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Fecha: 15-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en Gays

Una mala hora de salida

Jhosua
Accesos: 5.183
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Tiempo estimado de lectura: [ 14 min. ]
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Llegue a conocer a otros amigos suyos, donde en un momento de locura, no se me ocurrió otra cosa que, proponerles hacer una orgía en mi casa, donde nos quedamos del todo satisfecho, follando entre tres... uuuffff!!. Version para imprimir

Una mala hora de salida

Un día entre semana como otro, salí de trabajar bastante tarde, no puedo decir que no fuera normal, pero si debido a la carga que llevaba últimamente, salí dejando el edificio cerrado, como si fuera yo el encargado, luces apagadas, y alarma puesta.

Recuerdo que esa noche de noviembre hacia algo de frio, pero aun así iba en mangas de camisa, comencé a callejear, pues por las obras de la calle, no pude estacionar mi coche en el interior del edificio, teniéndolo que dejar en la quinta ‘puñeta’.

Estaba absorto en mis pensamientos, recordando lo que debía de hacer durante la semana, cuando en una de esas calles me crucé con dos individuos, personas que ni me di cuenta de cómo era.

Y que un siseo primero y unas voces después llamaron mi atención, viendo a estos maleantes delante una vez me gire, viendo como uno de ellos tenía un arma de fuego; mientras el otro, tenía una navaja y una especie de fusta.

Recuerdo que me pidieron antes que la cartera u otra cosa de valor, mi mochila, cosa que me negué, y aquel que llevaba la fusta, le dio por golpearme con esta mi brazo, cuyo dolor me queje por ello. No os imagináis el dolor que produce una caña, usada por esta persona como si fuera un látigo.

Aquel otro, me volvió a pedir la mochila, y aunque volví a hacerle ver que no llevaba nada, especificándole el interior, esté individuo me lo quito de muy malas maneras, y cuando intente sujetarla, aquel otro, volvió a golpearme, pero en esta ocasión me dio en los dedos, cuyo dolor era enorme.

Viendo como el que empuñaba la pistola, abría mi mochica, sacando de su interior una botella de agua, una agenda, y otras cosas variada; y levantar la mirada hacia mí llamándome puta. Y es cuando escucho, como aquel que maneja ambas armas, ya sabes la navaja y la fusta, pues me proporciono más dolor que las demás, le dio por dirigirse hacia mí, llamándome...

  • “Mira muñeca, no queremos hacerte daño, solo sacar algo de pasta”.

Siendo interrumpido por el primero, como si no deseara que se justificara, y tras darme un empujón hacia atrás, le dio por pedirme...

  • “Zorra, dame todo lo que tengas de valor, cartera, monedero, reloj, collar, ¡móvil... todo!!”.

Y es cuando me da por pensar que estos dos individuos, no se han dado cuenta de mi sexo, eso o era una forma de humillarme, haciéndome sentir mal y en inferioridad. Pensé por unos segundos el decírselo, pero seguidamente recapacite, diciéndome a mí mismo... ‘y si estos reaccionan mal, ¿qué me podría pasar?’, decidiendo que lo mejor era callar.

Pero, aun así, me negué a darle mis pertenencias, comenzando aquel que llevaba la fusta por golpearme, recibiendo golpes desde mis brazos hasta mis muslos, siendo los lugares más doloridos manos, y nalgas.

Y en esa posición, cuyos brazos me intentaba cubrir, ya sea rostro como pecho, y mi pierna flexionada intentar tapar mi entrepierna, aquel que empuñaba la pistola, acabo por acercarse, y tras un cacheo, dar con mis objetos deseados. Y soltarme con ese tono despectivo...

  • “Eres más bien planita, ¡pero al menos tienes un buen culo... eeehhh!!”.

Soltar, y recordar que cuando quise responderle, esté mismo me hizo callar mediante una bofetada; y aquel otro darme otra serie de golpes con su fusta, observando como ese disfrutaba dando golpes, sobre todo, cuando recibí ese último en mi miembro, cosa que ignoraba.

Y al escuchar aquel grito, cuyo individuo que empuñaba el arma soltó al ver mi DNI, cogió y de primera me arreo una patada en mi estómago, y acto seguido le soltó a su amigo, aquello de...

  • “Esta maricona es un tío”.

Exclamar, y acto seguido pedirme explicaciones, diciéndome los motivos por el cual no se lo he llegado a decir, cosa que hice a duras penas. Observando como el chaval de la fusta se reía, cuando le recordó a su compañero, cuando me metió mano.

Momento en que no pude evitar reírme yo también, y ver como esté se da cuenta, temiéndome lo peor, sintiendo como mi miedo se acentúa, cuando me hacen levantar como un pelele del suelo, y como mediante un empujón, retroceder, perdiendo el píe y volver a caer.

Acercándose ambos tíos, viendo como me tenían acorralado en el interior de esa cochera, ocultos gracias a los coches aparcados, aquel de la voz ‘cantante, si ese que empuñaba el arma. Hombre de no más de metro setenta, cuerpo grueso, fornido no llegando a ser fibroso, cuya edad podría rondar los treinta y muchos años. Le dio por decirme...

  • “Quítate la ropa”.

Cosa que me negué, y ver a ese otro acercarse, hombre delgado, y alto, no llegando a pasar el metro noventa de altura, nada más llegar a mis pies, comenzó a golpearme con esa vara, recibiendo en brazos y piernas. Volviendo aquel primero a ordenarme...

  • “Te he dicho que, te quites la ropa coño”.

Y comenzar a desvestirme, comenzando por descalzarme, luego esa chaqueta sin mangas, continuando con la camisa, y los pantalones; quedándome con tan solo mi prenda interior que, para colmo no es otro que un tanga, y mis ejecutivos.

Viendo a estos dos, adivinando sus pretensiones, pues me considero en esto ‘perro viejo’, ya que mientras me miraban, no dejaban de magrearse su entrepierna, diciéndose el uno al otro...

  • “Uuuffff!!, es un tío, pero como está la maricona”.

Escuchando al otro, responderle...

  • “Creo que esta noche, ¡no vamos a pasar frio... eeehhh!!”.

Les dio por acercarse, observando mi tanga, que para nada objetaron nada a que me lo dejara, pero sí, me fije como ese larguirucho le dio por tirar de mis ejecutivos hacia arriba, medias que me las dejo por encima de mis rodillas. Acabando ambos por reír, mientras me llamaban...

  • “Joder, menuda puta nos hemos tomado... ja ja ja”.

Escuchar, mientras veo, como ambos le dan por bajarse los pantalones, sacándose de su interior sus pollas, viendo como el cabecilla le lucía una verga de cerca de veintidós centímetros de longitud. Mientras el alto, era algo más pequeña, le debía de medir al menos unos dieciocho centímetros, pero eso sí, era mucho más gruesa... uuuffff!!.

Individuos que me pidieron que me pusiera de rodillas, y comenzara a comerme sus pollas. Cosa que me dio por negarme, y casi mearme encima, cuando aquella pistola me la puso en la sien, al tiempo que llegue a recibir de esa fusta un par de golpes. Y de ese encañonamiento, su dueño me dijo...

  • “Mira para que te hagas una idea, vas a bajar esos humos de ‘héroe’, pues aquí la única damisela eres tú”.

Y seguir...

  • “Nos vas a comer las pollas, tú decides si quieres que sea a las buenas, o como a las malas”.

Viéndome interrumpirle, suplicándole; y al mismo tiempo decirles...

  • “Por favor, dejadme ir, no diré nada, os lo prometo”.
  • “Además, yo no sé chupar, ni nada de eso”.

Y aquel otro soltar...

  • “Eso es fácil, si tienes o has tenido novia, supongo que esta te lo habrá chupado, y si no, pon algo de imaginación”.

Comentario que escucho, y el cabecilla terminar...

  • “A las buenas es sencillo, tú cooperas y nos la comes hasta que te digamos, quizás luego te follemos, y todo depende de ti si te preñamos o no”.

Y de forma amenazante, decir...

  • “Pues a las malas, te prometo que la mamaras de todas maneras; y luego más que follarte, te prometo que te violaremos, y quizás hasta te dejemos marcado”.

Me vi arrodillándome ante estos inmigrantes, tomando sus pollas con cada una de mis manos, acercándomelas a la boca, olían a puto vómito, una mezcla de orina y semen. No me quedo otra que cerrar los ojos, todo por metérmela en la boca, pues estas de higiene como que poco.

Me metí una despacio, lamiéndola en mi interior, y sacándosela al tiempo que la ensalivaba a conciencia, haciendo lo propio con la otra, cuyo grosor me costó introducírmela, pues llegue a soltar un par de lágrimas. Escuchaba mientras a estos dos individuos, suspirar y gemir, soltando alguna lindeza en un mal castellano, y otras en su lenguaje nativo... uuummm!!. Y escuchar al de la fusta, decir...

  • “Joder, ¡y decía la muy maricona que no sabía mamar... uuuffff!!”.

Todo esto, mientras acariciaba mis cabellos, cuello, espalda, y pecho. Llegando a inclinarse el larguirucho, cuyo largo brazo llego a mis nalgas, y su mano darle por magrear mis glúteos, llegando a sentir como esos dos largos dedos, cuya primera falange introduce en mi orificio... ooohhh!!. Soltando a su amigo...

  • “Que culo... uuummm”.

Aquel cabecilla, me hizo soltar la del larguirucho, cuya intención no era otra que me dedicara por entero a la suya. Acabando por cogerme con ambas manos por la cabeza, y comenzar a follarme literalmente la boca, sintiendo como esos veintidós centímetros, traspasaba mis amígdalas una vez tras otra... uuummm!!.

Como entre las náuseas primerizas, dejaron paso a las arcadas por el mismo tamaño, cuyos lagrimones se me saltaron, no quedándome otra que acostumbrarme, pues temía más por la de ese otro... uuummm!!.

Otro que, le dio por disfrutar de mis tetillas, chupando, lamiendo, mordiendo, e incluso golpear después con su fusta, todo ello sin dejar de follarme con sus dedos, dedos largos y delgados que me hicieron disfrutar... ooohhh!!.

Y cuando menos lo esperaba, aquel individuo descargar, soltando aquel liquido viscoso en el interior de mi boca, sintiendo ese grumo espeso y cálido, cuyas nauseas se me repitieron de nuevo. Comprendí rápidamente que ese individuo, se había corrido en mi boca, era más que evidente, y no quedándome otra cosa que tragarme aquella corrida, mientras esté emigrante gritaba de placer... aaahhh!!.

Y la del larguirucho, puedo confesaros que me costó, verga de gran grosor que me dolía las mandíbulas, y lloraba ante su esfuerzo por tragármela... uuummm!!. Pero por dentro, debo confesar que sentía como me empezaba a gustar, así que cada vez lo hacía con más ansia, pasando de una verga a la otra... ooohhh!!. Momento en que ese larguirucho, cuya fusta me enseñaba, le dio por decirme...

  • “Eso maricona, chupa... chupa, ya veo que te va gustando, y con qué ganas las chupas”.
  • “Si, sigue así, y ve preparándote, porque te vamos a follar por todos los lados, ¡te vamos a dejar una zorra hambrienta de polla... eeehhh!!”.

Viendo, como finalmente me pusieron en cuatro, no dejando de mamar aquel glande, mientras el cabecilla cuyo nombre escuche, y que me costaría pronunciar, individuo que se me coloco detrás, y en un costoso español, logro preguntarme...

  • “Tienes preservativos”.

Cosa que le hice saber que sí, y que, tras cogerlo, acabo por colocárselo, agradeciendo para mis adentros el gesto, no tanto como cuando coloco su glande en mi entrada anal, y sentir como le da por presionar, notando con gran dolor como me la introduce... ooohhh!!.

Sacándola, para escupir por varias veces, y trabajar con sus gruesos dedos mi orificio, volviendo a introducirme su polla, y en esta ocasión, metérmela hasta sus grandes huevos... ooohhh!!.

Y comenzar ahora de una forma distinta, ya que de primera le da por acomodar su glande, introduciéndomela despacio, no mostrando esas prisas, como sino deseara lastimarme... uuuffff!!. Sintiendo como poco a poco, aunque eso sí con ciertas molestia, su polla me entraba en su totalidad, y eso que daba por hecho que no lo haría... aaahhh!!.

Comenzando a sacarla y meterla, cada vez con mayor ritmo, follándome con fuerza, dejándose llevar, y embistiéndome con violencia, mientras me tiene sujeto con ambas manos por la cintura, soltando alguna de esta, cuando le da por palmear mis nalgas, enrojeciéndolas por la fuerza de esta... aaahhh!!.

Todo esto. Sin dejar de mamar aquella otra polla, larga pero no tanto, pero sí de gran grosor, ignoro cuanto tiempo me estuvo penetrando el primero, pero tras cogerme con fuerza de la cintura, y embestirme violentamente, comprendí que pronto se correría, como así paso minutos después... uuummm!!. Sacándola de mi dolorido orificio, abierto por su grosor, aunque no era nada para cómo quedaría después con la del larguirucho... uuuffff!!.

Aquel tío, se sacó el preservativo lleno de su corrida, aparto a su compañero que tenía su polla en mi boca, sustituyendo ese monstruo por la suya, metiéndomela en la boca, y saboree su corrida en mi boca.

Y al mismo tiempo, pude sentir como le dio por verter el contenido de ese preservativo por mi espalda, corrida cálida que fue diluyéndose, una parte por mi espalda hacia los costados, y otra hacia mis nalgas. Mientras aquel otro, note sus manos en mis caderas, y su glande como se restregaba entre mis glúteos hasta llegar a mi orificio, comenzando a presionar... ooohhh!!.

Por suerte no duro mucho, pero obviamente el dolor no fue cuando me embestía, sino como me la introducía, pues hasta adaptarme a ese grosor, tuve que aguantar lo mío, y encima se aprovechó de la corrida de su amigo como lubricante... uuummm!!.

Luego toco descansar, llegando a pensar, como después de todo el ruido que hemos hecho, gritos, y demás escándalo, no ha habido ni un solo vecino que haya salido a averiguar algo, eso por no mentar lo raro que no haya ni una curiosa o chismosa.

Pues lo dicho, ellos descansaron uno al lado del otro, quedando yo en medio, los miraba con miedo y rabia; y aunque para mis adentros solo deseaba que se marcharan, me hicieron saber que me deseaban coger una vez más. Diciéndome...

  • “Joder, como te vamos a dejar ir, si nos sale más barato cogerte que una puta barata”.

Escucho resentido, mientras recuerdo, como el cabecilla llama, y me dice...

  • “Ven maricona, acércate como si fueras una perrita, y prepárate porque vas a chupar de nuevo polla”.

Decir, y aceptar, pues sabia de sobra que no me queda otra. Me acerque a esté, como un animal, me acerque, y comencé a lamer su verga, tronco que estaba morcillón, estado que poco le duraría... uuummm!!.

Pero, no solo se la lamí, sino también comencé a darle bocaditos, y chupársela, pasándole la lengua despacito alternando con otras más rápida, dedicándome a veces a sus genitales para volver a su glande... ooohhh!!.

Escena que tuvo que poner al otro a tono, pues tras incorporarse, volvió como la vez anterior, colocarse detrás, y darle por preparar mi orificio, metiéndome su polla al instante... ooohhh!!. Y debo constar que en esta ocasión apenas costo, aunque me lo estuvo metiendo despacio, pero como ya lo tenía abierto de la otra anterior follada... aaahhh!!.

Coño, ni me lo había planeado, y mucho menos planteado, como iba a acabar ese día. Pensar que hay estaba yo, siendo insertado por dos pollones en ese aparcamiento, teniéndome como un pincho ‘moruno’, una polla por la boca y otra por mi culo... uuuffff!!.

No deseaban cambiar; y a pesar de tenerme casi inmovilizado, me doy por moverme como pude de delante hacia atrás, sacándome al menos dos centímetros, longitud que aun viendo estrellas me introduje ese pollón. Y luego, toca moverme hacia delate, sacándome esos dos centímetros que me introduje para tragarme esa otra polla, y sentir como llegaba a mis amígdalas... aaahhh!!.

Mientras estos me llamaban... ‘puta’, mientras siento como ambos se corren, uno directo a mi estómago, mientras el otro le da por preñarme, jugándome que pueda coger una enfermedad o algo similar, pero lo cierto es que no me queda otra... uuummm!!.

Volviendo a descansar, devolviéndome las prendas, mientras me contaban aquello...

  • “Lo sentimos, no tenemos excusa para lo que te hemos hecho, estamos amargado, disgustado, e incluso desconsolado de lo que nos ha deparado la vida, no les queda otra que buscarse la vida, aunque sea robando a los vecinos”.

Excusarse, y continuar...

  • “Y encima, vivimos cerca, normalmente solemos estar en una casa de acogida, un centro para inmigrantes que, hay a la vuelta de la esquina”.

Soltándome el larguirucho, con tono irónico y algo de guasa...

  • “Cuando tú quieras, te puedes pasar, y te damos polla más cómodos, vale”.

Decir, mientras ya vestido, me disponía a marcharme, cuando creo recordar que otro me dijo...

  • “Entonces que, nos vas a denunciar”.

Contestándoles...

  • “No, no voy a denunciarles, además no me interesa que nadie de mi empresa, y menos del barrio sepa lo ocurrido, no quiero ser la comidilla de nadie”.

Volviendo a hablar esa persona de los dos con ‘pocas luces’, o sea el larguirucho, cuando vuelve a escena, diciendo...

  • “Entonces, eso significa que te vamos a poder coger otra vez”.

Soltarme, mientras veo, como el muy cabrón volvía a estar empalmado, y eso que, en apenas un cuarto de hora, me había echado al menos el cuarto polvo, cuyo orificio mío estaba más que resentido... uuummm!!.

Antes de despedirme, os diré que lo hemos vuelto a repetir, no es muy habitual encontrarse con semejantes pollas, aunque haya sido de la manera que ha sido. Claro está, me hice las pruebas pertinentes antes posibles enfermedades, cosa que salieron negativas; resultados que me dieron alas para buscarlos, y ser de nuevo insertado... ooohhh!!.

Centro donde he llegado a conocer a otros amigos suyos, y que, en momento de locura, no se me ocurrió otra cosa que, proponerle hacer una orgia en casa, donde entre tres en una ocasión y cuatro en otra, nos quedamos del todo satisfecho... uuuffff!!. Locuras que eran más bien una fantasía mía, y que me gusta repetirlas, tantas veces como pueda, bueno lo dicho, un besito y hasta pronto.

Bueno, toca despedida, espero que, os haya gustado, tanto como a mí recordarla, y redactarla. Ya solo queda, decir que, si queréis decirme algo, o poneros en contacto, no temáis en decírmelo, no importando lo que sea, decírmelo, como quien dice a ‘pelo’, cosa que pone mucho. Pero eso sí, decirlo a mi email, el cual es: jhosua 1974 @ Gmail . com (obviamente todo junto).

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