Usuario:
 Contraseña:
 CREAR CUENTA  Recordar Clave  Ayuda
 3.242 Lectores conectados [ Comunidad de Cams +18 ]  23.935 Autores | 139.911 Relatos eróticos 
NOVEDADES CATEGORÍAS TOP100 AUTORES BUSCADOR
TODORELATOS » LÉSBICOS » ROMA DE ROJO | CAPÍTULO 5
[ + 
Fecha: 21-Nov-23 « Anterior | Siguiente » en Lésbicos

Roma De Rojo | Capítulo 5

KarahG
Accesos: 810
Valoración media:
Tiempo estimado de lectura: [ 12 min. ]
 -   + 
1 | Códigos de sangre. Version para imprimir

Capítulo 5 |

La lealtad no se compra y mucho menos se negocia.

Que diremos el amor.

Son principios que nacen intrínsecos en aquellos que sin tener nada lo dan todo. Otros, aunque tengan todo que dar… quieren más. De esos, no esperes actos tan altruistas. No te desilusiones antes de tiempo.

No todos los que te sonríen muestran su lengua. No sabes lo que opinan de ti, hasta que decepcionantemente escuchas como alguien más, destruye la imagen sagrada que habías construido de esa persona que supuestamente: “jamás te iba a fallar”. ¡Aterriza! Todos fallamos. Incluso tú.

Somos tontos humanos.

En nuestros más efímeros y mórbidos deseos viscerales, queremos que aquellos que una vez nos despreciaron, cambien rotundamente su forma de apreciarnos, por una acción determinada que llevemos a cabo. No hay una segunda oportunidad para una primera buena impresión. Y no es que lo diga yo, lo dice la vida y sus prejuicios repulsivos. Lamento arruinarles sus creencias, pero eso solo sucede en los sueños, nadie te va a querer más por mucho que hagas. Si no lo hiciste en el tiempo y espacio que ellos tenían determinado, para depositar toda su confianza hipócrita en ti… estás jodido. Son precisamente, esas falsas expectativas que colocamos en otros—porque claro está—, no las encontraremos en nosotros mismos, las que nos conducen directamente hacia el abismo de lo que somos, pero no es aceptado ser.

Un profundo pozo sin fin, oscuro, hediondo y, sobre todo, interminable.

Yo estuve ahí, ahogándome, y conozco en carne propia lo que se siente, tener el agua al cuello y no saber nadar.

Nuestras inseguridades, son el reflejo claro de nuestras carencias como seres humanos. Fallos en la lógica emocional, que nos obligan a… ser fuertes, ante las críticas ajenas. Una armadura de naufragios y sueños rotos. Una sombra, un vestigio, de lo que quedó de ese antiguo “tú” del pasado. Terriblemente realista y doloroso. Quizás llores cuando lo sepas. Yo lloré, y mucho, encima de mis rodillas. Hecha un desastre en el rincón oscuro de mi habitación. Cuando no sabía el por qué de muchas cosas que me pasaban. Como, por ejemplo, el por qué degollaron frente a mis ojos al cirujano que me salvó la vida. Pero estoy aquí, sobreviví… ¿Y tú? ¿Lloraste o aún te estás ahogando? Si saliste, con heridas, tambaleante y sin encontrarle un sentido coherente a la vida. Sonríe. Al menos saliste. Hay otros que simplemente se cortan las venas en el baño.

Nuestra especie es la más vergonzosa de toda la naturaleza en general. Por increíble que parezca, somos los únicos que tropezamos dos veces con la misma piedra, creyendo que la segunda vez estará un poco más blanda. Es patético.

Y así… esperando de otros lo que no consigues de ti, se te pasa la tan anhelada y poco valorada, vida. Solo te daré un consejo gratis, aprende a nadar… en algún momento te ahogarás.

• • •

Nos adentramos en un pequeño e íntimo restaurante de típica comida italiana.

—Aquí mismo será. No tenemos mucho tiempo—gruñe Kaiara poco entusiasmada.

Para mi el lugar está bien. Sillas de madera, manteles de lino, y paredes del mismo color que la habitación de Kaiara—profundo rojo sangre—, con pequeños adornos en dorados ubicados exquisitamente al azar. Un deleite especial para la vista. En las mesas hay pequeños floreros con rosas blancas y velas. Todo es muy romántico, ya comprendo el por qué de su desaprobación total.

Le huye al amor y yo la amo. No veo por ninguna parte, como no salir deshecha de aquí.

El camarero nos lleva a una pequeña mesa para dos en un hueco al final y me siento aprensiva, preguntándome que va a decir al respecto de lo que sucede. Conociéndola. Evadirá el tema y hará de cuentas que no sucede nada y que todo marcha sobre ruedas. No sé si pinchadas, porque normales no han de estar. Pero mi paz mental, no puede depender más de sus elecciones únicamente diseñadas a su plena conveniencia.

—No tenemos tiempo—le dice Kaiara al camarero mientras se sienta—, entonces para ambas una ensalada César. Y espero que tengan un buen tinto. Tráigame el mejor de la bodega.

—Por supuesto, señora—el camarero tomado por sorpresa, por la frescura de Kaiara al no dejarlo hacer su trabajo ni siquiera enseñarle la carta, se marcha. Ella coloca su celular encima de la mesa y apoya los codos. Dios, ni siquiera en una cena tengo elección propia.

—¿Y qué pasa si no quiero pollo?

Suspira.

—No empieces, Sabrina.

—No soy una niña Kaiara. Y me tratas como una en todo… menos en la cama—la veo arquear una ceja—. Ahí no puede ser el único lugar dónde seas capaz de entenderme. De lo contrario esto no va a funcionar de ningún modo.

—Bien, ¿quieres que no te trate como niña? —exhala enojada—. Pues deja de actuar como si lo fueras.

Es como si me hubiera dado una bofetada. Dios, me duelen sus palabras más que un golpe. Parpadeo hacia ella. Así es como va a ser esto, una conversación agitada, con altos y bajos hirientes, en un ambiente plenamente romántico, sin corazones que se acoplen al entorno, al menos no el suyo. 

—¿Soy una niña por qué no me guste el pollo? —murmuro, tratando de ocultar mi dolor.

—Por utilizar a mi primo para cabrearme deliberadamente, llevándome al punto de perder los estribos. ¿No le tienes respeto a su vida? —da un leve golpe en la mesa alzando la voz; algunas miradas se dirigen hacia nosotras. Kaiara se contiene un poco—. Si hubiera levantado un dedo en mi contra no me quedaría más opción que matarlo, y segura estoy que no quieres eso para él. Así que deja de usarnos en tu juego infantil para unirnos. ¡No somos niños, demonios!

Me sonrojo. No había pensado en eso. Códigos de sangre de la mafia. Dios, cuanto primitivismo en su máxima expresión. Pobre Luca. Ciertamente no quiero alentar más la riña que ya existe, solo quiero… salvarla de ella misma y no me deja. Por Dios mi amor, date cuenta de que yo te amo y sí que te quiero a salvo. 

Repentinamente estoy mortificada conmigo misma. Kaiara tiene un punto; fue algo que hice sin pensar y sin maldad alguna.

—Señora, me temo que solo vendemos este vino que solicitó por botellas—dice temeroso el camarero dirigiendo su mirada a los ojos furiosos de Kaiara.

—¿Es el mejor tinto? —el camarero asiente mostrándole la botella, en la etiqueta se puede leer en letras rojas Martín Códax y el apellido Albariño en pequeñas letras doradas—. Pues entonces deje la botella.

—Señora—el camarero deja la botella y se retira sometido. No lo culpo. Le frunzo el ceño a Kaiara. ¿Qué es realmente lo que la tiene así? Oh, probablemente sea yo… y mi indecisión.

Me mira impasible.

Cambio de técnica. No la quiero perder, pero no voy a callarme. Ya no.

—¿Me pregunto por qué me miras con cara de asesina serial?

—Bien—le sonrío por sus irónicas palabras; adoro su perspicacia—. Es bueno que te relajes para que afrontes con buena semblanza nuestra charla sobre el futuro.

Su boca se presiona en una dura línea, pero entonces, casi a regañadientes, sus labios se levantan y sé que está tratando de reprimir una sonrisa.

—Lo siento por todo—dice.

—Disculpas aceptadas. Y estoy encantada de hacerte saber que me encanta el pollo y que mi estómago aprecia la ensalada César.

—Creo que aprecia cualquier cosa dado que no comes decentemente hace días.

—Ahí vamos otra vez. Baje la guardia señora Di Marco, por favor—vuelvo a sonreírle.

Ella suspira.

—Guardia abajo—pronuncia, y sus ojos se suavizan con humor. Pasa su mano a través de su cabello y está seria nuevamente—. Sabrina, la última vez que te vi, saliste aterrada de mi apartamento. Me dejaste. Estoy nerviosa. No quiero perderte.

Su mirada es intensa y expectante. ¿Qué demonios debo responderle a eso?

—Esa última vez, alguien quiso matarme—suspiro y se me entrecorta la voz—. Pero yo te he extrañado como no tienes idea. Y sé que no la tienes. De lo contario estarías segura de lo que siento por ti.

—Yo dije que te quería de vuelta y tu no has dicho… nada—trago al escucharle hablar, y el nudo en mi garganta se expande, recuerdo mi desesperada agonía desde que la dejé.

Los días pasados han sido los peores de mi vida, el dolor ha sido indescriptible. Nada se le acerca ni remotamente. Pero la realidad me golpea de vuelta, arrollándome por completo.

—Nada ha cambiado. Tu sigues siendo lo que eres y yo, no puedo con eso—digo las palabras pasando el nudo en mi garganta.

—Tú eres todo lo que yo quiero Sabrina—dice, su voz es suave y enfática.

—No Kaiara. No lo soy.

—Estás alterada por lo que pasó la última vez. Fue solo un descuido que no se repetirá. Y tú, ¿por qué fuiste a esas horas a verme? —su tono cambia, volviéndose acusatorio.

¿Qué? Vaya, cambio de dirección. Ahora es mi culpa casi morir por ir a ver a mi novia.

—Respóndeme.

—No lo sé. Te extrañaba, salí temprano y solo… pasé—lanzo un susurro avergonzado, y me encojo de hombros, disculpándome.

Dios, si solo hubiéramos hablado, todo esto se habría podido evitar. Todo el dolor que pasé.

—¡Expusiste tu vida Sabrina! —jadea con horror, agarrando los lados de la mesa y mirándome fijamente.

Me marchito en su fría mirada de invierno.

¡Mierda! Está furiosa otra vez. Pero mi voz interior no me deja de decir que todo esto yo solita me lo busqué. Y tiene razón.

—¿Cómo puedo entonces confiar en ti cuando me dices que te cuidarás? —dice, su voz baja, pero escrutiñadora—. Dime, vamos, no te quedes callada.

Voy a llorar. Me va a hacer llorar otra vez.

Kaiara toma la botella en sus manos y nuestras copas. Una a la vez, y las llena con el vino. Apenas lo pruebo. No me pasa nada. Creo que me voy a desmayar. Estoy siendo fuertemente reprendida por la mujer que amo, y lo peor de todo, es que nuevamente tiene la razón.

—Disculpa—susurro repentinamente sintiéndome estúpida. La dejé porque pensé egoístamente en sacarla de su mundo, no tan bueno como el mío, pero el suyo, al fin y al cabo.

—¿Disculpa por qué? —dice alarmada.

—Por incumplir los protocolos de seguridad.

Cierra los ojos como aliviada.

—Podríamos haber evitado toda esta mierda entre nosotras, carajo Sabrina—murmura con los ojos llorosos.

Oh, mi querida señora, ramplona y sentimental, dos facetas que no te conocía.

—Luces igual que siempre—le digo.

No creo que le haya afectado tanto como a mí.

—Las apariencias engañan—dice suavemente—. Estoy cualquier cosa menos bien. Siento que te llevaste mi mundo tras tus pies.

Estoy sin aliento por su reconocimiento. Oh mi Dios, está igual que yo.

—Dijiste que nunca me dejarías, y a penas las cosas se complican un poco, sales por la puerta.

—¿Cuándo dije que no te dejaría?

—En tus sueños, estabas dormida.

Mi corazón se contrae y me estiro un poco para alcanzar mi copa con el vino. Necesito un trago. Ahora sí.

—Dijiste que me amabas—susurra risueña—. ¿Eso ya es pasado? —su voz es baja, mezclada con ansiedad.

—No Kaiara, no lo es.

Me mira fijamente y se ve tan vulnerable mientras exhala.

—Bien—murmura.

Estoy sorprendida por su declaración. Antes cuando le dije que la amaba, estaba horrorizada. Ha tenido un cambio de actitud. El mesero está de vuelta, esta vez con nuestra cena.

Oh mi Dios, comida.

—Come—me ordena brusca.

En el fondo, se que tengo hambre y mucha. Pero justo ahora tengo el estómago hecho un lío. Sentada frente a la única mujer de la que he estado enamorada, y debatiendo nuestro incierto futuro, creo que eso no contribuye a un apetito saludable.

—Apelo a tu conciencia. Si no mueves un cubierto para comer te juro que te encadenaré hasta que me supliques comida. Y esto no tiene nada que ver con mis matones. ¡Come rayos!

Jesús, cálmate Di Marco.

Aunque no puedo negar que me gusta verla así, enojada, primitiva, sensual… Instintivamente me muerdo el labio. Me gusta. Ella así, tal y como es.

—Está bien. Comeré. Deja las cadenas para el postre—le respondo sonriendo y mordiéndome el labio, aún.

No sonríe, pero continúa mirándome.

Comemos nuestra cena en silencio. La miro, come sin dejar de seguirme con sus ojos. Es tan ella… única y perfecta a su manera. Finalmente sonríe con su enigmática sonrisa privada. ¿Qué estará tramando?

—¿Qué? —pregunto.

Sacude la cabeza riendo como niña.

—Nada, sigue comiendo—dice suavemente.

—Realmente, ya estoy llena—le digo, dándole un sorbo a mi copa con vino.

Kaiara llama al camarero para pedir la cuenta. Toma su celular y hace una llamada.

—Estamos cerca del perímetro. Vamos al apartamento de la señorita Moretti—cuelga.

¿Cómo? Ha cortado el teléfono. Ni un por favor, ni un gracias de por medio.

—Eres muy brusca con todos. Hasta con Gianzo. De hecho—arqueo una ceja y sonrío—. Con la mayoría de las gentes.

—Soy directa. No necesitan más detalles. Lo demás está de más.

—No has ido al punto en la cena. Sonreías y nunca me dijiste por qué. Nada cambia Kaiara.

—¿Quieres saber de qué me reía?

—Te escucho.

—Soy la criminal aquí, he asesinado muchas personas, más de las que puedo contar y los agentes europeos van tras los pasos de una chef que se deprime y toma sopa instantánea.

Sonrío mordiéndome la lengua para no responderle.

El camarero regresa con la cuenta, y Kaiara saca su tarjeta de crédito sin verificar la cifra.

—¿Ves? Las apariencias engañan señorita Moretti—me dice en tono juguetón.

Todo se lo toma a broma, incluso, hasta el hecho de que me sigan agentes encubiertos. ¿Cómo se va a tomar en serio mis sentimientos? La miro ceñuda.

—Adoro ver esa carita brabucona—me dice besando mis nudillos con ternura.

Nos levantamos y ella toma mi mano.

Y el toque de sus labios con mi piel resuena en todo mi cuerpo. Amo a esta mujer. Que me encarcelen ahora mismo por ese delito. Nada cambiará eso. Ni mil años de cárcel, ni el paso del tiempo—ni siquiera—, todos mis miedos a perderme en el proceso de no perderla. 

Descubre la Comunidad de Webcams +18
Conecta, comparte y vibra en vivo con las cámaras.

comunidad.todorelatos.com
© KarahG

Valore y Comente los relatos que lee, los autores lo agradecerán y supondrá una mejora en la calidad general de la web.
 Comentarios sobre este Relato (1)
\"Ver  Perfil y más Relatos de KarahG
 Añadir a Lista de Favoritos
 Reportar Relato
« VOLVER A LA PÁGINA ANTERIOR IR ARRIBA  ▲
 

📹 WEBCAMS +18: 1.000 Monedas Gratis!