Nuestro  reflejo en el espejo

Tú mi hermoso hijo, estás arriba viendo la televisión y yo estoy en mi habitación.

Me siento frente al espejo. De repente me excito mucho al contemplarme.

Tiro los pies hacia atrás para levantar las rodillas y las abro bien.

Mis pezones están duros, con sólo estar ahí sentada mirándome.

Paso un dedo por mi pezón haciéndolo más erecto.

Luego paso el dedo por el otro pezón.

Son tan sensibles.

Luego paso mi mano entre mis pechos, pasando por mi estómago en direccion a mi vagina mojada.

Me froto sobre mis pantalones cortos. Puedo sentir lo mojada que estoy.

 Muevo mis dedos entre la tela de mis pantalones cortos y la suave piel de la parte inferior de mi muslo.

Meto la mano, dentro de mi pantalón corto, hasta sentir los labios de mi vagina.

Oh Dios, estoy tan mojada.

Deslizo mis dedos sobre mi clítoris y lo golpeo unas cuantas veces.

Todo el tiempo que hago esto me miro en el espejo.

Mientras miro, deslizo dos dedos entre los labios de mi vagina y los deslizo hacia adentro y hacia afuera.

 La sensación de mis dedos entrando y saliendo de mi vagina se siente tan bien.

Estoy tan mojada que puedo escuchar el sonido de mis dedos penetrando mi vagina caliente y húmeda.

 Empiezo a mover las caderas, inclino la cabeza hacia atrás y solo pienso en un hombre tocándome.

Imagino tus manos hijo mío

 Luego saco mis dedos y quiero probar mis propios jugos.

Me lamo los labios mientras mis dedos se mueven hacia mi boca, pero antes de acercarlos más a mis labios, me agarran de la muñeca.

Miro hacia arriba y veo el brillo de un diablillo travieso en tus ojos.

Levantas mi mano, envuelves tus labios y tu lengua alrededor de mis dedos y comienzas a chuparlos y lamerlos.

Sacas mis dedos de tu boca y sonríes mientras te lames los labios. Te inclinas y me besas para que pueda saborear mis jugos en tus labios.

Me miras y me dices: "Ponte de rodillas".

Te miro a través de los espejos y me muevo lentamente y me pongo de rodillas y ni una sola vez te quito los ojos de encima.

Te arrodillas detrás de mí, me arrancas los pantalones cortos y los arrojas al otro lado de la habitación.

Luego levantas ambas manos, tomas  mi camisa, y te deshaces de ella.

Te desabrochas los pantalones y sacas tu pene duro y caliente.

-"¿Lo quieres?", dices.

Asiento con la cabeza que sí.

-"Dime lo que quieres, quiero oírte decirlo".

Lo digo.

Colocas una mano en mi cadera y con la otra, colocas tu pene justo en la entrada de mi vagina.

Nunca nos quitamos los ojos de encima y me empujas con fuerza.

Inclino mi cabeza hacia atrás al sentir como tu pene llena mi vagina.

-"No, no apartes tus ojos de los míos, mantén los ojos abiertos. Quiero que me veas tomarte", dice mi hijo.

Vuelvo a mirar hacia el espejo y miro mientras empujas tu pene en mi vagina y comienzas a embestirme, hasta que la fricción es tan intensa que

empiezo a gemir y a rogar por más.

Dios, se siente tan bien sentirte dentro de mi.

Te agarras de mi cabello y comienzas a entrar y salir de mí más rápido.

 Ambos nos balanceamos hacia adelante y hacia atrás, hasta que la fricción se convierte en calor

Me rodeas y acaricias un pezón y luego comienzas a girarlo entre tus dedos.

Tus ojos brillan y luego se vuelven vidriosos.

Pasas tu mano por mi cuerpo hasta mi estómago y comienzas a hacer movimientos giratorios y el toque de tu mano envía ondas de choque a través de mi cuerpo.

Mueves tu mano más hasta llegar a mi clítoris y comienzas a jugar con él.

Empiezas a frotarlo fuerte, sabes lo que me gusta.

Todo el tiempo te observo entrar y salir de mí, con movimientos lentos.

Empecé a rogarte más y me diste exactamente lo que quería.

Comenzaste a embestirme con mayor velocidad y tuve mi primer orgazno.

Escuché sonidos en la puerta, miré y vi a tu padre.

Me sonrió, y caminó frente a mí.

Se bajó la cremallera de los pantalones y sacó su pene,

-"Abre la boca y pónmela dura", me dijo.

Deslizó su pene en mi boca.

 Comencé a jugar con su pene en mi boca y en unos momentos estaba duro.

Podía saborear su líquido pre seminal, sabía tan bien.

Quería más, así que comencé a chupar más fuerte y con más intensidad.

Mientras le chupaba el pene a tu padre, mantuviste tu ritmo, para mantener la intensidad.

Agarraste mis caderas con fuerza empujándote hacia mi cuerpo.

Dios, se sentía tan bien estar con mis dos hombres favoritos, al mismo tiempo.

La intensidad aumentó de nuevo y antes de que pudiera recuperar el aliento estaba teniendo otro orgasmo y gritando a todo pulmón

Cuando tuve un orgasmo, ustedes dos me llenaron con su semen.

Saliste de mí y lentamente me ayudaste a tirarme al suelo.

Me sentía satisfecha, pero cansada

Te oí decir "Papa, déjala descansar antes de empezar de nuevo".