El secreto del colgante (1/2)
Capitulo 1.- El hipnotismo del colgante
Mi nombre es Alma... Estoy divorciada... Trabajo a tiempo completo en una empresa de materiales de construcción y tengo dos hijos.
Mi edad es treinta y cuatro años... Tengo un bonito cuerpo, al menos eso es lo que me dicen... Creo que podría perder dos o tres kilos... El levantamiento de pesas que hacía cuando era más joven todavía hace que mi cuerpo luzca musculoso.
Un día, mientras intentaba descansar un poco, vino a verme una de mis amigas... Su nombre es Berta... La conozco desde hace unos cuatro años... Tiene dinero y le gusta hacer alarde de él.
Ella acaba de regresar de unas vacaciones en Uruguay y quería contarme el viaje... Yo estaba en la cocina preparándonos un té mientras Berta se sentaba en el sofá.
Ella hablaba una y otra vez de lo bonito que era Uruguay... Realmente no estaba escuchando demasiado, así que me perdí toda la historia sobre un collar que ella quería enseñarme... Cuando me senté a su lado, me mostró un bonito collar con un colgante.
- "Mira este colgante, Alma... ¿No es bonito la forma en que cambia de color?... Si miras con mucha atención, puedes ver hermosos diseños en él... Mira con atención... Concéntrate en el colgante, nada más que el colgante...", me dijo Berta.
Lo siguiente que sé fue despertar cuatro horas más tarde y Berta se había ido... La llamé por teléfono y me dijo que cuando me estaba mostrando su nuevo collar me quedé dormida... Ella pensó que debía haber estado muy cansada, así que me dejó dormir y se fue... Le pedí disculpas y le dije que podía venir mañana para mostrármelo.
- "Claro... Estoy deseando que llegue mañana", me dijo.
No puedo creer que estuviera tan cansada... Nunca antes me había quedado dormida así... Esa noche, después de acostar a los niños, me sentí un poco caliente y decidí masturbarme... Me sentí muy bien pero no pude correrme.
Justo en el momento en que pensé que me iba a correr, se me iban las ganas... Lo intenté durante aproximadamente una hora, pero finalmente me di por vencida... Pensé que tal vez eran los nervios.
A la mañana siguiente me desperté tan cachonda como cuando me fui a dormir... Pensé en jugar conmigo mismo después de llevar a los niños a la escuela... Tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos, mi mano estaba bajo mis pantalones... Necesitaba un poco de alivio.
Me frote y me froté el coño pero no pude correrme... Por casualidad miré el reloj y vi que iba a llegar tarde al trabajo... Necesitaba dejar de masturbarme, pero también necesitaba correrme... Finalmente me di por vencida y me fui a trabajar.
Cuando llegué a casa del trabajo quise volver a jugar conmigo misma masturbándome, pero de nuevo vino Berta.
- "Lamento haberme quedado dormida contigo ayer... Debo haber estado más cansada de lo que pensaba", le dije.
- "No pasa nada, querida... Sólo quería mostrarte mi colgante", me respondió Berta.
Lo levantó y brilló maravillosamente... No podía quitarle los ojos de encima.
- "Mira este colgante, Alma... ¿No es bonito la forma en que cambia de color?... Si miras con atención, puedes ver hermosos diseños en él... Mira con atención, concéntrate en el colgante, concéntrate en el colgante, nada más que en el colgante", me dijo Berta.
No lo puedo creer, pero me quedé dormida otra vez... Berta va a pensar que no me importa su collar... La llamé y volvimos a tener la misma conversación... Ella volvería mañana.
Di de cenar a los niños, los bañé y los metí en la cama... Estaba tan cachonda que necesito alivio, pero me sucedió de nuevo lo mismo: no pude correrme... Y lo necesitaba con urgencia.
A la mañana siguiente sucedió lo mismo... Esto hizo que dos días seguidos llegara tarde al trabajo porque estaba muy ocupada masturbándome y todavía no podía llegar al orgasmo.
El resto de la semana transcurrió de la misma forma... Cada vez que Berta intentaba mostrarme su collar me quedaba dormida... Luego la llamaba para disculparme y ella volvía al día siguiente.
Cada momento que estuve a solas en casa, mi mano estaba bajo mis pantalones mientras intentaba encontrar los orgasmos que seguían eludiéndome... Toda la semana estuve cachonda y frustrante.
Estaba desesperada... Llegué al punto que, cuando no podía correrme mientras me masturbaba, me ponía a llorar... Necesitaba alivio más que nunca... Pensé que haría cualquier cosa por conseguirlo.
Finalmente era viernes... Estaba feliz porque no tenía que trabajar y ya había llevado a los niños a la escuela... Tenía todo el día para alcanzar ese orgasmo que tanto necesito y no llega.
Estuve durante unas tres o cuatro horas masturbándome, no estoy segura... Estaba cansada y extremadamente frustrada... Estuve a punto de llorar... Ya casi lo lograba, pero nunca conseguía correrme.
Cuando llamaron a la puerta, no sabía si estar triste por la interrupción o estar feliz de que alguien estuviera rompiendo el ciclo de frustración en el que me encontraba.
Abrí la puerta y era Berta... Probablemente quería intentar mostrarme otra vez ese estúpido collar.
- "¿Qué te pasa Alma?", me preguntó Berta.
Estaba un poco avergonzada... Probablemente tenía un aspecto terrible y mi casa debía oler a mi sexo... No sabía qué decir... Esperaba que no notara el olor, pero era inevitable... Era muy fuerte.
- "Nada, sólo estoy un poco cansada... Eso es todo", respondí.
- "¿Quieres que vuelva más tarde?", me preguntó al notar el olor.
- "No, pasa... Estoy bien", le dije.
Berta entró y se sentó en el sofá... Hicimos una pequeña charla y luego ella dijo:
- "Sé lo que te pasa, Alma."
- "¿En serio?... ¿Y qué es eso?", pregunté cómo respuesta.
- "Estás cachonda y frustrada porque no puedes correrte", me dijo Berta.
- "¿Qué?" es todo lo que se me ocurrió.
‘¿Cómo lo sabe?... ¿Es tan obvio para ella?... Sé que puede olerme, pero el olor no dice que no pueda tener un orgasmo’, pensé.
- "Bueno... Tengo una pequeña confesión que hacerte", dijo.
- "¿Qué me has estado espiando?", dije enojada.
- "No, no, nada de eso... Te hipnoticé", me dijo Berta, con una gran sonrisa en su rostro.
- "¿Estás loca?... ¿De qué estás hablando?", le pregunté, confundida.
- "¿Recuerdas todos estos días yo venía, te mostraba el colgante y te quedabas dormida?", me preguntó.
- "Sí", dije con cautela.
- "Pues, te he estado hipnotizando... No a ti, sino a tu coño", me dijo Berta.
- "¿Qué?", fue todo lo que pude decir.
Creo que Berta debe estar volviéndose loca... Esto no tenía sentido.
- "Sí, he estado hipnotizando tu coño... Lo he estado convirtiendo en un coño lésbico... Y la única manera de que ese lindo y pequeño coño tuyo se corra es si se frota contra mi coño", dijo.
Bueno, ya había oído suficiente de esta viciosa... Eché a Berta de mi casa... Al salir me dijo:
- "Cuando estés lista para tener un orgasmo estaré en mi casa, pero vas a pagar por tratarme así... No lo olvides."
Ha pasado una semana desde que hablé con Berta... La última vez que hablamos pensé que estaba loca, pero después de toda esa charla sobre hipnosis, empiezo a pensar que podría haber algo más que simplemente estar cansada.
No he podido correrme y no es por falta de intento... Me masturbo tres o cuatro veces al día... La frustración ha crecido hasta el punto de que lloro cada vez que me masturbo, cuando no puedo correrme.
No puedo llegar al orgasmo... Es como si estuviera ahí, pero nunca sucede... No puedo creer que vaya a ir a su casa, pero necesito alivio y estoy dispuesto a intentar cualquier cosa... Quiero saber si ella realmente me hizo algo.
De camino a su casa comencé a pensar:
‘Esto es una idea estúpida... Ella no podría haberme hipnotizado así... Si lo hiciera, ¿qué me iba a obligar a hacer?’
Finalmente llegué a casa de Berta... Antes de que pudiera llamar a ‘Todo esto no tenía mucho sentido para mí... ¿Por qué quería hacer esto de todos modos?... ¿Por qué?... Estaba pensando que ella me hizo esto... Me estaba enojando pensando en eso... Cuanto más me acercaba a la casa de Berta, más enojada me ponía.’
Antes de llegar a su puerta, ella la abrió... Berta estaba parada allí con una sonrisa en su rostro y dijo:
- "Bueno, bueno, bueno, parece que el pequeño coño lésbico de Alma está tomando las decisiones ahora."
- "Está bien... ¿Qué me hiciste?", pregunté enojada.
- "¡Qué grosera!", dijo Berta mientras me cerraba la puerta en la cara.
Me quedé atónita... No esperaba que ella hiciera eso... Así que volví a llamar a la puerta.
- "¿Qué?"... Es todo lo que dijo Berta tras la puerta.
- "Será mejor que me vuelvas a cambiar a la normalidad", le digo.
- "No", fue su única respuesta.
- "¡Iré a la policía!", grité a través de la puerta.
- "¿Y que vas a decirles exactamente?... ¿Que fuiste hipnotizada y no puedes llegar al orgasmo ahora?... Sabes que simplemente se reirán de ti... Tienen cosas más importantes que hacer que escuchar a una loca, ¿no crees?", me preguntó Berta sarcásticamente.
- "Por favor, deja de hacerme esto", le rogué, al borde de las lágrimas.
- "¿Qué fue eso?... ¿Acaba de salir 'por favor' de tu boca?", preguntó.
- "Sí", fue todo lo que pude decir.
- "Bueno, ahora todo lo que necesito es un 'lo siento' y quizás te deje entrar", dijo Berta.
- "Lo siento... Por favor déjame entrar para que podamos hablar", le dije.
Cuando se abrió la puerta, Berta dijo:
- "Puedes entrar, pero si eres más grosera, te irás... No te dejaré volver por mucho tiempo... ¿Qué pensaría tu pequeño coño lésbico de eso?".
- "No me hables así", dije bruscamente.
- "Eso estuvo muy cerca de ser grosero... ¡Hablaré contigo como quiera!.. ¡Aquí mando yo!", dijo.
- "Está bien, está bien, lo siento... Sólo vuélveme a la normalidad", dije.
- "No quiero, y aunque quisiera, no puedo... Lo hecho, hecho está", respondió Berta.
- "¿Qué me has hecho?", pregunté, sin estar segura de querer realmente escuchar la respuesta.
- "Durante el último par de semanas he estado hipnotizando tu coño, por así decirlo, para estar cachondo, pero sólo para poder llegar al orgasmo cuando se frote contra mi coño", dijo Berta.
"La razón por la que digo que hipnoticé 'tu coño' y no a ti es porque sigues siendo la misma: la chica heterosexual Alma, a quien no le gustan las chicas... Pero ahora tiene una pequeña y desagradable hendidura entre sus piernas que sólo podrá correrse cuando se frota con otro coño... Me gusta esa idea, ¿a ti no?
- "¡No!”, le respondí tajante.
- "La pregunta es retórica, pero cuanto más me digas que no te gustan las chicas, mejor... Saber que tu coño sólo responderá a otro coño me pone caliente", dijo.
- "No me importa lo que te pone caliente, o lo que te excita, o…" dije.
- "Será mejor que empieces a preocuparte, o no dejaré que ese pequeño coño tuyo bese el mío o me corra para aliviar toda esa frustración tuya", le dijo Berta.
- "¡No te creo!... No puedes hacerle esto a una persona", le dije.
- "Bueno, la única manera de saberlo es frotar tu coño contra el mío, ¿no?", dijo.
- "No lo sé", dije, vacilante.
- "Quítate los pantalones y las bragas y sabrás muy rápidamente si tengo razón o no", dijo.
- "Está bien, pero cuando esto no funcione, quiero que deshagas lo que me hiciste", dije, mientras me quitaba las bragas.
Berta me hizo acostarme en el suelo con las caderas sobre una almohada para que mi entrepierna quedara levantada en el aire... Luego se interpuso entre mis piernas y lentamente acercó su coño a unos pocos centímetros del mío.
Esto me hacía sentir muy incómoda... Estaba desnuda frente a ella mientras ella estaba encima de mí con su coño a centímetros del mío.
Esta es la cosa más estúpida que jamás haya oído o hecho... No podía creer que estuviera haciendo esto... Casi me levanté cuando ella me preguntó:
- "¿Estás lista para la mejor sensación que jamás hayas tenido en tu coño?"
- "¡Sí!... Acaba con esto de una vez", le dije.
Cuando su coño tocó el mío, no se parecía a nada que hubiera sentido antes... Fue el sentimiento más maravilloso que jamás haya sentido... Estaba en el cielo y al mismo tiempo tenía náuseas porque sabía que ella decía la verdad... La única forma en que iba a correrme era si mi coño frotaba el de ella.
De repente, ella se apartó... ¡Quedé frustrada!... ¡Todavía no me había corrido!... Mi coño quería más... Quería llorar... Sabía que necesitaba más porque ahora mi coño dependía del suyo... Mi coño quería ser lésbico... Estaba tan excitada por las últimas dos semanas sin correrme que sabía que haría cualquier cosa que ella me dijera, sólo para poder correrme.
- "¡Más!... ¡Por favor!... ¡Necesito más!", dije.
- "Si quieres más, tendrás que trabajar para conseguirlo", me dijo Berta con una sonrisa en el rostro.
Sabía que esto no iba a ser fácil... Acercó una silla frente a su espejo de cuerpo entero y me dijo que me desnudara por completo... No quería hacerlo, pero no había nada que pudiera hacer... Necesitaba correrme... Mientras me quitaba la ropa, ella sacó un consolador.
- "Quiero que te sientes en esa silla y te mires masturbarte", dijo.
- "No me obligues a hacer esto", le supliqué.
- "¿Quieres correrte o no?", me preguntó.
Me senté lentamente y comencé a jugar conmigo.
- "Abre bien las piernas, perra... Quiero ver ese lindo coño tuyo", dijo.
Abrí mis piernas para su diversión... Fue tan humillante que estaba temblando.
- "Toma, usa este consolador", me dijo Berta.
Tomé el consolador y lo froté en mi coño.
- "Así, no", dijo.
No podía creer que me fuera a joder delante de esta mujer enferma, pero lo hice... Tuve que hacerlo... Cerré los ojos y traté de pensar en cualquier otra cosa mientras ella me obligaba a hacer esto.
- "Mira ese coño sucio y húmedo tuyo", dijo.
Me miré entre las piernas en el espejo y vi que mi coño estaba muy rojo e hinchado... Estaba tan mojado que estaba goteando en la silla.
Quería llorar... Me di cuenta de que no iba a correrme de esta manera... Berta también... Sólo quería que me humillara ante ella, y lo hice.
- "Jódete más fuerte... Sacale el coño, perra", dijo, y lo hice.
Empecé a llorar de nuevo.
- "¡Sí!... ¡Eso es, puta!... Jode tu coño... Jode ese coño como nunca antes lo has jodido", dijo.
Lo hice... Me estaba jodiendo tan fuerte que me dolía... El consolador estaba muy mojado mientras golpeaba mi coño... Ahora había un charco de jugo de coño en la silla.
- "¿Te estás mirando en el espejo, perra?", me preguntó.
- "¡Sí!", dije entre sollozos.
- "Mira tu coño... Mira tu coño sucio, asqueroso y babeante entre tus muslos... ¿Ves cómo rezuma jugo?... ¡Se está esparciendo por todos lados!... No creo haber visto nunca un coño perder tanto jugo antes, ¿verdad?", me preguntó.
- "¡No!", es todo lo que pude decir.
- "¿Tu coño es un coño asqueroso?" ella preguntó.
- "¡Sí!", le dije.
- "Quiero que lo mires directamente y lo digas", me ordenó Berta.
Miré directamente a mi pobre coño maltratado en el espejo y dije:
- "Mi coño es un coño sucio y asqueroso."
- "¡Eso está mejor! Así que... Ven... Deja que ese asqueroso coño tuyo se corra sobre ese consolador", dijo.
- "No puedo correrme", dije, llorando y mirando mi coño en el espejo.
- "¿Por qué no?", me preguntó.
- "Porque mi coño necesita frotarse contra el tuyo", dije.
- "¿Tú, qué?... Yo no llamaría coño a lo que tienes entre tus piernas... Míralo, goteando jugo como un grifo... No, eso no es un coño", dijo.
Sabía lo que ella quería que dijera, pero para mí era muy difícil, pero tuve que hacerlo ahogándome con las palabras:
- "Mi coño asqueroso, y que gotea, necesita frotarse contra tu coño para correrse."
- "¿Y por qué es eso?" ella preguntó.
- "Porque mi coño es un coño asqueroso y con fugas", dije.
- "Así es... Tu coño asqueroso necesita besar mi dulce y pequeño coño para correrse, ¿no?", me preguntó con ironía.
- "¡S!... Mi coño lesbiano necesita besar tu coño para correrse", dije.
- "Porque tu asqueroso coño lesbiano está enamorado de mi coño, ¿no?", me presionó Berta.
Seguía llorando y follándome fuerte con el consolador... Todavía no podía correrme... Tuve que decir todas estas cosas desagradables por ella, que tenía el control de mi coño y mi coño tenía el control de mí.
- "¡Sí!... Mi asqueroso coño lesbiano está enamorado de tu coño", le dije.
- "Vale... Deja de follarte el coño de lesbiana... Eso es un consolador, no un coño... Así que no hará que ese coño tuyo se corra, ¿verdad?", dijo Berta.
- "¡No!", dije mientras sacaba el consolador... Hizo un sonido de caída cuando salió de mi coño.
- "Bueno, no te quedes ahí sentada... Limpia todo el asqueroso jugo de tu coño de mi consolador, perra", dijo Berta.
Me levanté para ir a lavarme el baño, pero ella me detuvo a medio camino y me dijo:
- "Usa tu boca para limpiar tus asquerosos espesos jugos blanquecinos."
Fue difícil cumplir esa orden, pero comencé a lamer mis jugos del consolador.
Nunca antes me había probado a mí misma... No sabía a que sabría, pero no fue tan malo como pensé que sería: un poco salado pero no desagradable.
‘¿Qué estoy pensando?... Debería darme asco esto que hago... Me estoy confundiendo mucho.’
Mientras lo hacía, ella se subió a su cama y dijo:
- "Si voy a dejar que tu asqueroso coño tortillera tenga sexo con mi coño, quiero que tu boca heterosexual tenga sexo con él primero... ¿Entendido, perra?"
La miré con lágrimas en los ojos y le rogué:
- "Por favor, no me obligues a hacer eso."
Mientras abría las piernas, me sonrió y dijo:
- "Te acostumbrarás a ser esclava de tu asqueroso coño... Creo que a tu coño tortillera ya le gusta ser esclava de mi coño, ¿no?"”
- "¡Sí!", dije, bajando los ojos... No podía soportar mirarla.
- "Mírame y dilo", dijo con fuerza.
La miré y le dije:
- "A mi sucio coño de lesbiana le gusta ser esclavo de tu coño."
Fue lo más difícil que he tenido que hacer en mi vida... Sabía que era sólo el comienzo de muchas cosas que iba a tener que hacer y que serían muy difíciles para mí.
- "Muy bien... Ahora, si ese coño tortillera tuyo quiere correrse, será mejor que te traiga aquí sobre tus manos y rodillas, para que esa boquita tuya pueda lamerme el coño y hacerme correrme... ¿De acuerdo, perra?", preguntó Berta.
- "¡Sí!", dije mientras me dejaba caer sobre mis manos y rodillas y me arrastraba entre sus piernas.
No quería hacer esto... Nunca antes había lamido el coño de una mujer y nunca antes había querido lamer el coño de una mujer.
Mientras ponía mi boca en su sexo, ella dijo:
- "¡Así, puta!... Quiero que me lamas el coño con tu linda carita seria... Quiero correrme y luego dejaré que tu sucio coño de lesbiana tenga sexo con mi coño.”
“Me gusta mirar esa cara seria que pones con el flujo de mi coño por todas partes... Sepas que mientras tu coño se corre, todo lo que puedes oler es mi dulce coño."
Empecé a lamer más rápido, con la esperanza de hacerla correr pronto para que se callara... Esta fue la primera vez que probé el coño de otra mujer, aunque al menos tenía una idea de cómo sabía porque ya había probado el mío.
Sabía similar al mío, pero creo que sabía un poco más agradable.
‘No puedo creer que pensase eso... Esto es asqueroso... Tiene un sabor asqueroso... Ya era bastante malo tener que hacer esto, pero la forma en que ella me habló y me hizo hablar fue más humillante que cualquier cosa que me haya pasado... No puedo creer que pensase que sabía agradable’, me dije a mí misma.
- "Más despacio, perra... Tenemos mucho tiempo... Tengo a mi chica heterosexual para que sea mi puta lamiendo mi coño... Eso que me estás haciendo se siente bien... Mírame y dime qué eres", me dijo.
La miré con el jugo de su coño por toda la cara y dije, con lágrimas en los ojos:
- "Soy tu puta lamiendo coño."
Ella giró sus caderas hacia mí y dijo:
- "Chupa mi coño, perra."
Puse mi boca sobre todo su coño y comencé a chupar tan fuerte como pude.
- "¡Oooh!... ¡Así, perra!... Harás esto muchas veces... Nunca se sabe cuándo te empezará a gustar ser mi puta chupa-coños", alardeó Berta.
‘No lo creo’, pensé.
- "Harás esto cuando y donde quiera... ¿Entiendes a esa puta?", dijo.
- "¡Sí!", le dije en su coño.
- "¡No!, perra, dilo", dijo.
- "Te chuparé el coño cuando y donde tú me digas", murmuré.
- "¿Y eso por qué?", preguntó.
- "Porque soy una puta chupa-coños", respondí.
- "Así es, perra", dijo mientras apoyaba sus caderas en mi cara.
Ella comenzó a golpear sus caderas contra mi cara más rápido y con más fuerza, moliendo su coño en mi boca... Todo el tiempo gritando una y otra vez:
- "¡Me estoy jodiendo tu cara!... ¡Me estoy jodiendo tu cara!... ¡La chica heterosexual Alma tiene la boca llena de coño!... ¡La chica heterosexual Alma es mi perra chupa-coños!... Vamos, perra, haz que me corra en toda tu bonita cara seria", dijo.
Yo estaba llorando y chupando tan fuerte como podía, tratando de que ella se corriera lo más rápido posible.
- "Sí, zorra, me voy a correr", gritó fuerte.
Cada vez que su coño se estrellaba contra mi cara, ella decía:
- "¡Traga mi flujo!... ¡Traga mi flujo!" una y otra vez hasta que finalmente alcanzó el orgasmo.
- "¡Uf!... ¡Que bueno estuvo!... Eres una de las mejores chupa-coños que he tenido... No creo esperar un par de meses... Después de que hayas practicado un poco más, serás la mejor chupa-coños de esta ciudad... Quiero dejar que mis amigas disfruten también de esa boca tuya... Imagínate, mi pequeña niña heterosexual Alma siendo prostituida como chupa-coños para todas las lesbianas de la ciudad... ¿Serás una buena perra?", dijo Berta.
- "¡Sí!", dije con lágrimas en los ojos.
- "Dime que te encantaría, puta", ordenó.
- "Me encantaría ser prostituida como tu puta chupa-coños ante todas las lesbianas de la ciudad", repetí.
- "¡Sí!... Lo harás... Y cada vez que lo hagas, volverás a mí con ese sucio coño tuyo goteando por tus muslos, mostrándome lo caliente que eres", dijo.
- "¿Tu pequeño coño tortillera quiere correrse?" me preguntó con voz de niña.
- "¡Sí!... Mi pequeño y sucio coño quiere correrse", respondí.
- "¡Bien!... Yo no me voy a mover... Si ese sucio coño tuyo quiere correrse, tendrás que frotarlo contra mi dulce y pequeño coño... Quiero que me mires mientras lo haces... Quiero mirar cómo Alma se corre mientras frota su coño contra mi coño y veo su cara llena de mi flujo", dijo.
Me coloqué encima de ella para que nuestras piernas se entrelazaran y mi coño se frotara contra el de ella... Berta me estaba mirando directamente a los ojos.
Cuando nuestros coños se tocaron, jadeé... Me sentía tan bien... Yo quería llorar... ¿Cómo pudo hacerme esto?... Comencé a apretar mi coño contra el de ella y se sintió maravilloso... Empecé a gemir.
Ella me sonrió y dijo:
"Se siente bien, ¿no?"
- “¡Si!"
- "¿Qué te hace sentir bien, chica heterosexual Alma?", preguntó Berta.
- "Mi coño frotándose contra tu coño", dije con un gemido.
- "¿Y por qué, perra?", siguió preguntando.
Con lágrimas en los ojos respondí:
- "Porque mi coño es una pequeña lesbiana sucio y asqueroso que está enamorado de tu coño."
- "Así es, perra", dijo mientras me pellizcaba y tiraba de mis pezones.
Ella estaba ahora pellizcando y tirando de mis pezones con fuerza y me preguntó:
- "¿Estás a punto de correrte, puta?"
- "¡Sí!", respondí.
- "¿Hueles mi coño en toda tu cara, zorra?", me preguntó.
- "Sí" fue todo lo que pude decir... Mi cerebro estaba sobrecargado con todo el placer que estaba obteniendo mi coño.
- "¿La chica heterosexual Alma se va a correr, frotando su sucio coño contra mi coño, mientras siente y huele mi flujo por toda su cara?", me preguntó... Sabía que tenía que responderle.
- "¡Sí!" Grité, apretando mi coño contra el de ella tan fuerte como pude.
- "¡Córrete, perra!... Deja que ese sucio coño tuyo de puta lesbiana se corra por todo mi coño", dijo mientras giraba y tiraba de mis pezones con tanta fuerza que pensé que me los iba a arrancar.
"Córrete para mí, perra... Sabes que esta es la única forma en que volverás a correrte, puta... Córrete sabiendo que serás mi puta chupa-coños durante mucho tiempo", dijo Berta, mientras tiraba de mis pezones tan fuerte como pudo con una sonrisa desagradable en su rostro.
"Córrete para mí, chica heterosexual Alma... Córrete para otra mujer... Córrete para un coño... Ya no habrá más polla para la chica heterosexual Alma... De ahora en adelante, sólo coños", dijo, burlándose de mí.
Yo estaba llorando y apretando su coño contra el mío sintiendo más humillación y más placer que nunca.
- "Córrete perra, sabiendo que ese pequeño y sucio corte entre tus piernas babeará sobre sí mismo cada vez que veas un coño, o incluso escuches la palabra coño", se burló, riéndose y retorciendo mis pezones con fuerza... Yo estaba ahora gimiendo de placer.
"Así es, perra, a tu sucio coño lesbiano le encanta besar mi coño... Se está abriendo, tratando de chupar mi lindo y pequeño coño dentro de él... Puedo sentirlo", dijo.
"¿Vas a correrte perra?", me preguntó una vez más, Berta.
- "¡Sí!" Grité, al borde del orgasmo.
- "¿Hueles mi coño, puta?", me preguntó de nuevo.
- "Sí, huelo tu coño", respondí.
- "Cuando empieces a correrte, quiero que me digas que te estás corriendo mientras hueles el flujo de mi coño en toda tu cara", dijo Berta.
Yo seguía apretando mi coño contra el de ella tan fuerte como podía y ella pellizcaba, retorcía y tiraba de mis pezones tan fuerte cómo también podía.
Fue doloroso, pero también el mayor placer que jamás haya sentido... Estaba en el cielo y en el infierno al mismo tiempo... Se sentía tan bien que me encantó... Pero todo ese placer provenía de un coño, no de una polla, sino de un coño... Lo odiaba.
El coño de una mujer me estaba dando más placer que nunca... No soy lesbiana y ella lo sabía... Berta sonreía como si supiera lo que estaba pensando... Ella sabía que yo no era lesbiana, pero me estaba excitando más fuerte que nunca en su coño, y a ella le encantaba.
Mi orgasmo comenzó a alcanzarme... Yo gemía más fuerte y apretaba mi coño al de ella... Podía sentir mi coño tratando de chupar el suyo dentro del mío.
- "¿Te estás corriendo?", me preguntó ella con complicidad.
- "¡Sí!... ¡Me estoy corriendo mientras huelo el flujo tuyo por toda mi cara!", grité cuando el orgasmo más fuerte que jamás había tenido recorrió mi cuerpo.
- "Respira hondo... Huele mi flujo mientras tú te corres, puta", dijo.
Comencé a respirar profundamente, mis fosas nasales y pulmones impregnados por el olor de su flujo... Casi podía saborearlo.
- "Eso es, perra... La única forma en que la chica heterosexual Alma llegará al orgasmo es si hueles el flujo mío... Te acostumbrarás... Pronto no podrás correrte sin oler el flujo de mi coño", dijo.
Yo estaba frotando salvajemente mi coño contra su coño, gritando y llorando... Fue el mejor orgasmo de mi vida y lo odié... Fue el orgasmo más intenso que jamás haya tenido... El placer de hacerlo fue increíble... Fue tan fuerte que me desmayé durante un par de minutos... Cuando volví, ella me estaba sonriendo... Las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos.
- "Ahora coloca esa boca tuya de chica heterosexual en mi coño y limpia todo lo que tu asqueroso y sucio coño de lesbiana, me ha ensuciado, puta", dijo.
Me arrastré entre sus piernas para cumplir su orden.
- "Y cubre ese asqueroso agujero tuyo con una de tus manos... No quiero que se derrame ese asqueroso jugo de lesbiana que estás soltando, en mi cama", continuó Berta.
Cuando cubrí mi coño no podía creer lo húmedo y abierto que estaba... Se sentía desagradable... Me alegré de que no me hiciera mirarlo ni mostrárselo... Lamí su coño y lo limpié todo.
Cada vez que lamía su coño, mi coño tenía espasmos y goteaba más jugo en mi mano... Era darle las gracias al coño de Berta por dejar que me corriera.
Mientras limpiaba su coño, ella me dijo:
- "Bueno, eso es todo... Este tipo de hipnosis que tienes, se ha activado al máximo cuando tuviste un orgasmo en mi coño... A partir de ahora puedes eliminar todos los consoladores y vibradores que tengas... Ninguna de esas cosas va a hacer nada para poder correrte”
“Lo único que ese sucio coño que tienes entre tus piernas quiere ahora es un coño... Así que será mejor que te acostumbres a ser mi perra lamiendo mi coño... ¿Lo tienes claro, puta?”
Comencé a llorar... Sabía que ella tenía razón y no podía hacer nada al respecto.
- "¿Está limpio mi dulce y pequeño coño, perra?" me preguntó.
Para entonces ya sabía cómo quería que le respondiera, así que dije:
- "Sí, tu dulce y pequeño coño no tiene nada de mi sucio y asqueroso jugo de coño de lesbiana."
- "Estás aprendiendo muy bien... Ahora, levántate y abre las piernas, pero mantén esa asquerosa hendidura tuya cubierta con la mano", me dijo Berta.
Fue difícil darme la vuelta y levantarme de su cama sin usar una de mis manos, pero lo logré... Estaba parada frente a esta mujer que odiaba, desnuda, con las piernas abiertas y la mano cubriendo mi coño esperando su siguiente orden.
- "Ahora, mantén tu mano ahuecada pero aléjala de tu coño", dijo.
Cuando aparté la mano de mi coño pude escuchar algunos de mis jugos caer al suelo... No podía creer que estuviera tan mojado.
- "Mira tu mano, perra", dijo.
Mi mano estaba completamente llena de mis jugos.
- "Mira cuánto ama mi coño esa asquerosa vagina tuya... Se moja tanto cuando lo único que haces es limpiar mi vagina, sabiendo que no voy a dejar que se corra otra vez esta noche.”
“Bebe ese asqueroso jugo de lesbiana, perra" me dijo Berta.
Me llevé la mano a la boca, bebí mis jugos y comencé a llorar de nuevo.
- "¡Sí!, perra, será mejor que te acostumbres al jugo de coño, porque a partir de ahora beberás mucho", me dijo.
Cuando me iba, ella dijo:
- "Cuando ese pequeño y asqueroso agujero entre tus muslos necesite correrse nuevamente, sabrás dónde encontrarme... Prepárate para más humillaciones... Me encanta hacerte eso."
Me fui llorando, sabiendo lo que iba a hacer: pasar de ser una mujer heterosexual, a ser obligada a chupar su coño y frotar mi sucio coño de lesbiana entre sus muslos si con ello me permite poder correrme.
Continuará....