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TODORELATOS » HETERO: INFIDELIDAD » DESTINOS CRUZADOS, UN NUEVO COMIENZO 7
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Fecha: 19-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en Hetero: Infidelidad

Destinos cruzados, un nuevo comienzo 7

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Destinos cruzados, un nuevo comienzo 7

Lorena seguía encañonando a Alberto, que la miraba con sumo terror. Sofía estaba en shock, no sabía que Damián había muerto. No lo sentía en absoluto, ese hombre fue un medio para un fin, Conseguir que su familia volviera a estar en lo más alto. Delante de ella tenía a Lorena, un estorbo que tuvo que soportar. Ella jamás quiso ser madre, se encontró con que tenía que criar la hija de otra mujer, ¿la odiaba?, no, le era indiferente.

Sabía que no dispararía, a Lorena le temblaba todo el cuerpo, sobre todo la mano, Sofía solo esperaba, que Raúl y Alberto saltaran para desarmarla, pero según pasaban los minutos se iba dando cuenta de que esos dos eran unos cobardes y no moverían un dedo. Fue una gran decepción para ella, eran muy guapos, tenían muchos músculos, pero a la hora de la verdad no valían nada.

Entonces ocurrió algo que desconcertó a todo el mundo, Raúl, que seguía debajo de Sofía, aprovechando que ella le tapaba, cogió un cojín que le tiro a Lorena, distrayéndola el tiempo suficiente para que los dos cobardes salieran corriendo por una de las ventanas que estaban abiertas. Apartaron a Sofía de un empujón cayendo está al suelo, quedando a merced de Lorena. Lorena disparó la pistola de manera accidental al recibir el golpe del cojín, errando el disparo que se incrustó en la pared.

Sofía estaba sentada en el suelo, Lorena la encañono apretando el cañón contra su frente. Esta ya no estaba tan segura de que no la dispararía, entonces se empezaron a escuchar helicópteros. Se escucharon unas pequeñas explosiones, hombres uniformados entraron por las ventanas, siendo John uno de ellos, los otros apuntaron sus armas hacia Lorena. Los ojos de Lorena destilaban odio hacia Sofía, John se acercó y cogiendo la mano con la que empuñaba el arma, Sofía la fue bajando.

• Ya está, Lorena, Raúl y Alberto han sido detenidos intentando escapar y tu madre también está a punto de ser detenida.

• ¡Ella no es mi madre! – intentando volver a apuntarla, cosa que John impidió.

• No merece la pena Lorena, además ese sería un castigo demasiado benévolo.

Lorena desistió entregando el arma a John, este la abrazo y le dijo que tenían que hablar, estaba muy enfadado por el actuar que había tenido Lorena, la cosa podría haber terminado en una tragedia.

• No podéis hacernos nada, tenemos amigos influyentes – dijo Sofía.

• Estos agentes son de la INTERPOL, no tienen nada que ver con los agentes que tenéis en el bolsillo, tenemos una prisión muy especial para vosotros, os va a encantar.

• Miguel lo arreglará, yo seré quien ría la última – dijo una no muy convencida Sofía.

• ¿Quién es Miguel? – pregunto John.

• El padre de Marcos, respondió Lorena.

Sofía seguía desnuda, dos agentes femeninas acompañaron a Sofía para que se vistiera, después la esposaron y la llevaron detenida. Antes de entrar en el coche patrulla, Sofía miro a Alberto y Raúl con una cara de decepción absoluta, Lorena miro a John y le dijo.

• ¿Por qué no has dejado que disparara?

• Cuando matas a alguien, también muere una parte de ti, no quería que eso te ocurriera a ti, además a tu padre no le hubiera parecido bien.

• ¿Es solo por eso?

• No, es porque no quería perder a la mujer que amo.

Lorena y John se besaron, Sofía, Raúl y Alberto habían sido detenidos, pero Miguel todavía estaba suelto y era el peor de todos.

EN ESE MISMO MOMENTO EN EL HOSPITAL

Marta se estaba haciendo la dormida, Laura había venido como todos los días, era como un reloj suizo, trajo flores nuevas. Tiro las viejas y después de cambiar el agua empezó a mover su escultural cuerpo al ritmo de la canción que estaba tarareando. Marta se estaba encendiendo como una antorcha, tuvo la necesidad de meter una de las manos debajo de las sabanas para aliviar ese calor que estaba creciendo en su coñito. Se empezó a masturbar con suavidad, intentando hacer el menor ruido posible.

Laura se dio la vuelta, pues ya tenía preparado el jarrón para dejarlo en la mesita de noche. Marta, al ver que Laura se daba la vuelta, saco su mano rápidamente, fue peor el remedio que la enfermedad. No consiguió aliviarse y todavía se había puesto más caliente que antes. Laura se sentó a su lado, la mano de Marta tenía un olor muy característico, un olor que Laura conocía muy bien. Esta no dijo nada, pero sonrió, Marta se puso roja como un tomate al darse cuenta de que Laura se había dado cuenta de todo.

Laura salió de la habitación con la excusa de ir a tomar un café para darle tiempo a Marta para limpiarse las manos. Laura bajo a la cafetería, pidió un café para llevar, entonces salió del hospital y se sentó en uno de los bancos que quedaba más alejado del hospital, colgando del cuello tenía una cadena y en esta cadena tenía la alianza de Sharon, metió la mano en la camisa y lo saco.

• Me he vuelto a enamorar Sharon, es la única mujer desde ti que me ha hecho sentir lo mismo, sé que tú querrías que fuera feliz y ha llegado el momento de serlo, deséame mucha suerte.

Laura se tomó el café tranquilamente mientras hacía unas llamadas, después tiro el vaso a una papelera, entro en el hospital y cogiendo el ascensor, llego a la planta donde se encontraba la habitación de Marta, como estaba en peligro tenía una habitación individual. Laura tocó la puerta y volvió a entrar, le gusto ver la sonrisa que se dibujaba en el rostro de Marta cada vez que la veía, Laura fue a decir algo, pero entraron dos enfermeras junto a un médico y le pidieron que saliera.

Marta se ponía muy nerviosa cuando tenía a Laura delante, le gustaba mucho, pero también la intimidaba. Era con la única persona con la que deseaba hacer el amor en los últimos meses, no se hacía muchas ilusiones, una mujer así estaría casada y seguramente con hijos, pero eso no le impedía soñar. Cuando más a gusto estaba entraron las enfermeras y el médico. Le dijeron que sus lesiones estaban progresando correctamente y que pronto le darían el alta.

Las enfermeras y el médico salieron de la habitación saludando a Laura, entonces esta entro y sentándose al lado de Marta se le quedó mirando.

• Marta llevas días intentando hacerme una pregunta y no te atreves, hazla sin miedo.

• De quién es ese anillo con el que juegas cuando crees que estoy dormida.

• Con que te haces la dormida, ¿eh?

• Sí, lo siento.

• Era de mi mujer, se llamaba Sharon.

Marta se alegró de que Laura estuviera soltera, pero el tono de Laura no presagiaba nada bueno y empezó a preguntarse si no había metido la pata al hacerle una pregunta tan personal.

• No tienes obligación de concertar – dijo Marta sintiéndose culpable.

• Tranquila, hablar me sentará bien, mi cuñado siempre dice que me lo guardo todo, se llamaba Sharon y murió.

Marta pudo ver como el rostro de Laura se llenaba de tristeza, Marta pensó que había metido la pata, habiendo perdido todas las posibilidades que hubiera podido tener en el futuro con esta preciosa mujer. Entonces, dando un pequeño salto que le acerco a Laura, la abrazo con todo el cariño del mundo. Aquel salto le hizo ver las estrellas, pero había merecido la pena. Puso sus labios al lado de la oreja de Laura y le dijo un lo siento con todo el amor, el mundo, porque eso era lo que sentía, Laura dejo de llorar y separándose de ella se miraron, para cuando se dieron cuenta se estaban dando un apasionado beso.

Laura empezó a subir la bata de hospital, Marta se había quitado las bragas al ir al baño y tenía el coñito totalmente húmedo. Laura metió su cara entre sus piernas, empezando a degustar el mejor bocado que iba a tener en todo el día, Marta apretaba la cabeza de Laura contra su coñito y le pedía más. Jamás le habían proporcionado tanto placer, hasta ahora solo había follado con personas egoístas que solo pensaban en su propio placer, pero en esta ocasión la experta lengua de Laura se estaba esmerando en llevarla al orgasmo más atronador que hubiera tenido en la vida, cuando mejor estaban escucharon pasos y voces detrás de la puerta de la habitación.

Laura salió rauda de entre las piernas de Marta, esta se puso la bata de hospital lo mejor que pudo, mientras Laura habría la ventana, metiéndose en el baño para arreglarse un poco. La ventana abierta disimulaba un poco el olor a sexo, pero no mucho. Se abrió la puerta y entraron Marcos, Silvia y los padres de Marta. A esta última estuvo a punto de darle los cuarenta males, que Silvia y Marcos se dieran cuenta pase, pero que se dieran cuenta sus padres era una catástrofe de nivel planetario.

Entonces la madre de Marta dijo.

• Ya podían ventilar las habitaciones de vez en cuando que huele a choto.

Silvia y Marcos que sabían perfectamente a que se debía ese olor, se empezaron a reír, Marta, sin embargo, se quedó blancas como el papel. Laura hizo acto de presencia saludando a todos y mirando con cara de circunstancias a Marcos. Laura le dijo si podían salir fuera que tenía algo que comentarle.

• Ya os vale Laura, mira que poneros hacerlo en pleno hospital – mientras Marcos se reía.

• Ya podíais haber venido un poquito más tarde, mira que sois oportunos.

• Menos mal que habéis sido rápidas – dijo Marcos.

Laura cambió de semblante y miro muy seria a Marcos.

• Han detenido a Alberto, Raúl y a la madre de Laura.

• ¿A Sofía?

• Era la socia de tu padre y no saben hasta qué punto sabe sobre la muerte de su marido.

• Me dejas sin palabras, para mí siempre fueron el matrimonio perfecto.

• Eso no existe Marcos.

Marcos no se podía creer que Sofía, una mujer que siempre se había comportado con el cómo si fuera una madre, terminara siendo una de las cómplices de su padre en sus fechorías, se preguntaba como lo estaría llevando Lorena, sabía que estaba con John, el cuñado de su jefa y que entre ellos parecía que había empezado a surgir algo, se alegraba por ella. Lorena lo estaba pasando muy mal y merecía también ese trocito de felicidad.

Pasaron toda la tarde en el hospital, Marta estaba que se subía por las paredes, el coitus interruptus la había dejado más caliente que una estufa. Agradecía mucho a Silvia, Marcos y a sus padres que subieran a estar con ella en el hospital, pero ahora lo que más deseaba era terminar lo que ella y Laura habían empezado horas antes. Laura estaba exactamente igual, Marcos viendo la situación comento que tenía que llevar a Silvia a su casa, estaban siendo días muy duros y necesitaban descansar, les miro a los padres de Marta y les dijo que si querían les acercaba a su casa.

Los padres de Marta le agradecieron el detalle, Marta le dijo gracias junto a una gran sonrisa. Laura también se lo agradeció, esta dijo que se quedaría a pasar la noche, la madre de Marta le dijo que ella también tenía que descansar, entonces enseñándoles unas carpetas con informes les dijo que aprovecharía para trabajar mientras Marta dormía.

Silvia y Marcos salieron de la habitación riéndose pensando que eso que había dicho Laura no se lo creía ni ella, las pobres se quedaron solas, cuando se iban a poner con el tema, primero entro la enfermera con la medicación, después llegaron con la cena y más tarde les dijeron que le traerían la medicación después de cenar. A Laura le dio un ataque de risa, no se podía creer que les hubieran interrumpido tantas veces. Aunque Marta tenía unas ganas tremendas de comerse a Laura, esta se alegró de ver alegría en el rostro de Laura. Perder a su mujer tuvo que ser muy duro.

Por fin paso la enfermera por última vez y les dijo que ya no pasarían hasta la mañana, si necesitaban algo les llamaran por el timbre. Las dos pensaron que lo que necesitaban era que no las interrumpieran más. Una vez salió la enfermera esperaron un rato más por si acaso, entonces Laura se levantó a cerciorarse de que no había nadie en el pasillo. Para cuando se dio la vuelta, Marta se había quitado la bata de Hospital y estaba totalmente desnuda, Laura sonrió, pensando que Marta no tenía nada que envidiarle a Sharon.

Ahora fue Laura la que se desnudó, Marta no perdió detalle, era incapaz de dejar de mirar el cuerpo desnudo de Laura, esta se fue acercando poco a poco. Cuando estuvieron a escasos centímetros, Laura empezó a jugar con el clítoris de Marta, mientras esta jadeaba. Marta tuvo que besarla para que no escucharan sus gemidos desde fuera de la habitación. Marta separó a Laura y empezó a pasarle la lengua por el cuello, después por los pezones, estómago y por último llego a la zona más deseada su coñito.

El coñito de Laura estaba con el bello bien recortadito, estaba encharcado y desprendía un aroma que tenía a Marta extasiada, esta no dudo en meter su cabeza entre las piernas de Laura. Esta última abrió las piernas para facilitarle el trabajo, la lengua de Marta jugaba con el clítoris, Laura tuvo que morderse la mano para no gritar. Las piernas le empezaron a fallar teniendo que apoyarse en la pared para no caerse.

Las dos tenían la respiración acelerada, pero se les veía satisfechas, una vez recuperadas, Marta se tumbó en la cama y Laura hizo lo propio poniéndose sobre ella dejando su coñito a la altura de la boca de Marta y está teniendo su boca a la altura del coñito de Marta, empezaron un 69 que las llevo al cielo, tuvieron que hacer un esfuerzo sobre humano para no gritar cuando les llego el orgasmo. Las dos se besaron y decidieron que por esa vez era suficiente, no podían arriesgarse a que las pillaran en pleno acto.

Laura aprovechó para ducharse en la habitación de Marta, después se puso la ropa cómoda que trajo para pasar la noche, Marta le miraba con atención cada movimiento que hacía Laura al vestirse.

• ¿Te gusta lo que ves?

• Sabes que sí, me gustaste desde la primera vez que te vi, pero tengo miedo.

• ¿Miedo a que Marta?

• A no estar a la altura de la mujer que tanto amaste y que eso te pueda decepcionar.

• Sharon era Sharon y tú eres tú, no quiero que seas Sharon, quiero que seas tú misma.

• Ya pero…

• Tú me has devuelto las ganas de vivir, me has devuelto la ilusión y vuelvo a creer en el amor.

Escuchar esas palabras hicieron muy feliz a Marta, esta se tumbó en la cama mirando como Laura revisaba los informes. Entre el trabajo y las horas que pasaba en el hospital Laura estaba agotada, se quedó dormida, desde el accidente a Marta le costaba dormir y cogiendo un cuaderno de Laura empezó a escribir todos los clientes con los que el padre de Marcos le había obligado a follar, nombres, sus trabajos y todo lo que le habían contado mientras follaban.

Esos hombres eran los más vulnerables mientras tenían sus pollas dentro del coñito de una mujer, después de terminar de escribir todo, se levantó de la cama. Ella siempre llevaba esparadrapo en el bolso, se movió con cuidado de no despertar a Laura y utilizando la gran pared del final de la habitación puso de forma esquemática todos los nombres, Marta tenía una memoria fotográfica, era capaz de aprenderse un libro solo con leerlo una vez. Podía haber estudiado todo lo que hubiera querido, pero le falto motivación, no había encontrado su vocación, después de poner todos los nombres en el lugar que les correspondía se dio cuenta de que le gustaba investigar y podría ser investigadora de la fiscalía trabajando codo con codo con la mujer de la que se había enamorado. Estaba tan absorta en su trabajo que no se dio cuenta de que Laura hacía un rato que estaba despierta, enseguida se dio cuenta de que Marta era un diamante en bruto que puliéndolo bien, no tendría rival en la división de investigación de la fiscalía, si Marta estaba dispuesta ella le enseñaría todo lo que sabía.

• Eres asombrosa Marta, has hecho un trabajo impecable – dijo una orgullosa Laura.

• Yo Laura…

• No te disculpes, en una noche has ahorrado días de trabajo a la fiscalía, me gustaría que trabajaras conmigo, pero tendrás que estudiar mucho.

• Eso no será problema.

Gracias al trabajo de Marta, Laura se dio cuenta como el padre de Marcos había adquirido tanto poder, chantajeando a todos esos hombres, Laura sonrió, porque era un arma de doble filo que podrían utilizar contra él.

Continuará.

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