CONVERTIDA EN SUMISA POR IR DE INTERCAMBIO
Hay cosas que ocurren en la vida de una que nunca llegas a imaginar pero que te llevan a los extremos de la felicidad si eso existiera. A Ane le ocurrió algo similar. Para perfeccionar su nivel de inglés iba a ir en verano a Escocia. Escogió ir con una familia. Pero ella no escogía la familia, sino que le era adjudicada una.
En su caso sabía que era una mujer sola y que se llamaba Lady Elizabeth. No sabía más que eso.
Por fin llegó el día de la partida. Un vuelo tranquilo y por fin llegó a Escocia. La recogieron a ella y a los otros estudiantes en el aeropuerto y les condujeron a un college en Edinburgo donde les esperaban las familias que les acogerían ese verano.
Cuando nombraron a Ane vio que Lady Elizabeth era una mujer muy madura, ella creía que si no tenía setenta años poco le faltaría. Además, iba vestida como si se hubiera anclado en el siglo XIX. La saludó con cariño, pero no exenta de frialdad.
Ella cogió la maleta y siguió a la mujer a un SUV donde introdujo la maleta en el maletero y se sentó en el asiento del copiloto mientras Lady Beth, que así es como quería que la llamase, ocupaba el lugar del conductor.
Condujo por carreteras comarcales hasta llegar a una construcción que parecía de novela. Al fondo colinas de verde intenso cubiertas por un collar de niebla y en mitad una especie de casa torre con otra gran casa alrededor. Aparcó a los pies de la casa dejando las llaves a un hombre que lo condujo a un garaje a aparcarlo.
Ane arrastró su maleta, primero dentro de la casa, y luego a la habitación que le indicó Lady Beth. Una habitación de cuento con baño privado enorme. Con una ventana en el baño de cristales de colores y emplomados. De película todo. Había llegado por la noche. Ya eran las nueve y bajó a cenar. Bajó con un vestido de verano de tirantes que era el que había llevado. Su aspecto era lo contrario de Lady Beth y aunque ella no era insolente y era educada su forma de comportarse y su aspecto eran diametralmente opuestos a los de su anfitriona.
Esta se excusó de acompañarla en la cena porque ya había cenado ya que los horarios en la zona eran completamente distintos a los de ella. Fue servida por una criada. Por lo que había visto Lady Beth tenía, como mínimo, dos personas de servicio. Terminó la cena y aunque le invitaron ir a la sala de la televisión, prefirió subir a su habitación para irse a dormir. Tenía absoluta libertad para hacer lo que quisiera, pero debía acudir a las horas del desayuno, comida y cena puntualmente.
Llegó a su habitación. Sabía que estaba sola porque Lady Beth le había indicado que esa noche no había ningún empleado en la casa. Ane siempre había sido muy curiosa y decidió que quería explorar la casa por su cuenta. Lady Beth supuestamente estaba dormida y además dormía en otra ala de la casa. Aparte el baño tenía otra puerta por la que se accedía a otra escalera que bajaba.
Comenzó a bajar y vió que después de llegar a la planta baja las escaleras seguían bajando hasta los sótanos. Llegó a un primer sótano lúgubre para seguido llegar a otro. Las paredes de piedra. Muy oscuro, pero ella cogió el móvil y encendió la linterna. Vió como el pasillo giraba y había varias habitaciones, una de ellas abierta.
Se asomó a lo que ella creía que era una habitación y vió un recinto de piedra muy lúgubre. Un agujero en una esquina del suelo. Unas cadenas de hierro, por lo que parecía, bastante viejo. Entró y girando la linterna vio que la puerta era de maderos bastante gruesos tachonados con grandes clavos de hierro y una pequeña ventana.
Cogió las cadenas del suelo que estaban rematadas con muñequeras de hierro y las sopesó. Eso le gustaba. Antes de viajar había estado con alguna gente de su ciudad tomando una cerveza y hablando de ese mundo. De repente, una voz sonó con dureza y frialdad glacial:
Veo que mi invitada aparte de curiosa y entrometida le gustan mis cadenas…
Ane se sobresaltó y dejó caer las cadenas asustada. Entonces Lady Beth volvió a hablar:
¿Veo que te gustan mis cadenas, es porque te gusta mandar o eres una zorrita obediente?
Ane le iba a recriminar lo de zorrita obediente pero la mujer había dicho la verdad. Era sumisa y aunque todavía no había probado la sumisión en la vida real eso le excitaba terriblemente.
A ver, como me explico. Reconozco que desde no hace mucho tiempo este mundo me atrae y me excita, pero todavía no he tenido tiempo de probar. No sé si me gustará o no.
Lady Beth le gustó la respuesta, pero no la conmovió, pero la iba a poner a prueba:
Ahora vamos a ver tu obediencia y si quieres durante el tiempo que estés aquí te voy a adiestrar. Ahora te vas a desnudar delante de mí.
Ane se puso delante y empezó a bajarse los tirantes del vestido antes de dejarlos caer. Había soltado los zapatos y se había quedado exclusivamente en tanga. Luego se bajó el tanga. Quedando desnuda por completo. Lady Beth se acercó y levantó sus manos haciendo que las pusiera encima de la cabeza.
Luego se retiró un poco y fue admirando su cuerpo. La hizo girar sobre sus talones. Con las manos levantó su nariz, palpó sus ojos y levantó sus labios mirando su dentadura. Palpó sus jóvenes pechos. Sus veinte años se notaban con unos pezones que miraban casi al techo. Un pubis con un pequeño mechón negro. En la cabeza, pelo corto completamente rapado por los lados. Lady Beth pellizcó sus pezones para luego jugar con su ensortijado vello púbico. Entonces dio un paso atrás para cerrar la puerta de la celda e indicarla que pasaría la noche allí dentro y que la vendrían a recoger por la mañana.
Lady Beth observaba a través de la ventana de la puerta de manera sigilosa. La celda oscura, pero si lograba ver entre las sombras el relieve del cuerpo de la sumisa. A Ane le entraron ganas de orinar y recordó el agujero de la esquina de la celda. Se puso en cuclillas y orinó con las piernas completamente abiertas. Lady Beth no se perdió detalle para cuando volvió a su habitación masturbarse con violencia hasta correrse y quedar dormida profundamente.
A la mañana siguiente Lady Beth llamó a su ama de llaves y le indicó que Ane estaba en una de las celdas y que debían prepararla para el adiestramiento. Entonces la ama de llaves fue donde el mayordomo y le dijo que subiera a la chica para prepararla.
El mayordomo bajó a las mazmorras y antes de abrir la correspondiente celda miró por el ventanuco y la vio dormida profundamente. Abrió sigilosamente y la sujetó de los brazos en el momento que la joven se despertaba y la condujo escaleras abierta hasta la zona donde solían dar rienda suelta a sus fantasías.
La llevó y la sentó en una silla. Una de las criadas vino y la puso una toalla para que manchara lo menos posible. Entonces entró Lady Beth:
No me esperaba que te gustara este mundillo, pero antes de hacerte unas preguntas te aclararé que todos mis empleados, aparte de empleados son amantes del mismo mundillo, de distintos roles con lo que no se van a escandalizar por verte desnuda ni por ver cómo te usan o usan a otr@s sumis@s. Tus límites imagino que no los conoces ya que llevas mucho en este mundillo. ¿En que los resumirías? —preguntó Lady Beth
Pues los resumiría en nada que dañe mi salud ni física ni mental.
Pues entonces nos llevaremos bien. Las marcas que te pueda causar se curarán o atenuarán antes de marcharte. En cuanto ser follada, imagino que te da igual hombres o mujeres porque ayer me obedeciste sin rechistar. Pero tienes algún problema en que te follen quien yo diga o cuando gente de rol Superior lo haga.
No tengo problema si están controlados por Usted o si Usted me lo manda---- respondió Ane.
La criada cogió la maquinilla y rapó entera a Ane. Luego le colocó un collar de hierro fundido al cuello no muy grande. Ahora la condujo a una ducha comunitaria donde tras untar de lubricante un tubo lo introdujo por el ano de la chica tras haberla puesto a cuatro patas y haberle hecho apoyar la cabeza en el suelo. Giró una ruedecilla y el agua templada fue entrando en el ano de la chica. Vertió la cantidad que consideró adecuada y la dejó unos segundos. Luego la hizo levantarse y la permitió ir al baño donde evacuó. Repitió la operación hasta que Ane le aseguró que salía todo limpio.
Por último, adecuó su pubis a los gustos de Lady Beth. Ahora Lady Beth ordenó a la criada que fuera a llamar primero al mayordomo y al mozo de cuadra y luego que se vaya a buscar a su casa a Douglas y que le diga que no se demore, que le llamaba la Señora.
La criada se puso una chaqueta y bajó donde el mayordomo y le dijo que subiera, que la esperaba la Señora. Luego salió por la cocina y pasó por la cuadra donde le dijo al mozo que subiera que le llamaba la Señora. El veinteañero subió. Entonces la criada fue hacia las tierras de Douglas. Llamó a la casa y no le abrió nadie y fue a las cuadras a ver si le veía, pero justo cuando se estaba girando para irse a los prados a seguir buscándole el hombre la colocó contra la puerta y justo cuando la iba a follar. La criada logró articular palabra y dijo:
No es para que me use, sino que le llama la Señora para que acuda que le necesita.
De acuerdo, ahora voy. Me cambio las botas y marcho.
La soltó a la criada y la dio un azote en el culo. El mayordomo había ido a la zona donde Lady Beth usaba sus juguetes y allí estaba la invitada desnuda de pies con un collar de hierro al cuello y las manos a la espalda.
Cógela y prepárala con las cuerdas para cuando venga Douglas---ordenó Lady Beth al mayordomo.
El mayordomo seleccionó las cuerdas, las más ásperas. Llegó el mozo y la Ama le hizo desnudarse. El mozo obedeció rápido y se colocó al lado de la Ama que le palpó los huevos para luego apretárselos, jugaba con él.
Por su parte, El mayordomo había colocado a Ane en la posición que necesitaba y fue atándola hasta hacer un paquete con ella donde sus dos agujeros quedaban a disposición y el tronco inclinado hacia delante. La colocó en el borde de la cama. La cabeza de la chica contra la cama y el culo y coño en pompa.
Por la puerta vio entrar, el mayordomo le había cogido del pelo y le había sostenido para que observase quien llegaba. La criada que llegaba con ese hombre. Era Douglas, era enorme, un hombre que ella calculó que mediría cerca de los dos metros y por encima de los cien kilos. La criada recogió primero la ropa del mozo y esperó a que Douglas se quitase la ropa. Cuando Douglas estuvo desnudo por completo se asustó. Lo que colgaba de sus huevos era una monstruosidad. Había visto pollas largas y gruesas, pero esa era de record.
Tranquila, termina entrando, aunque tendremos que ayudarte para ser penetrada, aunque si dices stop te dejamos suelta y el resto de tus vacaciones serán “normales”. —dijo Lady Beth
Pero Ane se estaba mojando como nunca lo había hecho. No dijo nada. El mozo entonces se tumbó en la cama boca arriba y Douglas se acercó y le puso el tremendo pollón en la boca y el chico fue lamiéndolo como si de un pirulí se tratase, cada vez por más zonas hasta que Douglas intentó meterle la polla. Entraba solo una parte, pero le fue follando la boca con ella hasta que la polla se empezó a poner dura. El chico entonces se levantó y arrodilló para ayudarse con las manos. Por su posición Ane había visto toda la escena y estaba empapada. Cuando estaba toda dura se puso tras Ane e intentó penetrarla, aunque era en el coño e incluso con toda la cantidad de lubricante le costó hasta que la tenía entera dentro. Le dolió por lo largo. Por eso Douglas sacó una parte de su polla y comenzó a follarla. Cada vez más fuerte. Estaba absolutamente empapada cuando Lady Beth le recordó que no podía correrse sin permiso y, a la vez, con una fusta azotaba sin miramientos sus nalgas. Ane no tenía experiencia y le dolía mucho, pero en lugar de querer parar, entró en una espiral de excitación que hizo que tuviera que pedir correrse, pero Douglas se la sacó. Ane no pudo correrse porque entre el dolor de los azotes y no tener ya esa serpiente en su interior la excitación había bajado un par de grados.
Ahora Lady Beth se levantó la falda y sacado su ropa interior se sentó frente a la boca de Ane y cogiéndola del pelo la acomodó para recibir sus lametones. Douglas anticipó que la iba a sodomizar. Pero Ane se dio cuenta que sería imposible por su tamaño, pero el que primero se situó a su lado fue el mozo de cuadra que le introdujo un dildo en el culo lleno de lubricante y un huevo con mando a distancia en el coño. El mando del huevo se le dio a Lady Beth que lo iba accionando a su gusto.
El mozo fue accionando el dildo inflable hasta que su culo adquirió una apertura considerable. Entonces se lo sacó y Douglas cogiéndola de las caderas la empaló, directamente la empaló. Era el término adecuado. El dolor fue casi insoportable, pero se convirtió con rapidez en excitación, mérito de lo que llevaba en la vagina. Fue sodomizada por Douglas y ahora si que tuvo que pedir permiso que le fue concedido y se corrió tan fuerte que parecía que se había orinado encima. Douglas con las contracciones de Ane sintió la necesidad de correrse y eyaculó dentro de Ane.
Cuando Ane se levantó Lady Beth estaba cabalgando al mozo de cuadra hasta que se corrió sobre el chico. Douglas no iba a tardar en recuperarse y tras levantarse Lady Beth del chico Douglas lo tumbó contra la cama y lo sodomizó. El chico no necesitaba ayuda porque estaba tan entrenado que admitió la polla y follado con tanto vigor que Douglas se corrió con rapidez.
Ane se había levantado al igual que luego el mozo de cuadra y se les ordenó que fueran a las duchas. Allí Lady Beth veía como por los muslos de ambos caían ríos de semen. Se lavaron. El mozo bajó a sus ocupaciones junto con Douglas que también se había duchado y la criada ayudó a Ane a adecentarse hasta quedar presentable. Cuando se iba a vestir, recibió la orden de permanecer dentro de la casa siempre desnuda.
El resto de su estancia fue adiestrada llegando a ser la mejor sumisa y cuidando siempre del placer de su Dueña.