Resumen del Capitulo 2
Es
ther empieza a trabajar en el hotel, y pese a las muchas vejaciones a la que la someten nada mas llegar, y al cansancio del trabajo, se siente contenta y orgullaosa de
esta allí trabajando, y se propone prosterar en él a toda consta.
CAPITULO 3
CONOCIENDO A TOM
Los días fueron pasando y me fui sintiendo más segura al hacer las cosas. Menos agobiada, con lo que hacía todo más rápido, y mejor. Incluso el embozo de la cama.
La encargada me enseño el tercer día a hacer figuritas con las toallas de baño en la cama. Desde un cisne a un corazón con pétalos, pasando por un elefante, una flor, una tortuga, había muchas figuritas para poder hacer, y me lo dejaba a mi criterio, salvo en algunos casos, que me indicaba lo que tenía que hacer, aunque casi siempre eran corazones con pétalos, porque la suite era para unos recién casados.
Igualmente me informó de que todo en el reconocimiento médico había dado bien, que pese a ser lerda perdida, físicamente estaba bien. Un consuelo.
También me fui haciendo amiga de compañeras y compañeros del servicio del hotel, y al menos la encargada, me insultaba menos que el primer día, aunque no dejaba de hacerlo.
Pasado un mes lo más extraño que había tenido en una habitación, fue encontrarme a una tía en bolas en una suite. Aparentemente estaba en la ducha y no oyó cuando llamé a la puerta. Pero vamos que la importó una mierda que la viera desnuda, es más me dijo que podía hacer la habitación, y ella aún estuvo un buen rato desnuda, dándose crema, maquillándose, hasta que finalmente se vistió.
Cobre mi primer sueldo que me hizo mucha ilusión. Me había abierto una cuenta en el banco, diferente a la que tenía en común con Víctor, más que nada porque me pidieron el número de la cuenta en el hotel, y no me apeteció dar la nuestra.
Pese a que llevaba tiempo intentando comentar con alguna el tema de los servicios especiales, por corte no lo había hecho, hasta que un día hablando con Rosa, saco de su bolsillo un pequeño aparatejo, parecido a una calculadora de bolsillo. Me quedé mirándolo con curiosidad,
“Tú ya tienes también el Setpay?”, me preguntó.
“Ni se lo que es”, le dije.
“Vaya eso es que aún no has hecho ningún servicio especial con algún cliente, ¿no?”, me preguntó.
“Pues mira, no”, le dije.
“Pues espabila, cualquier día te lo pedirán, y todos quieren pagar con tarjeta. Si no tienes un método así, tienen que hacerlo a través de la cuenta del hotel, que al margen de ser un corte porque todo el mundo se entera de lo que haces o dejas de hacer, luego tardan un tiempo en pagártelo”, me dijo ella.
“Ya veo. Yo pensé que lo de los servicios especiales, era una especie de leyenda urbana”, le dije.
“Pues no, y lo que me extraña es que estando como estas de tan buen ver, no te lo hayan propuesto ya. Pide uno de estos, te sacará de apuros”, me dijo, dando por hecho que antes o después follaría con algún cliente.
“Y como se pide el aparatito?”, le pregunté.
“Muy fácil. Entras en la web de Setpay, te das de alta, ellos te piden unos datos y tardan un par de días, en darte de alta y verificar los datos. Luego compras el aparatejo, son 80 euros, lo recibes en un par de días, en la dirección que indiques, te descargas una aplicación que te indican ellos, lo vinculas con tu móvil, y puedes empezar a cobrar con tarjeta”, me dijo.
“Parece fácil”, le dije, “lo mirare”.
Joder, yo no tenía ninguna intención de follar con nadie, pero y si surgía, y si me lo pedían, ¿que hacía? De todas formas, por tenerlo tampoco perdía nada, bueno si los 80 euros, nada más.
Me decidí y me metí en la página web.
Me di de alta en la web de Setpay. A los pocos minutos, recibí un correo. Me frustré porque vi que pedían datos de empresa o autónomos, y yo, ni una cosa ni otra. Les devolví el correo diciéndoselo, que o tenía datos ni de empresa ni de autónomo, con lo que rogaba disculpara las molestias y me dieran de baja.
Al momento recibí un nuevo correo diciéndome que utilizará la opción Otro estado, y en ella pusiera ventas online.
Y eso hice. Pasadas unas horas me mandaron otro correo diciéndome que el alta se había efectuado de forma correcta, indicándome un número de cuenta para realizar el pago de 80 euros. También me pedían una dirección de envío para enviar el aparatejo.
Resumiendo, en tres días tuve el aparatejo en mi poder.
Venía con unas instrucciones muy claras de como activarlo. Me descargué una aplicación para el móvil, vinculé el aparato con el móvil, y listo.
Cuando vi a Rosa se lo dije.
"Muy bien, tía, y muy rápido ¿a ver el aparato?, me dijo.
" Que cabrones, ya viene también para Contactless, el mío no lo tiene tendré que cambiarlo ", me dijo.
" Oye, ¿y tú haces muchos servicios especiales? ", le pregunté.
" Pues es como todo depende de la ocupación del hotel, cuanta más gente más servicios", me dijo.
"Ya, ¿y que te piden?", le pregunté.
"De todo, desde limpiar la habitación solo con medias y tacones y cofia, hasta reventarme mis tres putos agujeros, como me dijo el tío, pero lo más morboso que al menos a mí me parece, es cuando te contrata una pareja", me dijo.
"Buah, yo me muero de vergüenza. No podría hacerlo. Mi experiencia como camarera de piso, terminará el día que alguien me proponga algo", le dije.
"Ya será menos", me dijo.
"En serio tía, estoy casada", le dije.
"Toma y yo. Pero estamos casadas no castradas. Además, es solo un polvo, no es enamorarte de ellos", me dijo.
"Ya, ya, ¿oye y como te contratan?" cuando entramos en la habitación te lo dicen o cómo?, me pregunté.
He de reconocer que con esas preguntas daba la imagen de todo menos de negarme rotundamente a realizar servicios, y la verdad es que morbo me daba.
"Lo normal es que los servicios se hagan en los turnos de tarde y noche. Es cuando la gente vuelve de sus quehaceres y lo normal es que hablen con la encargada, algo así como" Quiero a la chica que hace el cuarto esta tarde o está noche. Así la encargada puede suplirla, y asignar a la que piden el turno correspondiente", me dijo.
"O sea que actúa también de mándame. ¿Se queda ella con algo de dinero?", pregunté.
"Yo estoy convencida de que los clientes la gratifican por sus servicios, y más si son satisfactorios", me dijo.
"Alucinante", le dije.
"Pues si, y tú en la planta de suites, te puedes hinchar, literalmente", me dijo.
"Ah, ¿sí?", ¿cuánto se cobra? ", le pregunté.
" En las plantas normales están dando 100 por hora. En la planta de suites sé de una que cobro 1000 euros por una noche", me dijo.
"Por dios, por dios, espero que a mí no me llamen nunca", le dije.
Siguieron pasando los días. Yo tenía cargo de conciencia por no haberle contado a Víctor el lado oscuro de mi trabajo, aunque estaba segura de que el contárselo, aunque no hubiera pasado nada, era sinónimo de tener que dejar el trabajo, y la verdad es que no me apetecía dejarlo, me había hecho muy bien a él, y me gustaba.
Una mañana, a media mañana me vino a ver la encargada,
"Lerda, mañana tienes turno de noche", me dijo.
Se me heló la sangre.
Me sobrepuse y le dije,
"Sí, señora, ¿y que se hace en esos turnos?, todos los clientes dormirán", le dije.
"Sabía deducción, ¿y has llegado a ella tu sólita?, me preguntó diciéndome a gritos que era tonta perdida.
" Pero vamos respondiendo a tu pregunta cuando llegues te cambias y subes directamente a la suite 17, el señor Smith, llamas y esperas que te abra. Es un gran cliente, satisfácele en todo, no sé cómo se ha fijado en una imbécil como tú, pero lo ha hecho", me dijo.
"Señora, yo nunca he hecho algo así. No sé si estaré a la altura", le dije por decirla algo porque realmente estaba bloqueada.
"Tranquila, a todas las tontas se os da bien follar. No vas a ser tú la excepción", me dijo.
"Ay señora, de verdad que estoy perdida. ¿Cuánto tengo que cobrarle?", le pregunté asumiendo qué aceptaba el servicio.
Tú le das el Setpay y el hará el resto. Ni se te ocurra mirar la cifra que ponga.
Asentí con la cabeza, pero estaba convencida de que ese era mi último día de trabajo, porque no pensaba venir la noche siguiente.
Pasé un día fatal, de sentimientos enfrentados. Por un lado, el saber que aquello era prostituirse más o menos enmascarado. Por otro lado, el morbo que me daba sentirme precisamente eso, puta por un día, por otro el convencimiento de que, si hubiera estado soltera, la decisión hubiera sido mucho más fácil, por otro el de pensar que sí o si, era serle infiel a mi marido, por otro el de que realmente no pasaba nada, que tú puedes echar un polvo como hacerte un dedo, sin que ello signifique que no quieres a tu marido.
Inmersa en todos estos pensamientos, me llamó Víctor,
“Cari, ¿al final tienes el turno de noche?”, me preguntó.
Yo no se lo había asegurado la tarde anterior.
“Sí, ¿por?”, le pregunté.
“No, porque habían dicho estos de quedar una noche para tomar unas copas, y si no estás, aprovecho”, me dijo.
Vaya aquello me descolocó nuevamente. Por un lado, no podía decir que no y que el también perdiera la ocasión de salir con los amigos, por otro lado, acababa de decirle que si tenía turno de noche.
“Vale, Víctor pues divertiros y no bebáis mucho”, le dije.
Acababa de decir que iba a ir a trabajar, a que me follara el tal Mr. Smith.
Pase el resto de la tarde viviendo sin vivir en mí. Entraba a trabajar a las 24, hasta las ocho de la mañana. Tenía tiempo de sobra para prepararme físicamente, y sobre todo mentalmente.
Me dio por pensar que Mr. Smith, querría sexo anal. Eso para mí era un mundo. Mire en Internet.
Hablaban de limpiarse como dos horas antes de hacerlo y de lubricarse.
Me baje a la farmacia y compre un enema. También compré aceite para bebes. Se me antojo que tenía que ser bueno y nada nocivo para el ano.
Podría haber usado aceite de oliva, de hecho, lo recomendaban en algunos artículos de los que leí, pero se me antojo que el aceite para bebes era menos engorroso.
Dos horas antes me puse el enema. Seguí las instrucciones al pie de la letra. Y vaya si limpió.
Deje pasar un rato mientras me duchaba y me daba crema por todo el cuerpo.
Madre mía, estaba nerviosísima.
Empecé con la lubricación anal. Había leído que empezará con la zona exterior del ano hasta que notara que se relajaba, y luego meter un dedo bien mojado en el aceite, luego dos... Probé con el consolador que tenía en la mesilla casi olvidado. Lo puse en mi ano, apreté. No entraba. Lo moje en aceite. Probé otra vez. Nada.
Había leído que una de las principales causas de dolor en el sexo anal, era la tensión. Recordé haber leído que una buena forma para que el ano abriera era reproducir el mismo movimiento que cuando se va a hacer caca, un movimiento de expulsión. El. Consolador, tras vencer la resistencia inicial, entró en mí culo.
Lo moví dentro como si de una polla se tratará. Pues no estaba tan mal, sin duda alguna se debe a la numerosa concentración de terminaciones nerviosas que tiene esta zona, que están muy próximas y conectadas a las zonas sensibles de los órganos sexuales y a los músculos pélvicos encargados del orgasmo. Es más acompañado de una estimulación del clítoris me estaba poniendo muy malita.
Probé a sacarlo y volver a meterlo varias veces. Cada vez la resistencia era menos hasta que llegó un momento que entraba sin ninguna resistencia.
Mire el consolador. Limpio, si acaso algo del líquido del enema. Miré la hora. Tenía tiempo de cenar algo muy ligero, y salir para el hotel.
Aún recibí una llamada de Víctor, interesándose por si ya me había ido y deseándole una buena noche.
Aquellas muestras de preocupación hacia mi persona, no ayudaba precisamente en la tarea que tenía por delante. Pero ya no había marcha atrás. Permite la ensalada, me vestí y salí para el hotel.
Al entrar en él, mi corazón iba a mil. Gracias a que los empleados entrábamos por otra puerta, la de servicio porque parecía que todo el mundo me miraba sabiendo lo que iba a hacer.
Mientras me ponía el uniforme, me dio por pensar que me encontraría en la suite 17. Como sería el tal Mr. Smith. Pero bueno, pronto saldría de dudas. Me había maquillado, suavemente, no quería parecer una puta barata. Puta lo iba a ser, pero al menos, elegante, distinguida, aunque el uniforme tampoco daba mucho juego.
Cogí el ascensor para subir. Me temblaban las piernas, a la vez que notaba un fuerte calor interno que fluía hacia mis zonas más erógenas. Me planté ante la suite 17.
Era la hora de la verdad.
Llamé al timbre.
"A moment", escuché desde dentro. Me iba a tocar una noche de inglés.
"Good night beautiful. Come in, please".
"Thank you Mr Smith. Goodnight. Nice to meet you ", le contesté.
El tío era un hombre de edad avanzada. Yo diría que rondando los 60, si no los pasaba. Iba con el albornoz del hotel blanco. Estaba moreno y tenía una buena cantidad de pelo blanco.
"Please come in and make yourself comfortable. You're beautiful. Can I offer you champagne while we wait for some friends?", me dijo.
"Thank you mr. Smith. Some friends? I don't understand”.
"Well, I see that miss Úrsula has not informed you that we will be four friends. It has to be on arrival. Look precisely they call", me dijo.
"Un momento", escuché desde dentro. Me iba a tocar una noche de ingles.
"Buenas noches hermosa. Pasa, por favor".
"Gracias Sr. Smith. Buenas noches. Encantada de conocerlo", le contesté.
El tío era un hombre de edad avanzada. Yo diría que rondando los 60, si no los pasaban. Iba con el albornoz del hotel blanco. Estaba moreno y tenia una buena cantidad de pelo blanco.
"Por favor, pasa y ponte cómoda. Eres hermosa. ¿Puedo ofrecerte champaña mientras esperamos a unos amigos?", me dijo.
“Gracias señor Smith. ¿Algunos amigos? No entiendo”.
"Pues veo que la señorita Úrsula no te ha informado que seremos cuatro amigas. Tiene que ser a la llegada. Mira precisamente llaman", me dijo.
Abrió la puerta y aparecieron otros tres tíos de edades similares al Smith y todos ataviados con el albornoz.
Me levanté al verlos
Se acercaron a mi desnudándome con la mirada y dándome dos besos en las mejillas. Se iban presentando, Robert, Paul, John y Tom. Tom era Mr. Smith.
What a piece of woman.
Beautiful dear.
How good are yo u bitch.
A goddess made woman
Fueron algunos de los piropos que me dijeron.
"Do you give us your Setpay?", me dijo Mr. Smith.
Que pedazo de mujer.
Hermosa querida.
Que buena eres perra.
Una diosa hecha mujer
Fueron algunos de los piropos que me dijeron.
"¿Nos das tu Setpay?", me dijo el Sr. Smith.
Se lo di activando el móvil. Ellos fueron sacando sus tarjetas de crédito y pagándome.
Aquello no estaba en el guion. ¿Me iban a follar cuatro tíos? Desde luego, si era así iba a tener un debut épico.
Nos sentamos en un sofá del salón de la suite.
Empezamos a hablar delante de nuestras copas de champagne que con dos copas escasa acabó con la botella.
Tom pidió otra botella con algo de picar, y cuatro skyblue.
Eso último no tenía ni idea de que era. Supuse que algún coctel.
Seguimos hablando. Aquellos hombres no tenían prisa. Me contaron que eran unos. Empresarios tejanos dedicados a la construcción y estaban en Madrid por negocios. Pensaban invertir en España y Madrid les parecía el sitio ideal.
Me preguntaron por mí, mi edad, mis estudios. Alucinaron al saber que era médico con conocimiento de leyes. Me preguntaron porque estaba trabajando como camarera de planta.
Les conté el motivo, que llevaba poco tiempo trabajando en el hotel.
Tom se sinceró y abriendo su maletín de un compartimento saco el tanga que me desapareció el primer día, mientras limpiaba la lámpara subida en la escalera.
"I can assure you, my dear, that this thong has been an inspiration to me. Well the thong and the memory of your pussy. That is why as soon as I returned to Madrid, I wanted to be with you".
"Te puedo asegurar, querida, que este tanga ha sido una inspiración para mí. Bueno, el tanga y el recuerdo de tu coño. Por eso, en cuanto volví a Madrid, quería estar contigo".
Los otros se rieron diciéndole que era un romántico.
Llamaron a la puerta. Era Óscar, del servicio de habitaciones. Puso sobre la mesa nuevas copas, unos platos con embutido y frutos secos, cinco vasos, y unas capsulitas que no sabía que contenían.
Dejó una cubitera con hielo y una botella de champagne y otra de agua. La cubitera era una pasada, era de cristal e iba cambiando de color. Tom firmó la comanda, y Oscar se fue de la habitación no si desde la puerta mirarme y guiñarme un ojo.
Me moría de vergüenza.
Seguimos charlando y cada vez el tema se fue calentando más. Tonteaban con las lonchas de jamón. Me decían que el jamón serrano estaba bueno, pero que yo estaba mucho más buena que el jamón.
Robert me dijo,
“I want to buy the thong you're wearing now. I also need inspiration. How much I pay you?”
“You don't have to pay anything. It wouldn't be fair for Tomas to have it for free and you have to pay for it”, le dije mientras me lo quitaba y se lo daba.
“Quiero comprar la tanga que llevas ahora. Yo también necesito inspiración. ¿Cuánto te pago?
“No tienes que pagar nada. No sería justo que Tomás lo tuviera gratis y lo tuvieras que pagar”, le dije mientras me lo quitaba y se lo daba.
Aquello fue como una llamada a la guerra. Al margen de vociferar John y Paul, ¿que y ellos que?, abrieron las capsulas, que no contenía otra cosa que viagra, y se la tomaron.
Les dije a John y a Paul, que no se preocuparan, que, si estaban dos días más, les dejaría en sus habitaciones el tanga que llevara puesto ese día. Les encantó la idea.
Me dijeron que si me importaba bailar un poco mientras me quitaba la ropa, o sea, hacer un striptease en toda regla.
Al fin de cuentas, para eso había ido. Pusieron música lenta, no se identificar el título, pero era adecuada para el striptease.
Empecé a contornearme lentamente, tampoco quería resultar chabacana. Empecé por los botones de la blusa. La dejé abierta, luciendo mi sujetador que a la vez dejaba ver gran parte de mis pechos.
"Honey, can we take pictures and videos for you as a souvenir?", me preguntó Tom.
"Cariño, ¿te podemos tomar fotos y videos como recuerdo?", me preguntó Tom.
Pensé que no era fácil que alguien en Texas que lo viera me conociera, y no veía yo a aquellos cuatro subiéndolo a Internet.
"Of course. I belong to you tonight and you can do with me as you please", les dije.
"Por supuesto. Les pertenezco esta noche y pueden hacer conmigo lo que quieran", les dije.
Colocaron los móviles apoyados como pudieron y los pusieron a grabar.
Seguí bailando y haciendo que mi blusa fuera resbalando primero por los hombros y luego por los brazos, hasta que definitivamente cayó al suelo.
La aparté con el pie. Al no llevar tanga pensé que lo siguiente fuera el sujetador, para que no vieran ya lo que los cuatro deseaban ver. En ese momento, tenía en mente la película striptease de Demi Moore, hasta a mí me resultó sexy y sensual sus stripteases.
Permanecí un rato así, jugando con la curiosidad de los cuatro hombres por saber que sería lo siguiente que me quitaría.
Hice intención de quitarme las medias,
"No, no, my dear, don't take off the stockings, the heels and the cap", me dijo Tom.
"No, no, querida, no te quites las medias, los tacones y la cofia", me dijo Tom.
Pues ya lo tenía claro. Tocaba sujetador.
Mis cuatro galanes empezaban a tocarse la polla. Habían abierto sus albornoces y sus pollas empezaron a asomar ya erectas del todo. Seguro que no todo era efecto de la viagra, y observe que un par de ellos, llevaban además anillo constrictor.
Bailando me acerqué a ellos y me puse delante, girándome y ofreciéndoles mi espalda.
"Will any gentleman unhook my bra?", les dije.
"¿Algún caballero me desabrochará el sujetador?", les dije
Note un montón de manos no solo desabrochándome el sujetador sino también tocándome la espalda y lo que no era la espalda.
Me liberé con risas de las ocho manos, me aleje nuevamente, me puse frente a ellos, y tapándome los pechos con un brazo tire del sujetador con la otra mano. Terminó en el suelo junto con la camisa.
Ahora se trataba de ir poco a poco enseñando los pechos. Tardé un buen rato en hacerlo tapándome primero los pechos con las manos, y después los pezones con solo dos dedos. Los hombres ya se masturbaban abiertamente.
Aproveché para hacer una inspección a distancia de las cuatro pollas. Sin ser nada descomunal, estaban bastante bien de tamaño, sobre todo Robert que superaba con creces las que había visto en directo en toda mi vida.
Tocaba la falda, y estaría lista para ellos. Me palpitaba el coño. Pese a mis dudas y temores, la situación me estaba poniendo no cerda, lo siguiente.
Un botón, cremallera abajo, mano cubriendo el pubis y falda al suelo. Me di la vuelta poniéndome de espaldas. Separé las piernas y me incliné hacia delante. Tenían una visión similar a la de Tom el día de la escalera.
Oía sus "Buffff", "Ufffff" y comentarios como,
"Very good show, you're a very good bitch and I'm going to fuck you until you burst",
"Muy buen espectáculo, eres muy buena perra y te voy a follar hasta reventarte",
Aquello me ponía aún más cachonda y cerda.
Me giré nuevamente y con la mano en el pubis tapándome lo importante, me fui acercando a ellos.
Me coloque delante de los cuatro, a escasos centímetros. Separé nuevamente las piernas y empecé a jugar con los dedos en mi coño, básicamente abriéndolo para que lo conocieran un poco.
Cuatro manos, las otras cuatro estaban en sus pollas, intentaban inspeccionar mi coño.
CONTINUARA