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TODORELATOS » GRANDES RELATOS » SOCIEDAD ANÓNIMA CAP. 07
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Fecha: 16-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en Grandes Relatos

Sociedad Anónima Cap. 07

Traviesa
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Capítulo vii: cumpliendo con la apuesta. parte ii. Version para imprimir

CAPÍTULO VII: CUMPLIENDO CON LA APUESTA PARTE II

Esa mañana Verónica salió disparada de su carpa la recogió rápidamente, mientras daba los buenos días a todos, fue por agua y comenzó a preparar el desayuno, tratando de evitar cualquier contacto con Jean Carlos, el se ofreció a ayudar a recoger las demás carpas y buscar en el pueblo otros ingredientes para el desayuno, no deseaba presionar a Verónica, a diferencia de lo que solía hacer cuando le gustaba una mujer para él, no quería aplicarlo con ella, “ella no es para eso, es distinta merece algo distinto” pensaba para sí, Adrián tomó la oportunidad y fue con el hacia el centro del pueblo a comprar las cosas. Compraron todo lo que Verónica les pidió y al volver de regreso Adrián confrontó a Jean Carlos.

A: muy listo, haciéndote el interesante no?

JC: ¿de qué hablas?

A: esa mujer es mía yo la ví primero, así que te recomiendo que te alejes porque no sabes lo que puedo hacerte a ti y a ella si es necesario

Jean Carlos soltando las bolsas en el suelo con cuidado con calma se acerco dominantemente hacia Adrián, quien intento dar un golpe el cual Jean Carlos detuvo atajando su puño con fuerza y encestando un golpe justo en la boca del estómago, sacando por completo el aire del diafragma de Adrián.

JC: escúchame bien, en tu vida me vuelvas amenazar ni a mí ni a Verónica, me tiene muy sin cuidado tus palabras (dando otro golpe)

JC: esto es para que no se te olvide que yo no soy un cobarde como tú, levántate y sé un hombre acepta que perdiste y sigue con tu vida

Jean Carlos volvió a cargar las bolsas y continuo hacia donde estaba el grupo, Verónica se sintió aliviada de que no tocara el tema de lo ocurrido en la noche anterior, les terminó de preparar el desayuno, Adrián se apresuró a ayudarla con los platos y jugos, sin embargo, solo recibió un gracias seco y distante de su parte, se acercó a la familia que les permitió pernoctar en su terreno y les entregó unas bolsas de comida en agradecimiento por su hospitalidad. Una vez que todos habían recogido y arreglado sus mochilas, se dirigieron a la plaza central de Chuao a degustar algunos chocolates artesanales, observaron como se colocaba a secar el cacao, probaron diversas recetas de chocolate, y luego se encaminaron hacia la cascada Chorrerón, caminaron cerca de 2horas donde habían varios segmentos un poco resbalosos en uno de ellos estuvo a punto de caer y Jean Carlos la tomo de la cintura acercándola a el, quedaron frente a frente a lo que Verónica solo pudo decir gracias ya puedes soltarme, las chispas volaban entre ambos, el grupo lo comentaba con disimulo, en poco se toparon con la hermosa cascada, aun no habían muchas personas, por lo que Verónica aprovechó de tomar el mejor lugar para todos, las chicas y chicos del grupo se apresuraron a cambiarse y quedarse unas en bikinis y otras en shorts y top deportivo, los hombres todos en sus bermudas para bañarse, incluyendo a Jean Carlos, al rato cuando todos estaban disfrutando las chicas se acercaron a Verónica y le dijeron que ellas cuidarían las cosas para que si gustaba ella también se diera un chapuzón. Verónica evitaba quedarse sin ropa, odiaba sentirse expuesta, odiaba que pudieran ver sus cicatrices, criticar su cuerpo, al principio se negó excusándose de no tener traje de baño y ningún otro tipo de ropa para bañarse a lo que una de las chicas le dijo: somos de tallas parecidas bueno tu eres más curvilínea pero creo que este conjunto te va quedar bien, anda usalo te lo regalo, la verdad es que estoy agradecida por como me ayudaste en el camino y cuidaste de mí con tanto cariño.

Verónica tomo aquel conjunto deportivo un cachetero corto, casi al ras de sus nalgas y un pequeño top deportivo con realce, las chicas la taparon y se cambio sintiéndose nerviosa, expuesta, con sus brazos tapo sus cicatrices, camino casi encorvada se metió al agua y comenzó a nadar, en todo momento Jean Carlos la observó al igual que varios de los chicos, porque aunque ella no lo reconociera su cuerpo estaba muy bien conservado, se notaba que las excursiones y demás actividades que requerían cierta condición física mantenían su cuerpo en muy buena forma, un pequeño rollito en un costado casi imperceptible para todos pero para ella no, gracias una vez más a su pasado con Diego quien no dudaba en todo momento de criticar cada detalle en su cuerpo, una vez que se acerco a la cascada como si se hubiese olvidado de todos decidió colocarse debajo de aquella cortina de agua, alzo sus manos como llenándose de aquella mágica energía que genera la fluidez de aquellas aguas cristalinas, con sus ojos cerrados mantuvo sus brazos estirados por varios minutos disfrutando ese momento mágico, Jean Carlos salió del agua y tomo varias fotos, y mientras la enfocaba las vio, las cicatrices al costado, pequeñas marcas, Jean Carlos casi deja caer su teléfono al agua, frente a el todas esas semanas estuvo Orquídea, esa mujer que se había adueñado de sus sueños, la dueña de aquella prenda que guardaba celosamente en su caja fuerte.

Ya conocía la identidad de Orquídea, pero ella no sabía que el era el hombre de aquella fiesta de máscaras, cómo se lo diría, lo diría o debía callar, pero y si la perdiera, muchas cosas pasaron en ese justo momento, en que Verónica abrió los ojos percatándose de que había mucha gente se lanzó al agua y nado. Jean Carlos guardó su teléfono y fue a acercarse a donde estaba.

JC: tenías razón, este lugar es mágico

V: por un instante me olvidé del mundo desconecte de este mundo y conecte con otro, debo parecerte una lunática (sonriendo nerviosa)

JC: Verónica he conocido a muchas mujeres en mi vida, ninguna como tú, podrías ser muchas cosas pero no eres una lunática, solo eres alguien que tiene una percepción de la vida superior a muchas personas, por eso algunos te tildaran de loca pero tu y yo sabemos que no es así, la ignorancia es lo que tiene este mundo sumergido en tanta oscuridad, no crees, hacen falta más personas como tú, personas que no teman en tender su mano a otros, que no teman en ser genuinos (acariciando la mejilla de ella con delicadeza) eres una hermosa flor que hay que cuidar para que no se marchite (rozando un poco los labios de ella con los suyos y susurrando en su oído) tenemos una cena pendiente, espero poder probar mejor tus labios

Verónica sintió como a pesar de su piel morena sentía que su cara se ponía roja, sentía calor y al mismo tiempo su corazón latía tan rápido, cuando iba a responder el grupo comenzó a jugar y volvieron a la realidad. Verónica salió del agua a preparar el almuerzo ya que después debían irse para estar a tiempo en el muelle de Chuao y regresar en lancha a Choroní. Jean Carlos la ayudó, notando como su cercanía generaba un efecto sobre ella, sonriendo, feliz porque las únicas dos mujeres que habían despertado algo en el después de tantos años, eran la misma persona, sintiéndose realizado y analizando cómo revelaría su identidad a Verónica.

Adrián se alejó del grupo molesto sentía que estaba de sobra, todo lo que había planificado, había salido mal, odiaba a Jean Carlos y comenzó a odiar también a Verónica por haberlo rechazado, diciendo que era una zorra como Gladimar. Que la haría pagar por todo. Adrián se fue sin despedirse de nadie, pidió cola en la carretera saliendo del pueblo hacia el muelle, cuando llegó hizo la cola para poder abordar una de las lanchas. Cuando estaba llegando a Choroní también vió a Gladimar bajar de una de las lanchas con una pequeña cava.

Gladimar esa mañana había dejado a Isaac con Gael mientras se iba a buscar pescado para el domingo, no le gustaba salir los domingos por eso lo compraba el sábado y lo dejaba congelado para el domingo. Abordó esa mañana a eso de las 9 la lancha del Sr. Enrique un hombre que le llevaba 10 años, este iba acompañado de un joven de al menos 27 años, ambos eran altos de piel bastante oscura, el joven se veía atractivo, brazos fuertes espalda bien ancha y en su bermuda pudo observar un gran bulto, el sr Enrique a sus cincuenta años estaba bien conservado, con una pequeña barriguita gracias a las cervezas que tomaba cada fin de semana al terminar la faena de la pesca. Ese día había cuadrado con Gladimar en su “compra de pescado” la espero y salieron, antes de realizar la pesca pararon en una playa que estaba completamente sola dejaron bien atada la lancha, el Sr. Enrique ayudo a Gladimar a bajar y se fueron hacia la orilla entre algunos árboles.

E: bien Gladi te presento a mi ahijado Alessandro

G: mucho gusto

E: hijo Gladimar es una amiga especial, ella paga el pescado no con divisas ni bolívares sino con su deliciosa cuca, y hoy la voy a compartir contigo

A: padrino, este

Gladimar no dejó hablar al joven se acercó y lo beso apasionadamente, el correspondió aquel beso con lengua, mientras ambos se besaban, Enrique desató el nudo del vestido de Gladimar dejándola con los senos al aire y un espectacular hilo rojo, el cual le quitó despacio y lo metió en su bolsillo, Gladimar comenzó a quitarle la ropa al joven acariciando sus brazos su espalda besando y lamiendo cada parte de su cuerpo, Enrique y el joven se pusieron frente a ella mostrando dos enormes penes, el de Alessandro era largo y grueso, el de Enrique más corto pero mucho más grueso y cabezón, Gladimar se puso de rodillas frente a ambos y comenzó a lamer el pene grueso de Enrique mientras con una de sus manos masturbaba el pene de Alessandro ambos hombres comenzaban a gemir mientras Gladimar intercambiaba entre uno y el otro. Su vagina palpitaba ante el sabor delicioso de aquellos penes, que engullía con total destreza, estuvo un rato hasta que logro sacar la leche a ambos la cual se trago mirándolos con excitación.

G: ahora les toca complacerme un poco (colocando una toalla sobre la arena)

Gladimar se acosto abriendo sus piernas Enrique no dudo en meter su cabeza allí lamiendo con devoción aquella vagina, abriendo sus grandes labios exponiendo aquel clítoris al cual comenzó a chupar y morder un poco, provocando gemidos en Gladimar, mientras que el joven se lanzó a chupar sus pezones, mientras amasaba y la besaba con desesperación, solo estaban ellos tres y se escuchaban los gemidos de Gladimar, Enrique metió uno de sus dedos en la vagina mientras se comía el ano de Gladimar provocando su primer orgasmo, Alessandro se acostó sobre la toalla y Gladimar se posó sobre el tomando aquel pene mojandolo con sus jugos y metiéndolo poco a poco en su vagina.

G: Aaaaaam que rico me llena toda

A: estas demasiado buena tienes esa cuca caliente, mi padrino tenía razón

E: y lo que falta, anda Gladi muévete para mi ahijado

Gladimar no espero más y comenzó a mover sus caderas despacio al inicio y luego cada vez más rápido, su vagina comprimía aquel pene aumentando el placer del joven, quien estrujaba sus senos, Gladimar comenzó a saltar sobre aquel pene que cabalgo con mucha destreza y soltura, esos movimientos de caderas gracias a su experiencia, Enrique comenzó a meter un dedo en el ano de Gladimar a lo que ella intensifico sus movimientos, luego le pidió que levantara sus nalgas, ella obedeció, Enrique comenzó a penetrarla analmente y aquellos hombres se sincronizaron penetrándola por ambos lados, las cuales eran cada vez más salvajes, Alessandro presiono contra su pecho a Gladimar inmovilizándola mientras el comenzaba a moverse con más fuerza haciendola gritar de placer, Enrique hizo lo mismo aumentando su ritmo, los gritos y gemidos de Gladimar eran cada vez más fuertes, sus orgasmos iban y venían, aquellos hombres continuaron le daban nalgadas pellizcaban sus senos, halaban su cabello hasta que finalmente acabaron dentro de ella, sus jugos se entremezclaron entre sus piernas.

G: gracias papis (beso a Alessandro y luego besó a Enrique)

Se levanto y busco su vestido, Enrique y Alessandro buscaron su ropa y le dieron un poco de agua a Gladimar para que se aseara un poco, Gladimar se arregló el vestido y los tres volvieron a la lancha. Se acercaron a un punto pescaron varios pescados de los que Gladimar escogió 5 de gran tamaño y los guardó en su cava con hielo. Regresaron a Choroní donde un grupo de extranjeros que no hablaban español intentaban conseguir una lancha para un recorrido hacia Chuao.

G: Hi nice to meet you

Extranjero: Hi, thank God, you speak English

G: yes, if you need a boat, mr Enrique it’s the best, come and tell them where you want to go, they will take you at a good price.

Alessandro le agradeció el favor el también hablaba un poco inglés gracias a sus estudios, los llevaron y cuando Gladimar se disponía a irse a la posada vio que Adrián se bajaba de otra lancha solo, se extraño porque se suponía que había ido con Verónica y el grupo a la excursión, se preocupo de que algo pasara y se acercó a preguntarle.

G: hey pasó algo, dónde dejaste a Verónica

A: pregúntaselo a la zorra de tu amiga, ya he tenido mucho por hoy de putas que ella te cuente

Gladimar presentía que al fin había hablado con su amiga y ésta lo había rechazado, sonrió satisfecha y distraída cruzó la calle del malecón, cuando casi es arrollada por un carro rojo que frenó de golpe.

Mauricio: está bien, salió de la nada y no vió que venía

G: perdón, tranquilo estoy bien, casi me dejas sin pescado

M: ¿segura? La puedo llevar al ambulatorio

G: no vale tranquilo, mejor me voy tengo que meter esto a congelar no quiero que se dañen

M: déjame llevarte

G: ay no, tu carro va terminar oliendo a pescado mejor no

M: insisto, anda móntate no le pares a eso

G: bueno

M: dime la dirección

Al darle la dirección Mauricio se dio cuenta que era la posada que ahora compartían Jean Carlos y Verónica, se sorprendió de no haber visto antes a Gladimar, le parecía una mujer atractiva. Conversaron amenamente y ella le invitó un café, coloco agua a hervir mientras metía los pescados al congelador. Le pidió cinco minutos para ducharse y quitarse “el olor a pescado” a lo que Mauricio acepto, quedándose solo mirando las fotos de la sala de la que fue la casa de los padres de Verónica, en eso salieron Gael e Isaac y Mauricio les comentó lo sucedido.

Gladimar: hijo no te sentí pensé que no estaban aquí, me di un baño rápido es que me llene de agua de mar y olía a pescado jajaja ya te traigo el cafecito mi lic

G: mamá compórtate

M: déjala estoy en deuda con ella casi la atropello

Gladimar sirvió tres tazas de café para ellos y un vaso de jugo para Isaac

M: alguno de ustedes sabe qué pasó con Jean Carlos lo busqué en el hotel, pero me dijeron que salió de excursión desde ayer y no ha regresado

G: está con Vero, en la ruta del Cacao deben llegar tardecito como a las 3 o 4 dependiendo de la lancha

M: Jean Carlos me va a matar de un susto con sus inventos, buscando perderse en esa montaña se volvió loco

G: no está solo Verónica conoce esa montaña de cabo a rabo desde que éramos unas adolescentes, de hecho, algunos guarda parques cuando están nuevos en la zona vienen a buscarla para que les muestre todos los senderos, así que no debes preocuparte, a mi amiga nunca se le ha perdido nadie en los grupos que guía, deberías tenerle un poquito de fé, yo que te lo digo en mejores manos no podría estar en este momento.

Mientras tanto, en la cascada Verónica les indicaba a todos luego de comer que en media hora debían partir de regreso al pueblo para tomar el transporte que los debía llevar hasta el muelle, debían irse temprano para poder abordar las lanchas sino los agarraría la noche en el muelle de Chuao. Todos asintieron al rato luego de tomarse fotos y compartir recogieron todo y tomaron el camino de regreso, Jean Carlos y Verónica iban animados, cada vez más cercanos, tomaron la guagua en la plaza para partir al muelle, donde los esperaba una cola, estuvieron entretenidos con los tambores que estaban tocando en ese momento en el muelle, así que mientras que esperaban la lancha comenzaron a bailar, cosa que sorprendió a Jean Carlos pues Verónica comenzó a bailar con aquellas mujeres grandes y voluptuosas que movían sus caderas al ritmo de los tambores, Verónica se movía al igual que ellas y el grupo se animó a acompañarla. Entre risas abordaron la lancha camino a Choroní, cuarenta y cinco minutos donde Verónica y Jean Carlos hablaban de nuevos proyectos que podrían salir de esta experiencia, Jean Carlos en un momento sin pensarlo la abrazo y ella correspondió aquel abrazo. Sentir el olor de su cabello acariciar su brazo mientras se acercaban a Choroní fue lo mejor, había encontrado a orquídea y estaba dispuesto a todo para no perderla de nuevo.

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