mi rostro con la mano que tenía en mi pierna, cogiéndola del mentón y alzando mi mirada para hacer que lo vea, en eso, siento como la cama tiene un movimiento brusco. Noto que se acerca lentamente a mi cara, con intenciones de besarme. Me quedo viendo como se va acercando lentamente a mí, mi corazón late muy fuerte, no puedo evitar que lata así.

Estoy enervado, e, casi involuntariamente, me paro con rapidez, dejándolo solo en la cama. Me alejo un poco de él, evitando que me siga tocando, tembloroso y muy enervado.

-¿Qué pasa? – me pregunta con su grave voz, mirándome desconcertado con esos ojos azules que enamora hasta la más insensible mujer. 

-Solo vinimos a estudiar Danny – sigo con cara de preocupación, casi en la esquina de mi cuarto.

Coloca sus manos sobre la cama, en la parte de atrás, recostándose sobre esta. Suelta una pequeña sonrisa tierna, sin dejar de mirarme, y dice:

-¿Tienes miedo?

-N… no, claro que no, ¡¿Por qué te tendría miedo yo a ti?!

-¿Y que haces allá?

Su cara sin acné con sus ojos profundos, junto con una pequeña sonrisa, miraban con ternura mi timidez. No me quitaba los ojos de encima, me sentía atacado, indefenso. Él quería una respuesta, y yo no tener vergüenza.

-So… solo es quiero estudiar por… por favor Danny – tartamudeo por la incertidumbre invadiendo mi cuerpo.

-¿Y por qué quisiste hacer grupo conmigo?

-Puessss… eres alguien muy astuto

-¿A sí? – pregunta mientras se para de la cama – ¿que más? – pregunta mientras se acerca lentamente.

-Pues… inteligente… alguien muy decidido, eficiente, eres… eres… alguien responsable, muy aplicado, muy… muy eficiente ehhhhh gracioso, alto, alg… alguien con bonitos ojos – termino de hablar mientras él se queda frete a mí.

Está frente mí, sin decir palabra, solo mirándome a los ojos. Estoy muy nervioso, tampoco sin decir palabra, no me logro concentrar con la intensidad del momento.

Una de sus manos se dirige a mi cara, mi mejilla derecha para ser exacto. La posa sobre este y empieza a bajar, con las yemas de sus dedos, por mi cuello, lentamente, dándome una sensación de placer por el camino. Yo inclino la cabeza para la izquierda para sentir mejor sus dedos, viendo como su mirada sigue el recorrido de estos. Una vez llegó al final, vuelve a subir lentamente hasta llegar a mi mejilla. Pone la palma de mano sobre este, haciendo que incline la cabeza para la derecha, el lado en donde está su mano, y cierre los ojos, moviendo la cabeza para sentir mejor su mano.

Mientras esto ocurro, mis manos están subiendo por su abdomen lentamente, por encima del polo. Siento su delgadez, subiendo y subiendo, disfrutando cada centímetro. Paso si pechos, sintiendo lo marcado que está, y llego a sus hombros.

Una vez mis manos están sobre sus hombros, su otra mano coge mi cintura con delicadeza, pasándola por la espalda, haciendo que me acerque más a él. Mis manos subes hasta rodear su cuello, haciendo que alce un poco mu cuerpo para alcanzar su cara. Abro los ojos un peco, y veo como este los cierras mientras se acerca a mis labios, los vuelvo a cerrar, y disfruto del beso apasionado que nos damos.

Nuestros labios bembones chocan con suavidad, besándonos, haciendo que nuestras lenguas bailen juntas dentro de nuestras bocas. Su mano en mi rostro baja por mi cuello, pasando por mi costilla, llegando a mi cintura.

En esa posición, me va dando vuelta lentamente, haciendo que le de la espalda a la cama. Con cautela me va llevando hacia ella, logrando que retroceda con pasos pequeño. Siento como el borde de la cama choca con mis piernas. Lentamente me va echando, sin dejar de besarme, con delicadeza sobre la cama.

Al estar completamente echado, Danny se para, repentinamente. Veo que se queda parado unos segundos frente a mí, observándome a detalle, con ese lunar que tiene cerca de la comisura de sus labios. Luego, pasa a quitarse el polo, dejando ver su cuerpo que, no siendo un musculoso, lo tiene bien marcado, como si hiciera ejercicio dos o tres veces por semana. Se desabrocha el pantalón y se lo baja, quedándose, solamente, en bóxer.

Se lanza sobre mí, con suavidad y ternura, dejando caer sus rulos perfectos sobre su frente. Su cabello castaño se hace un poco para adelante por estar viendo hacía abajo. Comienza a besarme mientras me va subiendo el polo, haciendo que mi posición dificulte su jugada. Lo ayudo apresuradamente, cogiéndolo y subiéndolo por mi cuenta. Él se alza un poco para facilitar las cosas.

Mientras me quito el polo, el va desabrochando mi pantalón, bajándolo un poco rápido. Me quito los zapatos con los pies para ayudar, logrando que me quite el pantalón por completo. Una vez estando desnudos, se coloca entre mis piernas y se lanza a besarme. Nuestros bultos chocan por encima del bóxer, haciendo que me caliente, sintiendo la enorme verga que tienes.

A medida que nos besamos, voy sintiendo como su pene va engordando sobre el mío, haciendo que me caliente, haciendo que una des mis manos baje por su espalda hasta llega a su bóxer, intentando sacarlo.

-Oye espera, espera… – dice mientras se baja el bóxer, dejando caer su verga sobre la mía.

Para quitárselo, tuve que alzarse un poco, yo aproveché ese momento para también quitarme el bóxer. Gracias a eso, pude ver su verga. Ere cabezona, rozada, no muy larga pero si gruesa, era la verga perfecta.

Una vez estando desnudos, realmente desnudos, continúa besándome, lazándose sobre mí. Nuestras vergas chocan, piel con piel, sintiendo una delicia entre mis piernas.

De un momento a otro, me deja de besar, dándome vuelta con suavidad. Quedo boca abajo, dejándole mi culito a su placer. Estando entre sus piernas, alzo mi culito para que pueda visualizar mi entra y así poderla meter. Sin perder tiempo, escupe en su mano para lubricar bien su pene antes de meterlo, luego, vuelve a escupir en su mano, pero esta vez llevándolo hacía mi culo.

Colocó la punta de verga sobre mi ano, haciendo círculos con este para hacer que se lubrique bien. Mi culo queda bien empapado por su baba y su líquido preseminal, haciendo que se le facilite la penetrada.

Comienza empujando con suavidad, solo para meter el glande. Al entrar, siento un pequeño dolor que mece apretar las sábanas, empuñando mis manos, y haciendo que suelte un pequeño gemido de dolor. Una vez su glande está dentro, comienza a meter el tronco poco a poco.

A medida que me lo mete, voy sintiendo como mis nalguitas se van separando, haciendo que mis pies se flexionen. Cuando mete su verga completamente, comienza a bombear lentamente. Su pelvis va de arriba abajo, pero haciendo presión sobre mis nalgas cuando la mete.

Doy pequeños gemidos con cada movimiento que hace, haciendo que se excite más con cada uno.

Después de un rato siendo tierno, comienza a ser agresivo. Da fuertes embestidas, exhalando con cada una de ellas. Escucho mis nalgas sonar “pla – plas – plas” cada vez que me la mete. Yo gimo, pero en voz baja pues mis padres y mi hermana se encuentras en la sala.

-¿Te gusta? – pregunta sin parar de metérmela.

-No pares – digo casi gimiendo.

Mientras me coge, su mano va pasando por mi espalda, recorriéndola por complete hasta llegar a mis nalgas. Luego, coge mis manos y pone sobre mi espalda, agarrándolas con fuerza mientras se mantiene en pie con la otra mano sobre la cama. Yo intento mantener mi culo paradito para que se facilite.

Estando un buen rato en esa posición, se detiene bruscamente, separando mis pies y colocándose en medio de estos. Agarra mi cintura y la alza, parando mi culo y colocando mis rodillas sobra la cama, con las piernas flexionadas.

Mira está sobre la cama mientras mi culo está paradito y abierto frente a su pene. Él, escupe en mi ano y coloca su pene sobre este, jugando con él un rato, dándole golpecitos a mi ano con su verga toda babosa.

-Métela ya – digo mientras me aferro a las sábanas, esperando su embestida.

Coloca su glande en mi ano, y empuja, con más libertad por lo lubricado está. Comienza a bombear más rápido, pero siendo moderado. Siento como su verga va entrando y saliendo de mi ano, junto con un pequeño ruidito de mete saca que se produce por el “lubricante” natural.

Mientras la mete, alzo la cara, poniendo mis manos sobre la cama, quedando a cuatro paras. Siento como abre mi culo para ver mejor como me la mete, dando nalgazos e intensificando su respirar.

Con su mano coge mi rosto del mentón, tratando de girar mi cara, agachándose para besarme mientras le gimo como una perra. Me da un morreo mientras me la mete, haciendo que mi espalda se arque, haciendo que me corra sobre mi cama. Cuatro borbotones de semen sobre mi cama fueron los que boté gracias a la verga de Danny.

Danny, por su parte, aceleró sus embestidas, haciendo que mis nalgas suenen más, haciendo que sus bolas choquen las mías, haciendo que gima sobre la cama que evitar que nos escuchen. Y fue ahí, en el momento más intenso, en donde Danny se corre en mi culo.

Me lo llenó por completo de su semen, siento cara chorro salir de su verga cabezona. Una vez se vino bien, sacó su verga con lentitud, dejando salir un poco de su semen por mi culo. Luego, nos acostamos juntos, yo mirando hacia el borde de la cama, dándole la espada, mientras el se echa boca arriba.

Estando cansado, y acostado, Danny saca un cigarro de su mochila, que se encontraba al pie de la cama, y lo enciende para fumarlo. Giro para decirle que lo apague, para que mis padres no suban por el olor del cigarro, pero no logro recitar palabra al ver su lindo rostro, su linda sonrisa de satisfacción. Me encanta.

Al terminar su cigarro, tira la calilla por la ventana, con los dedos, y se para para comenzar a cambiarse. Mientras lo hace, me dice:

-Yo haré la mitad del trabajo, en cuanto el profesor diga que vamos bien, tú haces la otra mitad, ¿te parece? – pregunta, regresando a mirarme para saber que le respondo. Solo asiento con la cabeza y dejo que siga cambiándose. – Oye no te preocupes tanto por los trabajos, el primer año de universidad se pasa fácil, es en el segundo donde te tienes que preocupar.

Recoge su mochila, se la pone al hombro, me mira desnudo sobre la cama, de pies a cabeza, y dice: Te veo en clases, quizás tengamos que estudiar en mi casa, para que nadie nos moleste.

Me da su sonrisa tierna y se va, abriendo la puerta y saliendo. Dejándome con la duda ¿Él no está en el primer ciclo de universidad?