No hay comparación
Cuando Julito bajó a su casa, su madre estaba leyendo en el salón.
- Que tal hijo? Te ha gustado el refresco que te ha ofrecido Marta? – preguntó Pilar con sorna.
- Pues no me ha dado tiempo a bebérmelo. – contestó con la naturalidad de la inocencia.
Pilar casi se carcajea, pero se pudo contener.
- Y como es que no te ha dado tiempo?
- Porque no me ha dejado. Me ha enseñado las tetas y el coño y la he demostrado lo que había aprendido contigo.
- Espero que no le hayas dicho nada de lo que hacemos. – comentó Pilar con temor.
- Ni una palabra, jajaja. Pero se ha vuelto loca cuando le he mordisqueando los pezones como me habías enseñado.
- Se lo has hecho igual que a mí?
- Al principio si, pero como no paraba de gritarme que le gustaba, se los he mordido más fuerte.
Pilar se estaba imaginando la escena y sintió que se excitaba. Julito fue relatándole casi paso a paso todo lo que habían hecho y Pilar acabó con una buena calentura.
A las ocho llegó Manuel y vio que Julito ya no tenía las manos vendadas (a Pilar se le había olvidado hacerlo).
- Vaya, veo que ya estás mejor, con las manos libres.
Julito se quedó empanado sin saber que contestar y tuvo que hacerlo Pilar.
- Se las he quitado y ya he visto que solo le quedaban algunas heridas en el brazo derecho.
- Me alegro, así ya podrá hacer las cosas por sí solo.
Pilar tuvo que claudicar y anunciar que al día siguiente ya iría a trabajar.
Mientras………….
Juanjo había llegado a su casa y vio a Marta todavía espatarrada sobre la cama.
- Que haces así, desnuda a estas horas?
- Tenía calor.
- Calor… pues aquí huela a sexo que apesta!
- También me he masturbado. – intentó aparentar naturalidad.
- Joder Marta, no lo entiendo. Cada día estás más… salida.
- Si te portaras mejor no tendría que hacerlo. – pasó de la defensiva al ataque sin darse la vuelta de la posición que estaba.
Juanjo se tuvo que pensar la respuesta. Se sentía ciertamente culpable de ese abandono pues la monotonía de la monogamia le había llevado a tener alguna aventura fuera de casa. El olor a sexo y esa postura de su mujer con el culo respingón marcando su delgado cuerpo le excitó más de lo que esperaba.
- Bueno, algo de razón llevas, pero es que no me apetece tanto como a ti . – mintió mientras se desabrochaba la camisa y el pantalón.
- Que pasa, que ya no te pongo cachondo? – volvió a atacar Marta postrada boca abajo sobre la cama.
- Si que pones cariño, sobre todo este culito tan mono que tienes. – contestó arrodillándose sobre las piernas de Marta ya totalmente desnudo.
Marta quiso darse la vuelta al sentirlo, pero la agarró del pelo y no la dejo.
- No te des la vuelta. Así estás preciosa.
Marta fue elevando el culo hasta quedarse de rodillas sobre la cama. Juanjo agarró la polla y comenzó a restregarla contra la raja mojada y exclamó.
- Joder, estás totalmente empapada!
- Venga, métemela ya! – exigió moviendo el culo temerosa de que se diese cuenta que no todo eran fluidos suyos.
Juanjo la metió y comenzó embestir sintiendo como su polla chapoteaba en la holgada cueva. La enorme verga de Julito y su tremenda corrida la habían dejado casi intransitable.
- Joder, que te has metido? Esto está infollable! – exclamó mirando con deseo el estrecho agujero que palpitaba ante sus ojos.
Sacó la polla empapada del coño y apretó el capullo contra el orto. Marta ahogó un gemido, pero no sé atrevió a decir nada mientras sentía como la abría el culo apretando sin contemplaciones. La dura polla fue penetrando hasta perderse entera entre los dos prominentes glúteos.
- Ufff, esto es otra cosa… jadeó al sentir el placer de su polla penetrando en el recto.
Comenzó con lentitud disfrutando de cómo se abría el estrecho agujero. Marta se había quedado saturada de la follada de Julito, pero pudo excitarse de nuevo acordándose de la tremenda polla. Juntó los cuatro largos dedos de su mano dejando el pulgar aparte, y comenzó a metérselos en el coño al ritmo que la polla de su marido entraba en su culo.
- Vamos cabron, dale fuerte y rómpemelo! – exclamó ya excitada.
- Que puta eres, dios! Te lo voy a reventar! – exclamó embistiendo con más ganas.
Marta volvió a pensar en el portento que tenía Julito, y en qué sentiría siendo atravesada con ese martillo pilón por el culo. Su mente se desquició metiéndose los dedos hasta los nudillos a la vez que a su marido le reventaba la polla dentro del recto soltando unos buenos chorretones de leche. Cuando acabó de vaciar el badajo de semen le soltó un par de azotes.
- Te ha gustado putita?
Marta no contestó , tan solo se derrumbó de nuevo espatarrada sobre la cama.
En casa de Julio…………..
Cenaron mientras Pilar le decía a Julito que al día siguiente se quedaría solo hasta la hora de comer.
Acabaron de cenar y Julito se fue a su habitación cerrando la puerta tras de sí. Marta se fue a fregar los cacharros y al rato apareció Manuel en la cocina.
- Crees que estará bien solo hasta la hora de comer? – preguntó Manuel con cierta preocupación.
- Ya tiene dieciocho años, y las manos libres.
- Pero es que… no se… lo veo tan infantil todavía.
- Tranquilo cariño, necesita estar solo para que su mente de un salto.
- No podría venir tú hermana a quedarse con el? Se que le quiere mucho y lo haría encantada.
Marta comenzó a maquinar a toda velocidad. Si venía su hermana tendría que contarle algo antes. Consuelo era muy lista, y seguro que acabaría sonsacando a Julito.
- Vale, si te quedas más tranquilo luego la llamo para saber si puede venir.
Manuel sonrió satisfecho y la rodeo por la cintura pegándose a su espalda.
- Eres una madre perfecta. – la susurró al oído a la vez que la besaba en el cuello.
“Y tan perfecta!”, pensó Pilar orgullosa mientras sonreía tímidamente.
Manuel continuó con el sobo y los besos sorprendiendo a Pilar pues era algo que no hacía nunca en la cocina. Sus relaciones siempre se habían limitado a la habitación y en la cama.
- Y una esposa preciosa! – volvió a susurrar Manuel restregándose contra el culo de Pilar.
Pilar cada vez estaba más sorprendida, pero no dijo nada para ver hasta dónde llegaba. Después de amasarla las tetas, Manuel fue bajando las manos hasta llegar al borde de la bata y la subió lentamente para dejar el culazo a la vista.
- Tienes un culo precioso cariño. – susurró de nuevo a la vez que sobaba los dos hermosos glúteos.
- Ummm, me gusta cuando me tocas diciéndome esas cosas. – replicó Pilar a los susurros de su marido.
No era nada habitual que le dijera esas cosas en la cocina, ni en ningún otro sitio que no fuese la habitación, y eso le estaba gustando. Movió el culo sinuosamente para hacer el roce más notorio, y pudo sentir la dureza que crecía contra sus nalgas.
Manuel metió la mano entre los muslos y palpó los labios que se marcaban sobre las bragas.
- Ufff, vamos a la habitación? – preguntó volviendo a sus costumbres.
- Y por qué no sigues aquí. – replicó Pilar inclinándose más.
- Y Julito?
- Tranquilo, no saldrá de su habitación. Hoy a tenido un día ajetreado.
Sin darle opciones, Pilar se desabrochó la bata y la dejó caer al suelo. Se dio la vuelta y le mostró a su marido las hermosas tetas tan solo tapadas con el sujetador. Los pezones se le marcaban poderosamente, y Manuel subió las manos para tocarlos por encima de la tela. Pilar elevó la cabeza para alcanzar los labios de Manuel y le besó con dulzura.
- Sabes que eso me encanta. – le susurró contra los labios mientras ella misma tiraba del sujetador para liberarlos.
Manuel bajó la cabeza mirando las dos hermosas cerecitas y comenzó a lamerlas y a chuparlas con delicadeza, pero a Pilar no le apetecía tanta delicadeza. Le apretó la cabeza contra sus pechos y se atrevió a decirle.
- Chupa más fuerte cariño. Me estás poniendo muy caliente y quiero sentir más.
Conociendo a su marido sabía que eso era arriesgado y podía provocarle rechazo, pero tenía que probar. Le sorprendió de nuevo que la hiciera caso y comenzó a sentir las fuertes succiones de sus labios.
- Así, así! Dios mío, como me gusta lo que me haces! – exclamó con pasión.
Manuel se había animado y cada vez chupaba con más ganas. En un momento dado llegó a mordisquear uno de los pezones a la vez que levantaba las dos hermosas tetas con las manos. Pilar gimió de placer con el cuerpo casi temblando.
- Ahhh, dios! Como me gusta lo que me estás haciendo. Tengo una sorpresa para ti. – le susurró al oído apretándole la cabeza con fuerza contra uno de sus pechos.
Manuel dejó de chupar y levantó la cabeza para mirarla. Los ojos de Pilar chispeaban mientras sus labios hacían una mueca a modo de sonrisa algo perversa.
- Que es? – preguntó Manuel.
Pilar le separó un poco y se bajó las bragas para mostrarle la vulva perfectamente depilada. Era un momento crítico pues no sabía cómo iba a reaccionar Manuel, pero la expresión de su cara fue suficiente para saber qué le había gustado.
- Que bonito está así. – comentó con algo de entusiasmo.
Pilar no quería desaprovechar la ocasión. Manuel era parco en palabras, algo que parecía haber heredado Julito y fue ella la que le indujo a que hiciese algo más que un simple comentario.
- No te gustaría probarlo así?
- Bueno… si…, seguro que sin pelos está mejor. – sonrió .
- Pues súbeme a la encimera y saborearlo.
Manuel la cogió de la cintura y la sentó sobre la encimera. Tiró de las bragas a medio bajar y cayeron al suelo. Al abrir más las piernas, Pilar pudo ver un brillo en los ojos de su marido que la reconfortó. Manuel se inclinó y paso la lengua por la ya humedecida raja. Poco a poco se fue animando y las lamidas comenzaron a ser más profundas acabando con la punta de la lengua en el clítoris.
Pilar se había relajado y disfrutaba con largos jadeos y profundos gemidos hasta sentir como su cuerpo temblaba antes de la avalancha.
- Ay cariño. Que placer me estás dando. Me voy a correr! – exclamó al sentir como corría el flujo por la vagina.
Manuel comenzó a chupar y lamer los calientes líquidos sin hacer ningún aspaviento, algo que si había hecho otras veces, y Pilar disfrutó como nunca de esa mamada de Manuel. Estuvo dudando si seguir en esa posición para que se la follara, pero quiso arriesgar de nuevo con el culo. Quería, más bien, necesitaba que su marido se soltase en el sexo para cumplir todos sus deseos.
- Ufff, que delicia Manuel! Ahora quiero sentirte bien dentro.
Se bajó de la encimera y se giró para apoyar las manos sobre ella. El hermoso culo volvía a deleitar la vista de Manuel que apenas lo vio puso sus grandes manos sobre la abundante carne. Lo sobó, lo abrió e incluso se atrevió a darle un suave azote.
Se desabrochó el botón, bajo la cremallera y sacó la polla con una dureza notable. Paso los dedos bajo las nalgas de Pilar para sentir la carne mojada de la vulva. Para él fue una sensación especial sentirla sin nada de vello. Orientó la polla con la otra mano y el glande penetró con suavidad. Tan solo tuvo que dar un pequeño empujón para que la endurecida polla se clavase entera en la caliente vagina.
Por supuesto Pilar sintió toda la polla dentro, pero después de haber sentido la de su hijo la de Manuel le supo a poco. No obstante le animó y disfruto del corto polvo, incluso llegó a correrse aunque sin esa euforia que le había producido la polla de Julito.
Cuando Manuel acabó, se guardo la polla y le dio un tierno beso en los labios para después irse a dormir. Pilar se vino un poco abajo pensando que sería difícil que su marido la hiciera disfrutar del sexo como ella pretendía.
Cuando acabó en la cocina y fue a la habitación, Manuel ya roncaba. Julito tenía la puerta de su habitación cerrada y no quiso asomarse a ver si dormía. Volvió al salón y decidió llamar a su hermana. Seguro que estaría encantadísima de venir a cuidar a Julito, pues además de ser su único sobrino lo adoraba. El problema era ver lo que le contaba y cómo se lo contaba.
- Hola Pilar.
- Hola Conso.
- Que tal está Julito? Pensaba llamarte ahora para preguntar. Si puedo echarte una mano solo tienes que decirlo.
- Está mejor, pero te llamaba para eso. Tengo que ir mañana ya a la oficina y nos da cosa dejarle solo toda la mañana.
- No te preocupes. Yo puedo ir y quedarme con él, así podremos hablar. Me hace mucha gracia lo infantil que todavía es con dieciocho años, jajaja.
- No es tan infantil para todas las cosas, jajaja
- Ah, si? Y eso?
- Bueno, como ya sabes ha tenido las manos vendadas y el pobre no podía hacer nada y hasta se la he tenido que sacar para mear.
- Jajaja, no te imagino haciendo esas cosas, cogiéndole la polla a tu hijo, jajaja.
Pilar iba encauzando el camino para llegar a la parte importante.
- Pues no es eso todo, también le he tenido que masturbar.
- Que le has masturbado? Jajaja, pero bueno Pili, estás irreconocible, jajaja.
Conso no paraba de reírse intentando imaginar a la púdica de su hermana haciendo una paja a su hijo. Mientras, Pilar se preparaba para lanzarla el anzuelo.
- Pues su mente sigue siendo infantil, pero su pene es la de un hombretón. – soltó finalmente Pilar.
Conso dejó de reír para insinuar con interés.
- Supongo que eso sí le habrá crecido.
- Que si le ha crecido? Menuda banana tiene ya!
Pilar no quería mostrar a su hermana que su vocabulario había cambiado y continuaba con el de mujer púdica.
- Tan grande es?
- Inmensa. No te lo puedes ni imaginar. Y encima se le pone tiesa cada tres por dos y tengo que andar masturbándole para que no le duelan los testículos.
Conso comenzó a darle rienda suelta a su imaginación promiscua. Adoraba a Julito, pero nunca le había visto como una figura sexual hasta que su hermana le había relatado esas peripecias. Al día siguiente iría a cuidarle y se quedaría a solas con él. Su mente se había perturbado pensando en como sería esa polla que describía su hermana. Finalmente quedaron en que pasaría la mañana con él.
Cuando Pilar colgó se fue a cambiar a la habitación sin hacer ruido. Se puso un camisón corto y volvió al salón. No tenía sueño y se puso a ver la tele. Comenzó a pensar en Víctor. Al día siguiente le vería en la oficina,”Uf, que corte después de todo lo que nos hemos dicho”, pensó notando que se ponía nerviosa. Que pasaría? Que se dirían en persona? Sería igual que por la pantalla?
Un montón de preguntas sin respuesta la asaltaban cuando oyó ruido tras el sofá. Giró la cabeza y allí estaba Julito con el pantalón algo bajado y la polla como una estaca.
- Donde vas así? – susurró Pilar.
- Pues es que me he dormido un poco y me he despertado así.
- Pues ya tienes las manos libres. Te puedes masturbar tu solito.
- Jo mamá, pero no es lo mismo. Lo otro me gusta mucho más.
- Pero ya te has dado una buena tarde con Marta, ahora podrías seguir tu solo.
- Me lo he pasado muy bien con la señora Marta, pero me apetecía seguir y ella no ha podido.
- Que no ha podido? Que le has hecho? – preguntó Pilar entre divertida y asustada.
- Pues nada, lo que a ti, pero cuando le he dado por detrás se ha caído espatarrada en la cama sin fuerzas para seguir.
Por la forma en que se lo contaba su hijo, Pilar acabó riéndose casi a carcajadas. Tuvo que ponerse la mano en la boca para que el sonido no se propagara y acabará despertándose Manuel.
Julito acabó riéndose también, pero sin tener claro el por qué.
- Por qué te ríes mamá?
- Cariño, eres un portento y necesitaremos buscar más de una solución.
- A que te refieres? – preguntó con su mente simple e infantil.
Pilar se serenó y pensó como explicárselo con la mayor simpleza.
- Anda, ven aquí y siéntate a mi lado.
Julito se sentó pegado a ella con la polla fuera con un estado de erección que le volvió a impresionar a Pilar. Después de follar varias veces su polla volvía a tener una consistencia asombrosa. Se la agarró suavemente y comenzó a sobarla con suavidad.
- Cariño, tus necesidades son mayores que las que pueda tener una sola mujer como Marta o yo, a si que tendremos que buscar alguna más.
- Más? – preguntó extrañado sin llegar a entenderlo bien.
- Si, alguna chica más. No te gustaría?
- Bueno… si… pero quién? Ya te he dicho que me da vergüenza hablar con las chicas.
- No lo necesitarás con estas. – contestó Pilar pensando en Conso y Carmina.
- Con estas? De quién hablas?
- Te acuerdas que te hablé de una amiga de Marta?
- Si
- Pues se llama Carmina, y como te dije la invitaré a café para que la conozcas.
- Y tú crees que… querrá jugar?
- En el momento que vea la hermosura que tienes. – sonrió Pilar.
Julito también sonrió mirando a su madre con cara pispoleja. Ahora le tocaba hablarle de Conso, y eso iba a ser más difícil.
- Mañana vendrá a estar contigo la tía Conso.
- Ah, si?
- Si, se ha ofrecido para que no estés solo.
- Fenomenal, me lo paso muy bien con la tía! – exclamó inocentemente.
Ahora llegaba la pregunta clave.
- Te gustaría… jugar a esto con ella.
- A mí sí, pero no sé si ella querrá, jajaja. – respondió con inocencia.
- La tía te quiere mucho, y hará y jugará a todo lo que quieras. Seguro que te preguntará cosas sobre nosotros, pero tú tienes que decirle que solo te masturbo, nada más. Ni se te ocurra decirle que también hacemos otras cosas pues se montaría un lío gordo y tendríamos que acabar con los juegos.
- No te preocupes, seré una tumba! – exclamó con euforia.
A Pilar le hacía gracia esa frase que ya había utilizado anteriormente, pero se aguantó la risa. Le miró el enorme miembro que crecía entre su mano y sintió que el deseo incestuoso la volvía a producir un morbo tremendo. Se acordó del polvo que la acababa de echar su marido y temió que el morbo y esa tremenda polla que sujetaba los acabase alejando.
- Bueno, tendremos que bajar esto. – dijo finalmente.
Pilar se inclinó y dio varios lametazos a la suave y tersa piel del capullo. Julito no preguntó, directamente lanzó una de sus manos al pecho de Pilar cubierto por el fino camisón y comenzó a tocarle las hermosas tetas.
- Me gustan más tus tetas que las de la señora Marta.
Los pezones se endurecieron al momento y Pilar sintió como la sangre se le aceleraba.
- Te gustan las tetas grandes?
- Síii, aunque los pezones de la señora Marta son bien grandes, y eso también me gusta. No veas cómo se ha puesto cuando se los he chupado y mordido.
- Se los has mordido?
- Me lo ha pedido ella, y cuando se lo he hecho se ha puesto a gritar como una loca, jajaja. – dijo divertido.
Pilar no sé lo pensó dos veces. Se quitó el camisón y se quedó tan solo con las bragas. Sus tetas aparecieron majestuosas con los pezones tiesos y duros a punto de estallar entre las dos amplias aureolas.
- Quieres hacerle lo mismo a mamá?
- Vale!
Julito acercó la boca y comenzó a lamer y a chupar los erectos pezones mientras apretaba las tetas con suavidad. Pilar estaba cada vez más orgullosa de lo bien que le había enseñado. Le acarició la cabeza mientras suspiraba de placer y le invitó a que se los mordisqueara.
- Hazme lo mismo que le has hecho a Marta.
Julito comenzó a mordisquear a la vez que succionaba, y todo el cuerpo de Pilar se tensó. Se tuvo que poner una mano en la boca para ahogar los gemidos de esa mezcla de dolor y placer. Sentía ese deseo que devoraba su mente cada vez con más fuerza. Donde había estado esa Pilar todos estos años?, se preguntó a si misma.
Julito se esmeró hasta que la excitación de Pilar se hizo insostenible. Como las últimas veces, quería que su hijo disfrutara, pero ella también. Su mente recorrió a gran velocidad cada una de las veces que había “jugado” con él y cómo el deseo había ido creciendo. Le apretó suavemente la cabeza para que bajara con la lengua por su cuerpo hasta llegar al centro de sus muslos. Quería una buena comida de coño antes de darle el placer que deseaba.
El morbo iba en aumento pero le faltaba el aliño de las palabras, esas palabras grotescas que jamás había utilizado y que ahora la ponían verraca, como había dicho su hijo en alguna ocasión.
- Vamos cariño, cómele bien el coño a mamá antes de follártela.
Julito ya había llegado a las bragas, todavía algo mojadas por el polvo que había echado con su marido. Las bajó y comenzó a lamer la raja pastosa de los líquidos que la habían impregnado.
- Sabe diferente mamá. – comentó el muchacho después de varios lametazos.
Pilar recordó que no se había duchado ni limpiado después de follar con su marido y que esa diferencia que había sentido su hijo sería parte del semen de Manuel. El morbo la invadió aún más al pensar que su hijo se estaba comiendo la corrida de su padre.
- Te gusta?
- No está mal!
Pilar sonrió perversamente mientras sentía como las lamidas llegaban al clítoris. La excitación no paraba y su mente voló más lejos para buscar en lo más retorcido del vocabulario.
- Ufff, vamos cabroncete, haz que mamá te suelte una buena corrida de perra salida! – exclamó apretándole la cabeza contra los ya sudorosos muslos.
Julito se afanó más y al momento el cuerpo de Pilar comenzó a dar estertores mientras se mordía el dorso de la mano para no aullar de placer. Una buena corrida empapó la cara de Julito, pero éste no dejó de chupar hasta que su madre le soltó la cabeza.
Cuando se incorporó, Pilar le besó y le lamió la cara y los labios sintiendo el sabor de su propio flujo. Sabía lo que más le ponía a su hijo, y sin decir nada se levantó y se quitó las bragas por completo. Fue hasta la mesa alta del salón y se inclinó sobre ella esparramando sus grandes tetas por la superficie.
A Julito se le abrieron los ojos al ver el hermoso culo en pompa. Pilar balanceaba los glúteos haciendo que la gran raja que los dividía fuese más atractiva. Julito se desprendió del pantalón dejándolo que cayera al suelo, y se pajeo mientras se acercaba hasta las piernas abiertas de su madre. Paso la mano sobre la redondez de la tersa carne y le dio un suave azote poniendo cara de pillo.
- Te gusta darle azotes, eh! – replicó Pilar al sentirlo.
- Síii! A la señora Marta le he dado más fuerte, jajaja.
Pilar sonrió pensando en lo salida que estaba su vecina, pero no le dio tiempo más. Sintió la enorme polla insertarse entre su raja de una forma brusca y tan solo pudo emitir un gemido al sentir cómo abría su coño brutalmente. Julito soltó un bufido de placer agarrado a las extensas caderas y comenzó a embestir con potencia.
- Para hijo. Acuérdate que es mejor empezar lento.
- Es que estoy muy verraco mamá.
- Lo sé cariño, pero tienes que controlarte para que le guste a las chicas.
Julito aflojó el ritmo y Pilar pudo sentir como la enorme polla entraba y salía de su vagina provocándole un delicioso placer.
- Ummm, así cariño, lento y profundo… - suspiró Pilar mientras las hermosas tetas se aplastaban contra la mesa.
Julito miraba con obsesión el voluminoso culo viendo cómo la carne se expandía y vibraba a cada empujón y en ese momento pensó en su tía Conso. Conso tenía casi la misma cara que su madre, aunque con la melena teñida de rojo. También los genes le habían concedido grandes atributos, pero un cuerpo más esbelto. Solía vestir provocadoramente, con faldas cortas y mallas ajustadas marcando sus curvas ostentosamente.
Julito nunca había pensado en ella sexualmente, pero después de los comentarios de su madre comenzó a imaginar con una simpleza lujuriosa y está vez empleó un vocabulario más fuerte, sin nada de rodeos.
- Crees que la tía me dejará follármela así?
Pilar ya estaba bastante excitada y tampoco escatimó en su respuesta.
- Ahhh, te dejará que te la folles de todas las maneras, ahhh.
Julito aumentó el ritmo excitado pos las palabras de su madre y Pilar comenzó a jadear más sonoramente.
- Y le gustará así de fuerte? – preguntó mientras ya la daba pollazos más potentes.
Pilar ya estaba que se salía y de una forma sutil indujo a su hijo a que la diera más fuerte.
- Ella… ahhh… querrá más!
Julito embistió con más ganas como si fuera probando la potencia. Los glúteos de Pilar se aplastaban y se expandían a cada pollazo provocando que los ojos de Julito se abrieran hasta casi desgarrarse. Pilar ya no pudo más y empezó a correrse con sonoros jadeos y fuertes estertores.
- Ahhhhg, diosss! Así, asiiii!
Sentía su coño empapado y todo su cuerpo moviéndose sobre la mesa amortiguado por las grandes tetas. Para su sorpresa, Julito siguió embistiendo como un cabestro un buen rato más hasta que se corrió. La leche se comprimió dentro de su vagina y acabó desbordándose por la vulva hasta chorrear entre sus piernas.
“Esto si que ha sido un polvazo!”, exclamó dentro de su cabeza sin poder evitar compararlo con el que le había echado su marido.
- Joder mamá, cada vez me gusta más follarte!