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TODORELATOS » NO CONSENTIDO » LAS REFUGIADAS 3 - COMO SALIR DE UNA CÁRCEL
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Fecha: 19-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en No Consentido

Las refugiadas 3 - Como salir de una cárcel

JBWriter
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Al final salen todos menos Evelina y emprenden el regreso a España... ¿o no? Aunque Minerva tienen que soportar lo que no esperaba. Version para imprimir

Esta historia está en la tercera parte de una saga. Si no la has leído y quieres leerla los capítulos publicados están en :

Las Refugiadas 1: https://www.todorelatos.com/relato/195640/

Con un resumen en: https://www.todorelatos.com/relato/203840/

Las refugiadas 2: https://www.todorelatos.com/relato/203244/

Con un resumen en: https://www.todorelatos.com/relato/204059/

Naturalmente en el resumen te vas a perder todas las escenas de sexo.

Y en cuanto a los capítulos de esta parte:

Susana: https://www.todorelatos.com/relato/204105/

Pilar y Susana: https://www.todorelatos.com/relato/204178/

Susana y Pilar: https://www.todorelatos.com/relato/204712/

Contrataciones: https://www.todorelatos.com/relato/204860/

Carmen la lesbiana: https://www.todorelatos.com/relato/204992/

Sara la sumisa: https://www.todorelatos.com/relato/205057/

Ama y puta: https://www.todorelatos.com/relato/205363/

El inicio de los problemas: https://www.todorelatos.com/relato/205594/

La importancia de las tetas: https://www.todorelatos.com/relato/205705/

Reclutamiento: https://www.todorelatos.com/relato/205746/

La fuga de Nuria: https://www.todorelatos.com/relato/205825/

Las curas de Nuria: https://www.todorelatos.com/relato/205917/

El castigo de Nuria: https://www.todorelatos.com/relato/205972/

Pilar y Jonatan: https://www.todorelatos.com/relato/206003/  Corregido: https://www.todorelatos.com/relato/206119/

Pilar follada: https://www.todorelatos.com/relato/206040/

Pilar: https://www.todorelatos.com/relato/206148/

Fallas de fuego y sangre: https://www.todorelatos.com/relato/206192/

Despedida: https://www.todorelatos.com/relato/206268/

Partiendo hacia el infierno: https://www.todorelatos.com/relato/206476/

Ruta hacia el infierno: https://www.todorelatos.com/relato/206528/

Llegada al infierno: https://www.todorelatos.com/relato/206599/

Estableciéndose en el infierno: https://www.todorelatos.com/relato/206729/

Hacia el segundo infierno: https://www.todorelatos.com/relato/206750/

Comidas y propuestas: https://www.todorelatos.com/relato/206779/

Sexo público, explicaciones privadas: https://www.todorelatos.com/relato/206825/

Obras y pizzas: https://www.todorelatos.com/relato/206907/

La repartidora: https://www.todorelatos.com/relato/206951/

Ser Domina engancha: https://www.todorelatos.com/relato/206979/

Hacia el tercer infierno: https://www.todorelatos.com/relato/207035/

Vanessa, alta médica: https://www.todorelatos.com/relato/207054/

Viaje a Srednyaya: https://www.todorelatos.com/relato/207289/

Comité conjunto de seguridad CIA – NSA: https://www.todorelatos.com/relato/207324/

El burdel de Srednyaya: https://www.todorelatos.com/relato/207361/

Organizando la noche: https://www.todorelatos.com/relato/207451/

Elisabeta putera: https://www.todorelatos.com/relato/207504/

Vida de pony: https://www.todorelatos.com/relato/207544/

El castigo de Lada: https://www.todorelatos.com/relato/207602/

Anastasia la puta: https://www.todorelatos.com/relato/207643/

Melanie y Olha: https://www.todorelatos.com/relato/207685/

Nuria: https://www.todorelatos.com/relato/207725/

Subcomité de seguimientos de las estaciones del caso Pszeck: https://www.todorelatos.com/relato/207869/

La decisión: https://www.todorelatos.com/relato/207936/

Las ponys y Elisabeta: https://www.todorelatos.com/relato/208013/

Viaje de aviso: https://www.todorelatos.com/relato/208170/

La alerta: https://www.todorelatos.com/relato/208315/

Casa del padre de Anastasia: https://www.todorelatos.com/relato/208557/

Morir de sexo: https://www.todorelatos.com/relato/208610/

Subcomité de seguimientos de las estaciones del caso Pszeck: https://www.todorelatos.com/relato/208772/

Viaje de Thongma Phueng a España: https://www.todorelatos.com/relato/208796/

El nuevo trabajo de Vanessa: https://www.todorelatos.com/relato/209002/

El regreso de Elisabeta: https://www.todorelatos.com/relato/209156/

Como entrar en una cárcel: https://www.todorelatos.com/relato/209198/

El sacrificio de Evelina: https://www.todorelatos.com/relato/209363/

Y ahora os dejo con la historia:

Cuando Ignat recuperó el sentido lo llevaron a una habitación en la que lo ataron.

—Como ves podemos haceros algo malo… o no —explicó Anastasia—. Solo necesitamos un tiempo, que ya acaba. Llamaras a tus sucesores para decirles que en lugar de Aleksander y tú quien va a entrar es Yaroslav con una piba. Que la disfruten y que lo feliciten.

—¿Y Aleksander?

—Está aún inconsciente en el cuarto. Como comprenderás no lo vamos a mover.

—Será mejor probar a ver lo que dice —intervino Minerva en español—, además así sabrá que si se desvía del guion ponderemos la grabación.

Entregaron el móvil llamando al de Minerva que había puesto a grabar la llamada. Siguiendo instrucciones de Anastasia Ignat soltó todo de un tirón. Grabaron la llamada ficticia. Ignat se dio cuenta pero decidió colabora y repitieron la jugada tres veces, consiguiendo dos versiones para los dos guardias siguientes con varias formas de repuesta. Tras tres opciones con Georgy Maksimov y otras con Ilya Matveev Minerva se dio por satisfecha. Entonces Ignat hizo las llamadas reales.

—Tendríamos que avisar también —reconoció el joven guardia—, a Matvey Petrov yMikhail Kotov. Si no cuando Yaroslav llegue podrían tener problemas.

—Ellos ya están avisados —replicó Mienrva que lo levantó y trasladó a la tercera habitación de la casa donde esperaban atados los demás, incluidos Matvey y Mikhail.

Yaroslav estaba en el comedor con las chicas. Nadie quería entrar al dormitorio con el cadáver de Aleksander. Pedro y Minerva entraron para dormir un poco. Llevaban dos días en los que apenas habían dormido cuatro horas en total.

—Te parecerá una locura —dijo Minerva mientras se quitaba la ropa—, pero no tengo sueño. Me apetece más follar que dormir.

—Sí. Pero necesitamos dormir —replicó Pedro que puso la alarma del móvil para cinco horas después—. Aunque tampoco diría que no a uno rápido. Chúpamela y cuando la tenga dura cabálgame. Luego a dormir.

Minerva se puso encima en la posición del sesenta y nueve, pese a que no era eso lo que le había dicho Pedro. Este aprovechó los diez centímetros de altura que le sacaba para situar su coño sobre el cuello y dedicar una mano a acariciarle el clítoris mientras con la otra golpeaba sus nalgas. Obtuvo bastante humedad en su coño antes de tenerla dura del todo y casi la había llegado al orgasmo cuando notó que si la dejaba seguir se correría en su boca. Le dio una palmada ordenándole que cambiase de posición. Ella se incorporó y se empaló en la verga de Pedro. Este le pellizcó los pezones de forma que al elevarse le tirase de las tetas. Se corrieron ambos antes de cinco minutos. Luego se tumbaron a dormir. Minerva aún tardó un rato, aunque Pedro dormía en minutos, como si no hubiera dio él quien disparó el táser.

Después de dar vueltas en la cama sin conseguirlo salió del cuarto, dejando solo a Pedro. Minerva fue al camión caravana. Allí estaba Alfilla, acompañada por una llorosa Anoushka. Miró el reloj. Miroslava y Ulyana ya habrían salido de la cárcel, pero tenían que llegar a la casa por sus medios, lo que implicaría un par de horas de caminata. Eso suponiendo que la barca que habían enviado con la cuerda a la isla hubiese aguantado.

Alfilla se despertó con el ruido. Dormitaba por las drogas que le dio Pedro, pese a que ella no quería tomárselas.

—¿Dónde están las demás? —preguntó.

—Miroslava y Ulyana deben estar de camino desde la cárcel —replicó Minerva—. Lidiya y Lada están en la cárcel, con Evelina. —Señaló a Anoushka—. La madre de Anoushka. Ella se quedará en tu lugar…

—Cuando la descubran la mataran.

—Esperamos que antes de ello le dé tiempo a tomarse el cianuro. Padece un cáncer incurable.

—¿Y las demás? ¿Y los hombres que nos acompañaron?

—Además solo está Anastasia. Y está con ellos en la casa de Yaroslav.

—No le hagáis daño. Él es el único que se ha comportado humanamente conmigo.

Volvió con parte del material de Artem. Pedro alzó una ceja cuando al despertar la vio montando una boba de alta potencia.

—Eres consciente de que no podemos limitarnos a secuestrarlos explicó Minerva en respuesta a su no planteada pregunta—. En el baúl del trastero está escondido Pavel y en la habitación, sin esconder, Aleksander, además de otros siete secuestrados.

—Lo sé. No me gusta pero lo sé —aceptó Pedro—. Pero esto no es la solución. —Minerva le miró—. Monta cuatro menos potentes.

—Eso no…

—Esto tampoco. Y cuatro con la ayuda de gasolina sí.

—Entiendo. —Cambió el montaje mientras le contaba lo que había dicho Alfilla.

Cumplió el tiempo y Pedro llevó a Yaroslav y Minerva de nuevo a la prisión. Los dejó en la barca de la isla.

—Si el coche no está aparcado cuando lleguen Georgy e Ilya sospecharan —dijo Yaroslav—. Eso podría ser un problema.

—Regresaré andado. —Entregó las llaves del coche a Minerva—. Nos vemos directamente en el camión caravana.

—Pero yo… tengo que coger los documentos de mi casa.

—¿Qué documentos y dónde están?

Yaroslav se lo explicó. Pedro regresó andando. Por el camino llamó a Anastasia para que buscase los documentos. Él se encaminó a casa de Pavel y tomó su coche, del que tenían las llaves al registrarlo. Volvió al muelle y recogió a Lidiya y Lada, que según órdenes de Minerva estaban esperándole. Las encargó acomodar a Alfilla para el viaje y recoger mientras él y Anastasia iban a la gasolinera. Recorrieron tres para comprar todo lo que querían. Usó la tarjeta de crédito de Pavel y en ninguna le pusieron pegas.

Envió un wasap a Minerva con un cambio de planes indicándole que ella y Yaroslav tomasen la carretera hacia Abakshino o Kekur y que en uno de los dos lugares parasen a comer, comprar o lo que sea de forma que se les identificase y que Yaroslav pagase con tarjeta y sacase todo el capital posible de sucursales bancarias. Envió foto de los documentos, para que Yaroslav comprobase que los tenía. Después girarían hacia el sur y se encontrarían en Sukhobuzimskoe. En la calle Promyshlennaya Ulitsa.

Ya estaban en camino cuando Georgy e Ilya iniciaron su turno. Como era de prever Yaroslav y Minerva los recibieron desnudos y con restos de haber follado varias veces. Ambos eran relativamente jóvenes, comparados con Yaroslav, pues estaban en la treintena. Se burlaron comentando que por fin se había sacado de la cabeza «la puta ucraniana» pero lo apartaron y cada vez que Minerva intentó que él participase se llevó un golpe. Y no golpes de juego erótico. El primero fue un puñetazo en el pecho derecho, que la lanzó al suelo de espaldas. El segundo un derechazo en el abdomen y el tercero una patada en el coño o más bien un intento de la misma que acabó como un talonazo en el pubis.

—Déjalo —intervino Yaroslav—. No merece la pena, luego seguimos. Aún nos queda un día.

—Lo que no entiendo —replicó Georgy—, es por qué pudiendo estar en tú casa con este bomboncito has cambiado el turno al capullo de Ignat para traerla aquí.

—Yo quería ver el lugar… y conocer a sus amigos —respondió Minerva—, pero ya he comprobado que sois todos unos capullos bien grandes.

—¡Capullos! Yo te enseñaré lo grandes que son nuestros capullos —protestó Georgy lanzándola contra Ilya.

Hasta entonces, por turno, les había tenido que mamar la verga y luego se la habían follado. Minerva intentó hacerle una carantoña a Yaroslav mientras ellos estaban supuestamente en reposo, pero Ilya la había golpeado en el pubis y ahora estaba de nuevo duro. Se sentó en uno de los sillones, casi en el extremo y la cogió levantándola y empalándola en su polla. Una vez la tuvo sobre él, la soltó para pellizcar los pezones y hacer un movimiento de sube y baja con ellos animándola a moverse. Pero no pudo moverse mucho. Georgy había empezado a masturbarse en cuanto vio como el otro se la follaba y ya tenía la verga dura. Escupió en la punta del capullo y extendió un poco la saliva con la mano. Miró a Yaroslav con una sonrisa sádica, tanto que este temió que le exigiera que se la mamase. No lo hizo. Se giró y de golpe la penetró por el ano.

Minerva soltó un grito de dolor. Tanto por el dolor en sí como por la sorpresa. La polla de Georgy era más pequeña, más corta y mucho más delgada, que la de Pedro. Pero las veces que este había follado su culo había sido siempre después de prepararlo y lubricarlo, no a las bravas. Y no con otra polla dentro de su coño.

Se corrieron con el tiempo justo para que Yaroslav la apremiase a bajar. Atrás quedaron las protestas de Georgy porque su cipote tenía manchas de mierda de la mujer. Sin ponerse siquiera el mono, solo cogiéndolo, ambos salieron hacia el ascensor.

—¿Crees que nos impedirán salir?

—No. No lo creo. Ambos están a punto de presentarse al examen de nivel dos. Si nos retienen y yo activase la llamada a un supervisor también a ellos los imputarían por dejar entrar a alguien ajeno, ya que no han dado la alerta al principio de la hora.

Aun así pasaron diez angustiosos segundos antes de oír la cerradura de la puerta. Ya iba a llamarlos Yaroslav para amenazarlos. Dejaron los monos en la taquilla y salieron al exterior. Tomaron la barca y allí les esperaba su coche. Minerva se puso al volante. Tomaron el camino hacia el norte. En Abakshino paró en una tienda de comestibles que estaba abierta toda la noche y Minerva pidió fruta y varios botellines de agua, para una amiga que estaba en el coche y no podía salir, ante la cara de sorpresa de Yaroslav. En Kekur estaba todo cerrado, pero paró en una calle y con el destornillador que llevaba en la guantera soltó dos placas de matrícula de un coche. A la salida del pueblo se saltó el semáforo en rojo en dirección al norte. Lo mismo al llegar a la desviación de la carretera principal, dónde Yaroslav le indicó que el camino hacia Sukhobuzimskoe era al sur. Ella asintió pero siguió uno cinco kilómetros. Entonces paró en el arcén y cambió las placas. Dio la vuelta y tomó el camino hacia el sur. Se encontraron en el punto indicado con Pedro. Estaba de pie a unos cincuenta metros del final de la calle. Le entrego una carpeta con los papeles a Yaroslav mientras que Minerva limpiaba con toallitas el volante, el cambio de marchas y las llaves.

—Mira que está todo —dijo Pedro—. Luego devuélvemela, porque no querrás perderla.

—¿Por qué iría a perderla?

—Porque ahora tienes que tomar el coche y lanzarlo por el barranco, al lago. Y tienes que ser tú porque no puede haber otras huellas. Por eso Ainhoa las ha limpiado.

Yaroslav Se metió en el coche y lo puso a treinta kilómetros, soltó la marcha, abrió la puerta y saltó. Fue un gran golpe, pero no demasiado grave. El coche siguió y se despeñó al lago. Caminaron seis manzanas hasta llegar al camión caravana. Emprendieron la marcha hasta el aeropuerto de Krasnoyarsk.

Apenas llevaban veinte minutos de camino cuando la radio , el scanner de Artem, empezó a mostrar mucha actividad. Anastasia tradujo para Pedro. Al parecer acababan de declarar algún tipo de alerta y puesto bajo control militar el aeropuerto y cerrado los vuelos por dos días. Pedro decidió que optarían por la opción B de fuga. No sabía por qué pero los habían descubierto.

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