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TODORELATOS » HETERO: GENERAL » PEQUEÑAS AVENTURAS: EL JUGUETE DE MARTA
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Fecha: 18-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en Hetero: General

Pequeñas Aventuras: El juguete de Marta

RayFenix
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El regalo recibido por Marta la hace disfrutar de una sesión de sexo increíble. Version para imprimir

Esa mañana había recibido el juguete que había encargado para Marta. Ella no sabía nada y estaba deseando que llegara a casa para darle la sorpresa. Admito que llevaba todo el día cachondo. Iba a aprovechar la primera oportunidad que tuviera, pensé al verla entrar por la puerta.

-Voy a ducharme lo primero de todo -. Dijo nada más llegar a casa después de darnos el beso de bienvenida.

Esperé ansioso a que saliera de la ducha y al ver su cuerpo desnudo y mojado no pude evitar abalanzarme sobre ella. Le dí un azote en ese increíble culo y agarré por detrás esas tetas gordas con fuerza.

-¡Papi! -. Exclamó ella, que no se esperaba mi ataque furtivo.

-Ni te imaginas lo cachondo que me pone verte desnuda -. Le susurré al oído mientras comenzaba a besarla en el cuello.

-Un poco sí -. Contestó riendo mientras me cogía la polla que ya estaba dura.

Le dí media vuelta y la besé con pasión sin dejar de tocarle esas preciosas tetas de mami.

-¿Por qué estas tan cachondo? -. Me preguntó con una media sonrisa mientras empezaba a pasar suavemente sus dedos por mi capullo.

-Ven -. Fue mi respuesta y agarrándola de la mano la llevé a la habitación.

Lo primero que hice nada más llegar al dormitorio fue ponerle el antifaz. Mi mujer se rió.

-¿Que sorpresa me has preparado? -. Preguntó.

-Que malo es conocerse -. Respondí con una carcajada.

La tumbé en la cama, la abrí de piernas y empecé a lamer su clítoris suavemente. A pesar de mi excitación acumulada, no iba a tener prisa. Seguí lamiendo hasta que noté como su coño se humedecía. Mi mujer comenzó a tocarse las tetas ella misma y a pellizcarse los pezones. Esa era una buena señal. Llevé mi boca a su vagina para poder paladear mejor su sabor.

-Me encanta como me comes el coño -. Dijo con un suspiro mientras apretaba mi cabeza contra su sexo.

Admito que me encanta practicarle sexo oral, y llegar hasta el final, y sentir como se corre en mi boca, y se que a ella le encanta, pero hoy no, hoy tenía un plan.

-Hoy no toca que te corras con mi boca -. Le dije mientras mi mujer lanzaba un suspiro casi de queja.

Comencé a introducir un dedo en su interior, de manera suave, sin dejar de acariciar su clítoris. A ese dedo le acompañó un segundo dedo enseguida, y un tercero, y un cuarto.

-Despacio -. Me dijo gimiendo cuando introduje mi mano entera hasta los nudillos en su coño.

Empecé a masturbarla haciendo pequeños gestos como de abrir la mano en su interior, estaba abriendo camino, mi mujer empezaba a gemir cada vez con más fuerza y sentía como su cuerpo se contraía con mis movimientos.

-Fóllame -. Pidió casi suplicando.

Saqué mi mano empapada de su interior, se la pasé por la boca para que saboreara su propio placer y me dispuse a follarla. Lo hice de forma suave, pero profunda, con movimientos cortos pero fuertes, metiéndosela cada vez un poquito más.

-Te la voy a meter entera -. La “amenacé” abriéndola mas de piernas.

-Métemela hasta el fondo -. Fue su respuesta.

Seguí con mis movimientos cortos pero duros, abriendo su coño cada vez más. Estuvimos así bastante rato, hasta que note como sus labios vaginales rozaban mi abdomen. Mi polla estaba metida hasta el fondo. Era el momento de la sorpresa. La saqué de su interior.

-No la saques -. Me pidió entre gemidos.

-Tranquila -. Le dije.

Rápidamente saqué el regalo de la mesita de noche. Un dildo color marrón de veinticinco centímetros. Lo acerqué a su sexo y empecé a frotarlo contra su clítoris para que se empapara bien de sus flujos.

-Lo quiero dentro -. Gimió Marta esbozando una media sonrisa, sabiendo perfectamente que estaba pasando.

Acerqué el regalo a su coño y comencé a introducirlo poco a poco. Mi mujer lanzaba pequeños gritos de placer conforme el dildo avanzaba en su interior. Calculé hasta donde el tamaño del juguete era similar al de mi polla y paré.

-Aún queda -. Le dije.

-Quiero verlo -. Dijo quitándose el antifaz.

Soltó una pequeña risa pícara al ver ese dildo marrón metido en su coño. Bajó sus manos hasta su sexo y ella misma se separó los labios vaginales.

-Un poco más -. Me dijo Marta sonriendo.

Lo saqué levemente y empecé a metérselo cada vez más profundo. Continué así, sacándolo un poco y metiéndolo más, mientras veía como mi mujer soltaba fuertes gemidos y abría la boca por cada centímetro de dildo que entraba en su interior.

-Metémelo entero -. Exclamó cerrando los ojos.

Acepté su petición y lo introduje prácticamente hasta la base. Marta soltó un fuerte grito de placer. Continué sacándolo y metiéndolo mientras mi mujer gritaba cada vez que volvía a sentirlo entero dentro de su coño. Debo admitir que lo hacía con cuidado, no quería que su placer se tornara en dolor.

-¡Para! -. Gritó de golpe entre temblores.

Paré inmediatamente. Marta se sacó el dildo de su interior, soltando un largo suspiro, abriendo los ojos y viendo como el juguete salía empapadísimo de su interior.

-¿Te he hecho daño? -. Pregunté preocupado.

-No -. Suspiró. -Es que casi me corro -. Añadió sonriendo.

Sin decir nada más se levantó de la cama, agarró el dildo y sin pensárselo lo pegó por la ventosa en la puerta del armario.

-Ven, siéntate al borde de la cama -. Me dijo cogiéndome de la mano.

Me senté mientras Marta se inclinaba sobre mí y apoyando sus manos en mis piernas acercó su coñito en pompa hacía el juguete.

-Me lo voy a follar -. Me dijo sonriendo.

-Es tu regalo, puedes hacer lo que quieres -. Dije acompañando su sonrisa.

Con decisión acercó su coño a la punta del dildo y se lo comenzó a introducir en su interior sin dudar. Comenzó a follarse ella misma entre gemidos sin dejar de mirarme a los ojos. Cada vez con más fuerza, con más velocidad, con mayor intensidad con la que yo la había masturbado antes.

-Me encanta mi sorpresa -. Exclamó entre riendo y gimiendo.

-Y a mí -. Añadí mirando embobado la escena.

Yo en ese punto ya la tenía durísima, sentía como gotas de semen resbalan por mi polla. Me quedé así bastante rato, sin hacer nada, tan solo viendo como las increíbles tetas de mi mujer se bamboleaban mientras se follaba con fuerza esa gran polla de goma marrón entre gritos. Empecé a masturbarme con fuerza a escasos centímetro de su cara al ver como su cuerpo se estremecía

-¡Me corro! -. Gritó de pronto.

Su cuerpo comenzó a temblar y tuvo que agarrarse con más fuerza a mis piernas, mientras lanzando varios sonoros gritos de placer llegó al orgasmo chorreando flujo de su coño hasta empapar el suelo. Se separó del dildo y se derrumbó en el suelo. Yo no pude evitar correrme sobre ella y bañar todo su cuerpo con mi leche mientras Marta aún disfrutaba con ligeros espasmos los últimos coletazos de ese intenso orgasmo.

-Gracias por mi regalo papi -. Me dijo al poco, aún con la voz entrecortada, con restos de mi semen por todo el cuerpo, pero con una enorme y preciosa sonrisa en la cara.

NdA: GRACIAS como siempre. Y esta vez GRACIAS también por hacerme saber que estas pequeñas aventuras, más cortas, más directas y sin tanta narrativa, gustan, yo también disfruto mucho escribiéndolas.

Besos de pico.

"Nada de lo que escribo es mentira, pero tampoco es totalmente cierto".

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