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TODORELATOS » SEXO CON MADUROS » ¿ABOGADA O PUTA? DIFÍCIL DECISIÓN (PARTE 4)
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Fecha: 18-Sep-23 « Anterior | Siguiente » en Sexo con maduros

¿Abogada o Puta? Difícil decisión (parte 4)

Moni Sexy
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Tiempo estimado de lectura: [ 5 min. ]
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Hola, soy Moni, esta es la historia de mis días en la Universidad. Si quieres leer las otras entregas busca en mi perfil. Gracias por la espera y los mensajes. Xoxo Version para imprimir

Hola, soy Moni. Retomo mi historia. Cómo saben soy la putita de mi profesor Marco. Él insiste en que seré mejor puta que abogada y me presenta a Dario, un abogado exitoso, maduro y recién divorciado que acaba de hacerme suya a cambio de un puesto de practicante en su despacho, uno de los mejores de la ciudad. 

Pueden ver los capítulos anteriores en mi perfil.

Esa mañana luego de un mañanero riquísimo y desayunar juntos por primera vez, Darío me llevó a casa. 

Olvidé contarles en oportunidades anteriores que vivo sola. En un pequeño departamento, propiedad de mis padres, quienes desde hace mucho tiempo residen en otra ciudad. 

Antes de bajar nos besamos como si fuéramos noviecitos y no un hombre hecho y derecho y una estudiante universitaria menor que sus hijos mayores.

Hubiera querido que pase y sigamos cogiendo pero es un hombre ocupado y esta tarde nos volveríamos a ver.

Me alisté sin mucho ánimo para ir a la Universidad. Aunque tenía ganas de contarle a Marco la verdad no sentía ganas de apurarme a llegar a las primeras clases, para las que ya estaba tarde.

Me tomé las cosas con calma y a media mañana me dirigí a la Universidad. 

Vestía un top blanco de cuello alto y manga cero, acanalado y que apenas cubría mi abdomen dejando ver aún algo de piel entre su borde inferior y el inicio de la minifalda de jean que escogí para hacerle juego. Me calcé con un par de zapatillas urbanas y medias acordes. Un brassier con transparencia y un hilo negro. Alisté un maletín con una muda para ir al bufet a la salida. 

Mis clases pasaron con normalidad hasta la clase de Marco. Ni bien entró me miró y me preguntó ¿Srta. Arriola cumplió con su encargo? Sí, profesor, fue la respuesta. Él sonrió complacido. Nadie sospechó, después de todo yo era la asistenta del profe en clases.

Al finalizar la clase esperé a que mis últimos compañeros salieran. Me pareció se demoraron una eternidad preguntándole cosas sobre el trabajo que acaban de dejar Marco. Cuando al fin se fueron. Me acerqué al escritorio y me senté frente a él con las piernas un poco abiertas. Nada super exagerado. Casual…

Así que lo lograste, putita, bravo. Estoy orgulloso de ti. Dijo Marco, casi sin mirarme, mientras guardaba sus cosas y se levantaba. De pronto giró su cara y pasó su mano detrás de mi nuca. Y me beso, con orgullo y pasión. 

—¿Cuando empiezas?

—Hoy. Dije radiante.

—Quiero que me cuentes todo a detalle… ¿Te vas a ir vestida así?

—No, le dije, señalando mi maletín. Vámonos a un telo y te cuento a detalle mientras me coges, anda, ¿te parece? 

—Miró su reloj y dijo, tenemos el tiempo justo. Está bien comerte pero también quiero almorzar…

Nos reímos juntos y le di un beso antes de irme. Lo esperaba dos cuadras fuera de la Universidad en una calle poco concurrida. Era nuestro punto de encuentro. Me subía al coche y me agachaba a chupársela mientras llegábamos al motel de siempre. Era parte de nuestra rutina cuando había la oportunidad de irnos a pasar unas horas solos a la salida de clases.

Íbamos casi siempre al mismo telo caleta. Subimos comiéndonos a besos y metiéndonos mano por todos lados. Una vez dentro lo empujé hacia la cama y me subí a horcajadas encima suyo. La falda se me subió hasta casi la cintura. Con mi mano que ya conocía bien la ruta, safé su pene ya erecto. Hice a un lado el hilo que llevaba y puse su glande en la entrada de mi vagina ardiente que ya babeaba en anticipación para recibirlo. 

Me clavé en su pinga con un sentón y me quedé ahí un segundo disfrutando el haberme partido a mí misma. Empecé a cabalgarlo muy rico mientras cogía mis tetas. Retorcía mis pezones… yo me tomaba mi tiempo, jugaba con mi velocidad, lo provocaba. Marco se ponía loquísimo con ello. 

—No tengo tiempo hoy, bebita, me decía con la voz entrecortada.

—Ni yo, pero quería cogerte antes de contarte. 

Empecé a embestirlo con más fuerza. Nuestras caderas se movían al unisono. Tuve mi primer orgasmo de la tarde. Cuando él estuvo por venirse, desaceleré y bajé la presión. Lo quería disfrutar un rato más. 

Me bajé como si nada y lo dejé ahí con la verga parada llena de mí. 

Se paró lo más pronto que pudo y me tomó por atrás contra la pared. 

—Conmigo no juegues, Mónica… Vamos a terminar esto que tengo hambre. 

—Sí, ya sé que quieres almorzar, le digo mientras le pongo el culo en pompa. Me tiene presionada contra la pared y apenas puedo moverme. De pronto siento que me la mete en one al culo— Ahhh avisa, bestia…

—Me cagaste el apetito. Ahora solo tengo hambre de ti… Vas a llegar tarde y bien culeada, chiquita. Me dice mientras me enviaste con fuerza contra la pared.

Me hace ver estrellas. Me encanta que me rompan el culo… Olvidó el tiempo. Solo existimos los dos. Nuestros cuerpos. El olor del sexo. Uff… 

De pronto me la saca y me tira contra la cama de espaldas. Y me lo vuelve a meter. Me taladra duro. Grito. Siento mis paredes del intestino alrededor de su miembro. Siento como me parte el culo. Cómo tengo su estaca clavada bien dentro mío. Finalmente me vuelvo a venir, ya es la tercera o cuarta vez de la tarde. Él se viene poco después provocando en mí otro orgasmo. 

Me ayuda a levantarme y me lleva a la ducha. Me ayuda a ducharme so pretexto de que sea más rápido pero en verdad solo fue para seguir cogiendo. 

Cogimos delicioso en la ducha. Me limpió mis agujeritos con su lengua deliciosa y sus dedos. Se aseguró de tenerme limpia y presentable por dentro y por fuera. 

Me puse ropa interior de algodón. Bastante inocente. Y un sastre gris con blusa negra. Cerré el saco porque la blusa era algo transparente. 

Me calcé con tacos negros. Llevaba medias largas color carne, sin liguero.

Marco me llevó hasta dos cuadras del Bufete. En el camino comimos algo. Nos despedimos con un pico para no arruinar el maquillaje que acababa de hacerme. Acaricié su polla morcillona sobre el pantalón. Eran ya casi las 4pm. Mi horario era de 4-8pm. Más tarde ese día me enteré que todos salen a las 6pm. 

Más tarde, ese día, supe porqué mi horario era hasta las 8pm.

¿Ustedes se imaginan por qué? 

 

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