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CHARLINES.
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Tras una rápida ducha ambos se tumbaron a dormir. La alarma del despertador los sacó de su profundo sueño. Se levantaron, tomaron una ducha rápida y se vistieron para el nuevo día. Llamaron a don Máximo y quedaron con él a las diez en su despacho. Bajaron al restaurante del hotel, desayunaron copiosamente y salieron en un taxi, rumbo a Santa Eulalia. Al llegar a su despacho, don Máximo ya los estaba esperando.
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Buenos días, don Máximo.
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Buenos días, pareja.
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Después de lo que me dijo ayer, hemos hecho algunos ajustes en las cuentas y creemos que nos podría llegar. Podemos pagar unos dos mil euros por metro cuadrado por los que se podrían abrir ya y unos dos mil doscientos cincuenta euros máximo, por los otros.
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Muy bien, me parecen buenas y tentadoras ofertas. Por los apartamentos de es Cana y los de aquí, yo creo que con un máximo de medio millón, tendríamos para los arreglos. Pondría dos cuadrillas a trabajar de unos diez hombres cada una y en quince días se podría abrir es Cana y los de aquí estarían no más tarde del día diez de junio. Ya he hablado con mis amigos y tengo cincuenta reservas mínimo a partir del día quince de junio.
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Perfecto, es usted muy eficiente.
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Muchas gracias. De los otros apartamentos, si los compran tardaré una semana por lo menos en tener un presupuesto, pero mucho me temo que no bajará de los cuatro millones, si los compran hoy, hoy mismo mandaré a mi capataz para que los eche un buen vistazo. He quedado con los posibles vendedores cada uno en sus oficinas unos a las doce y otros a la una. Después he reservado una paella en un chiringuito en Formentera, no se preocupen, yo mismo los llevaré en mi barco.
Es usted un cúmulo de sorpresas, muchas gracias. Salieron del despacho de don Máximo y caminando se dirigieron a la primera cita. Al pasar por unos almacenes de ropa, tanto Ruth como Ángel se compraron ropa de baño, para su comida en Formentera. Tras más de tres horas de reuniones, por fin a las dos y media habían cerrado los dos tratos en el precio que habían estipulado. Don máximo los montó en su vehículo y los condujo hasta el puerto. En él los esperaba un precioso yate de quince metros de eslora.
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Esto es magnífico, que preciosidad- comentó Ruth
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Muchas gracias, señorita.
Partieron hacia Formentera. El barco era una pasada y se deslizaba sobre el mar como una balsa de aceite.
Cuando subieron, los ojos de Máximo recorrieron y devoraron el cuerpo de Ruth. Ese bikini azul turquesa realzaba sus preciosos pechos y le hacía un fantástico culo.
DonMáximo varó el barco frente a la costa a unos cien metros del restaurante.
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Siento que tengamos que bajar a nado, pero aquí cubre muy poco y es muy arriesgado seguir.
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No se preocupe, iremos a nado, el agua está espectacular.
Los tres se lanzaron al agua y está, justo cubría hasta sus cuellos. Nadando tranquilamente, se acercaron a la costa y fueron al restaurante. En este les dieron unas grandes toallas de baño, que aprovecharon para secarse y para no manchar las sillas.
Les sirvieron una espectacular paella de carne y vegetales.
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No sé si les gustará, para mi es un vicio, una tentación.
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Seguro, al terminar se lo diremos.
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La comida fue muy amena y los tres quedaron encantados con ella. Tomaron unos cafés y unas copas. La verdad es que todos estaban encantados.
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Bueno don Máximo, nos queda cerrar lo de es Cana y firmar lo de playa d’en Bossa. Luego nos dará el presupuesto y cerraremos las operaciones.
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Perfecto, podemos cenar en mi casa el viernes y así cerramos los presupuestos.
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Me gustaría darle más tiempo.
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¿Bien, pero la cena sigue en marcha?
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Por supuesto jajajaj.
Don Máximo los condujo hasta el puerto de Santa Eulalia y los llevó el mismo hasta el hotel.
Tanto Ruth como Ángel se dirigieron hacia la piscina para darse un baño antes de subir a la habitación. Como llevaban puestos los bañadores se tiraron a esa preciosa piscina, rodearon su torre y tras unos largos minutos en el agua, salieron, se secaron y subieron a la habitación.
Cerca de las nueve de la noche, Ángel se deslizó por la cama hasta llegar a la entrepierna de Ruth. Esta le recibió desnuda y dormida. Ruth se fue desperezando a la vez que la lengua de Ángel conquistaba más partes de su cuerpo. Recorriendo sin prisa sus labios, llegó hasta su clítoris. Lo sorbió y lo acarició con la lengua. Ruth acercó sus manos a la nuca de Ángel y lo apretó contra su sexo. Abrió sus piernas y lo atrajó hacia ella. Ángel sorbió sin prisa ese descapullado clítoris para pasar a lamerlo sin tregua. Durante una eternidad su lengua jugó con ese hinchado botoncito sintiendo como los jugos de Ruth llenaban su boca en varias ocasiones.
Ángel seguía impertérrito con su lengua y los gemidos y apretones de piernas por parte de Ruth se sucedían sin descanso.
Ruth enroscaba sus piernas sobre la cabeza de Ángel, mientras disfrutaba de esa intrépida lengua. Se moría de gusto, su orgasmo no tenía fin.
Cuando ya no pudo más Ruth se dio la vuelta separándose de esa lengua y esa boca que le habían vuelto loca.
Ángel se levantó, puso a Ruth en cuatro al borde de la cama. Sujetando con fuerza su polla, la pasó por todo el canal de su coño desde su culo hasta su clítoris subiendo y bajando varias veces.
Ángel sonrió, dejó el capullo en las puertas de ese babeante coñito y dio un pequeño empujón. Solo entró su capullo y con este estuvo follando a Ruth por unos cuantos minutos. La ansiedad de Ruth iba creciendo, conforme esa polla jugaba a las puertas de su coño.
Ruth gritó al sentir como esa polla iba ganando terreno dentro de su coño, como le iba abriendo y cómo su cuerpo se estremecía con la llegada de un intenso orgasmo que le hizo apretar con fuerza su culo a la pelvis de Ángel. Ruth se mantuvo pegada mientras el orgasmo recorría todo su cuerpo explotando por él en una interminable cascada.
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Ahora dame fuerte, rómpeme el coño y el culo, destrózame.
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¿Eso quieres putita, que te destroce? Te voy a dejar el culo y el coño bien doloridos.
Ángel sujetó con fuerza el pelo de Ruth haciéndole una improvisada coleta, tiró de ella hasta que Ruth arqueó su cuerpo, le dio un fuerte azote en su cadera y empujando su grupa hacia abajo, le empezó a embestir como un toro. Le daba fuerte, muy fuerte y podía observar como el agujerito de su culo se abría y cerraba con las embestidas. Fue escupiendo en ese agujerito, que tragaba su saliva como una boca hambrienta. Cuando sintió los estertores del cuerpo de Ruth, sacó su polla y apuntó a su agujerito. De una se la clavó hasta el fondo.
Esto espoleó a Ángel que la dio fuerte muy fuerte, ahora sujeto a sus caderas, marcando un ritmo infernal que le llevó a clavar su polla hasta el fondo a la vez que Ruth quedaba tendida en la cama con Ángel encima.
Cenaron una ensaladita y un poco de pescado y se fueron a dormir. Estaban cansados, el día fuera de casa los dejó muertos. Ambos quedaron dormidos nada más tocar la cama.
La luz del nuevo día y la alarma del despertador los pusieron rápidamente en pie. Ruth salió disparada a la ducha y Ángel salió tras ella. La ducha era una ducha enorme, donde los dos tenían cabida perfectamente. Ángel llenó sus manos de champú y procedió a lavar el pelo de Ruth, esa melenita medio corta le traía muy buenos recuerdos, por lo que hizo la coleta de rigor e hizo que Ruth tocase el suelo con sus rodillas.
Ángel la levantó y siguió lavando su pelo y el resto de su cuerpo. Ruth se le acercó y le dijo suave.
Después de una excitante ducha, ambos se secaron y se vistieron para la ocasión. Ruth se había comprado un traje chaqueta en azul marino y ahora ambos hacían juego en sus vestimentas.
Se dirigieron a Santa Eulalia donde los esperaba Máximo.
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Buenos días Máximo, he hablado con mi jefe y quiere que se haga cargo de todas nuestras obras.
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Para mí será un placer. Le diré que mi capataz estuvo viendo los apartamentos y me ha dado un presupuesto de cinco millones, pero hemos de detallarlo mucho mejor. Es para que se hagan una idea.
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Bien, nos manda un presupuesto con todas las obras. Ahora vamos a es Cana y comemos en San Antonio.
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Perfecto, por mí, sin problemas.
Cerraron el tema de es Cana sin muchos problemas y fueron a San Antonio. Ahí estuvieron viendo los apartamentos antes de comer y Máximo les sacó bastantes pegas, estaban bastante peor de lo que les habían dicho.
Se sentaron a comer cerca de las oficinas de los vendedores y máximo expuso lo que había visto.
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Yo creo que necesitan bastantes arreglos y será difícil abrir este verano. Por un poco menos de lo que piden aquí, hay unos apartamentos en Portinatx, que están muy bien, en junio estarían para empezar.
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Bien hablamos y si la oferta es buena, nos quedamos con estos y si no esta misma tarde vamos hasta Portinatx.
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Perfecto.
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Las negociaciones con la gente de San Antonio fueron muy duras y no llegaron a ningún acuerdo. Ruth salió muy enfadada, pues poco menos que se rieron de la opinión de Máximo. Esto le hizo desistir de la compra.
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Vamos a Portinatx quiero ver esos apartamentos.
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Nada más llegar Ruth quedó prendada de la zona y de los apartamentos, estos eran una maravilla.
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¿Máximo, conoces al dueño de esto?
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Claro
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Llámalo y queda con él para cenar. ¿Qué precio estaría bien?
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El pide dos mil euros el metro cuadrado.
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Bien, llámalo.
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Quedaron a las nueve en el Don Quijote. Don Mariano, llegó puntual y los cuatro se sentaron a cenar. Los habían colocado al final del restaurante frente a unas grandes cristaleras y los habían escondido con unos biombos.
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Buenas noches don Mariano, yo soy Ruth, este es mi compañero Ángel y don Máximo al que ya conoce.
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Un placer y buenas noches.
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Bueno, no quiero divagar, ni racanear. Don Máximo me ha comentado que dos mil euros por metro cuadrado estaría muy bien. Le ofrezco dos mil doscientos euros por metro cuadrado y no discutimos más.
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Don Mariano estrechó la mano de Ruth y así sellaron la venta.
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Muchas gracias, señorita, no hay discusión a lo que propone, pero espero me deje pagar a mí la cena.
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Será un honor para nosotros ser invitados por usted.
Cenaron tranquilamente y a eso de las once, Máximo los acercó a su hotel.
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Máximo, mañana cerramos todo y quedamos para comer en playa d’en Bossa.
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Perfecto, llámeme y recuerde que cenamos en mi casa el viernes. Nada muy formal.
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Perfecto nos vemos mañana.
Subieron a la habitación y pidieron la cena, el día había sido fantástico y tenían motivos para estar eufóricos.
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Bueno, con lo que cobre Don Máximo, casi igualamos, pero hemos comprado dos propiedades más y el hotel, así que negocio redondo. Voy a llamar al señor Martínez para contarle lo que hemos conseguido.
Ruth volvía eufórica cuando llamaron a la puerta, recogió la cena y llevó el carrito al salón. Ahí estaba Ángel completamente desnudo con su miembro erecto, esperándola
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¿estás loco?
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Jajaj, no, desnúdate.
Esa imposición calentó a Ruth que se despojó de sus ropas y se quedó solamente con sus zapatos y sus medias. Ángel se acercó muy lentamente con su copa de champán en la mano.
Ruth echó la cabeza hacia atrás y Ángel dejó caer por el cuerpo de Ruth el contenido de su copa. Por su cuello, el canal de sus pechos, su vientre y su sexo.
Ángel bajó lamiendo el apetecible cuerpo de Ruth. Su cuello, sus pechos que mordisqueo suavemente. Su vientre y ya de rodillas su sexo. Subió una pierna de Ruth a su cuello, acercó su boca a su sexo, abrió los labios de su sexo con los dedos y pegó su boca a su clítoris. Lo lamió sin prisa y sin descanso con su lengua, sorbiendo de vez en cuando de él. Ruth apoyada en su cabeza, lo atraía y lo separaba buscando su placer. Ángel apretó con fuerza el abultado clítoris de Ruth entre sus labios, sorbió de él y notó como Ruth le apretaba con fuerza contra su cuerpo a la vez que cerraba sus piernas en torno a su cabeza.
Ruth se dejó caer junto a Ángel, lo besó con pasión en la boca y poniéndose en cuatro le ofreció su sexo.
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¿quieres que te folle?
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Ya estás tardando.
Ángel se colocó tras ella, apuntó su miembro hacia ese coñito ya encharcado y lentamente entró en él, hasta tocar el culo con sus huevos. Entraba y salía muy lento, notando y haciendo notar el roce de su miembro en ese apretado coñito.
Ángel seguía en su lento mete y saca notando como Ruth regaba su polla y sus piernas con sus jugos. Él a duras penas aguantaba tan lenta y profunda penetración. Hasta que un desgarrador grito de Ruth rompió su concentración. Los temblores de Ruth sobre su polla, sus gemidos y sus movimientos de gata. Le llevaron a llenar su sexo con su mejor esencia.
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Siiiiii, que cabrón eres jodeeer. me has hecho sufrir como una buena perra
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Se miraron, se besaron, cenaron y se tumbaron a dormir.