Había pasado mucho tiempo ya de aquel Reencuentro con Ondina, mi profe de primer grado..Tanto así que el equipo de fútbol al cual fui a vitorear al aeropuerto el día que ella me reconoció después de más de diez años, ya estaba otra vez descendido de categoría y al borde del colapso deportivo. Mi madre me había obligado a ir es su representación a una obra teatral de un amigo suyo de juventud, que ahora era actor. La recompensa era, que me llevaría su coche esa tarde noche y después me iría con él de fiesta. Ella estaba en cama con un fuerte resfriado.
Al llegar al teatro, debia de recoger las entradas en taquilla, por lo que me puse en la cola. No me di cuenta que delante de mi estaba Ondina, quien al voltear por algún motivo suyo, me vió cuando yo estaba leyendo la publicidad del la obra teatral. Ya no me conoces, ingrato, dijo en voz alta. Yo al oír esa voz, levanté la cabeza y vi que era Ondina la que se dirigía a mi y había estado delante. Perdona le dije, soy tan despistado que me pasa hasta con mi madre; me acerqué y le di dos besos, ella me abrazó y me pregunto que cómo estaba y si alguna vez me acordaba de ella.
Claro que si y muchas veces, le dije, siempre estás en mis pensamientos, añadí. Serás mentiroso, dijo riendo, te va a crecer la nariz como a Pinocho, añadió. sí, como ese cuento que nos contabas en clase, aunque yo ya lo había leído en casa, le contesté, también riendo. Claro, me dijo, desde esa época eras un pillin, añadió. La cola iba avanzando y casi llegando a ventanilla, así que le pregunté: tienes reserva o vas a comprar la entrada recién, no tengo reserva me dijo, vale le dije yo, tengo dos invitaciones que se las dieron a mi madre, pero ella no pudo venir, así que las utilizaremos, añadí.
Muchas gracias, respondió ella, me encanta el teatro, vengo muy a menudo, añadió; yo creo que es la primera desde el colegio, le dije, y ambos reímos casi ya llegando a la ventanilla. Entramos y nos dieron una localidades muy preferentes. El drama estuvo bueno y muy divertida la parte de comedia. Al final, le dije que por encargo de mi madre, debía saludar al actor y disculparla por no poder asistir al estreno. ella encantada se apuntó y le pareció un privilegio emocionante saludar al actor.
Ya en la puerta del camerino, me identifiqué como hijo de tal; inmediatamente me hicieron pasar, por delante de periodistas que querían entrevistarlo y algunos fans. Dentro esperamos en una antesala pocos minutos, hasta que salió y nos dimos un fuerte abrazo, le di las disculpas de mi madre y él me dijo que me habia conocido de muy pequeño, antes de irse a estudiar arte dramatico al extranjero; le presenté a Ondina, quien le dijo ser una fan de él, y que seguía su carrera por la televisión. Él muy galante, le dijo que era un privilegio tener una fan tan hermosa. estuvimos algo así como diez minutos, hasta que lo llamaron para una entrevista y nos despedimos.
Ya fuera le dije si tenía el coche cerca, me dijo que no, que había venido en transporte público, porque aparcar en el centro era una odisea, yo le dije que yo sí tenia el coche de mi madre en el parking del teatro, así que me ofreci a llevarla y ella me aceptó el ofrecimiento. Cuando íbamos saliendo del centro ella me sugirió ir a la zona del aeropuerto donde nos habíamos reencontrado; me parecía algo surrealista, sobretodo de noche, casi sin coches y sin nada de gente.
Genial idea!, le dije; e inmediatamente puse rumbo hacia ese destino de bonita recordación. Al llegar a la zona efectivamente estaba con muy poca circulación de coches y peatones, casi ninguna de peatones diría yo, y en el mismo sitio donde ella me reconoció, desvié el coche hacia la zona de aparcamiento allí mismo. Apagué el motor y las luces y antes de que pudiese decir algo, ella se me abalanzó literalmente a besarme en los labios y yo la tomé del cuerpo delgado y pequeño, correspondiendo muy efusivamente a ese beso.
Como dos adolescentes, yo aún a mis veintiuno, de alguna manera aún lo era, nos estuvimos besando en el coche por muchos minutos; mis manos recorrían toda la superficie de su cuerpo por encima del vestido azul marino que llevaba, tocando su pechos tan turgentes como la vez anterior. Disimuladamente tiré de la palanca de mi asiento del copiloto y la deslice hacia atrás lo más que pude, luego accioné el botón que llevaba el respaldo del asiento hacia una posición casi vertical; inmediatamente cogí a Ondila de la cintura y la desplace sobre su asiento que ya casi era una cama; después de mutuas caricias le levanté el vestido que vestia, y por dentro de sus bragas metí los dedos que moverian su vagina, ella sintió un tiemble intenso con ello.
Me bajé los pantalones hasta los tobillos, incluidos los calzoncillos, ella me subió la camiseta para besar mi torso y yo bajé las tiras de su vestido y desbroce los conchetes del sujetador, para tener sus tetas al alcance de mis labios, que ansiosos por chuparlas, se volcaron en ello de inmediato, con algo de dificultad quité las bragas del todo; ella abrió sus piernas esperando mi polla dura y erecta. El coche ya tenía todas las lunas empañadas, la música de la radio seguía tocando melodías románticas, y en medio de ese ambiente de olor y sabor a morbo, empiné mi pene y lo dirigí hacia su coño, introdiciendolo con fuerza y saña, sabía que a ella le gustaba así, sabía que ella lo quería así y sabía que ella gozaba más así.
Varios minutos duraron esas incursiones de mi polla en su coño, hasta que me vino el orgasmo, apuré el ritmo candente, y ella se empezó a mover con más insistencia, ella me decía que aguantase, que a ella poco le faltaba, yo aguanté lo que pude, hasta que me empezó a rasgar la espalda con sus uñas, y a darme de palmadas en las nalgas, cada vez más fuertes; todo eso hizo que me viniese más y me pusiese más fogoso, como un toro de miura, hasta que ella retorciéndose gritaba: dame más!!! dame más!!! y seguidamente un: me corroooo!! amoooor te amoooo!!!! , yo que también estaba terminando, dándole toda mi leche a su vagina, solo le decía, si mi amor, yo también te amo! y la abracé y la besé apasionadamente, mientras mi pene seguía dentro de su coño.
Pasados muchos minutos, nos separamos, yo volví a mi asiento, levanté el respaldo del de ella, y después de limpiarnos con clinex las partes manchadas por el sexo, nos vestimos y arreglamos. Al abrir las ventanillas del coche para desempeñarlas vimos que algunos curiosos estuvieron observándonos riendo; además a corta distancia se veía que había aumentado el número de coches aparcados, todos bastante separados unos a otros, y en ellos se podían divisar muchas lunas empañadas también.
Después de ello, fuimos a cenar a un restaurante de esos que cierran muy tarde, estábamos hambrientos los dos, aunque muy satisfechos de pason y sexo. Después la llevé a su casa, en ella habían luces encendidas, lo que probablemente indicaba que no vivía sola, pero no quise preguntar nada; ella me dió un beso en los labios y se bajó del coche.. Al volver a casa, estuve pensando en lo que dijo en medio del fragor de la jornada de sexo: te amo; nadie me había dicho eso, aunque yo le respondí que también la amaba; aunque lo mío sí era verdad, sí que la amaba la amé siempre, unas veces en silencio, otras cconfesándolo a algunos amigos íntimos.
Cuando llegué a casa, mi madre ya estaba dormida, al igual que mi padre, mi hermana pequeña estaba haciendo un trabajo manual para el cole, tenía quince años. Me senté a su lado y le dije: que hacéis tan tarde? Ella, sonrriendo me contesto: aún es temprano, sobretodo para tí, que haces aquí y no estás de fiesta con tus colegas? o te fallo la víctima de turno? No digas tonterías, le dije, estuve con una chica, fuimos a cenar y luego la llevé a su casa, añadí. Anda, dijo ella, así que hoy fuiste disfrazado de niño bueno, añadió. No se para qué te cuento algo, dije yo, eso me pasa por hablar con crías, remató. No te pongas a la defensiva hermanito,; se levantó y se abrazó a mi, yo le di un beso en la frente.
Si yo soy tu aliada, me dijo mi hermana, puedes contarme lo que quieras, aunque sea una cría, te conozco y te quiero, y me dió un beso en la mejilla. Ya lo sé pequeña, dije yo, abrazándola más y frotando mi mano contra su brazo y espalda. Luego nos separamos y nos sentamos en la mesa; ella siguió con lo que estaba haciendo y me iba explicando el trabajo de Física, sobre la fuerza, el trabajo, la masa, la velocidad, la energía, etc. En eso le dije: me he acostado con mi profe de primer grado por segunda vez.
Que??? dejando el trabajo de lado, se quitó las gafas y mirándome a los ojos, dijo: cuéntamelo todo, pero todo, con pelos y señales, que tengo toda la noche, sentenció. Empecé a relatarle a mi hermana, tal como ella quería, y además atendiendo a sus preguntitas cuando quise obviar algún dato íntimo y sexual; ella como todas de su edad, estaban al día en lo referente al sexo. Así con todo, no me costo mucho desfogarme con mi hermana y quedar liberado de algo que me oprimía.
Al terminar ella me dijo: Dos veces y no me contaste la primera?, eras muy pequeña le dije yo, fue hace cuatro años, tenias once, aún no sabías ni lo que era el sexo, le dije riendo; cogió la goma de borrar y me la lanzó, la misma que pude esquivar y ésta cayó al suelo. Sé del sexo mucho antes que tú, niño bonito, me dijo. No te pases, dije yo. A que tardaste más que yo en enterarte como se hacen los niños, dijo ella; y tú como sabes eso, le dije yo.
Lo sabemos todos, me dijo riendo, jajajaja, dice mamá que con diez años le preguntaste como hace la cigüeña para sacar los bebés de las barrigas de las mamas, jajajaj, siguió riendo, Cogí una servilleta y se la aventé, cayendo sobre su cara. Jajajajaj me reí yo, imitándola; ella se quitó la servilleta y se rió conmigo; me acerqué y nos volvimos a abrazar, ella quería darme un beso en la mejilla, y yo otro también en su mejilla, y en el giro de las cabezas, no coordinamos bien y coincidimos sin querer dándonos el beso en los labios. Inmediatamente nos separamos, nos pusimos serios, no dijimos nada, ella volvió a su trabajo de Física y yo me fui a mi cuarto....continuará