Alejandro y yo estábamos dentro del auto, estacionados cerca de un parque, definiendo el futuro de nuestra relación, cuando dejó caer la bomba del final de esta aventura. En ese momento quedé muda y atenta a las razones y explicaciones que me daba, mientras un par de lágrimas caían por mis mejillas. Los motivos que me dió fue que el sentimiento que había surgido entre nosotros era demasiado fuerte, lo que sentía por mi lo estaba volviendo loco, y no iba a poder controlar sus impulsos, lo que él no quería era causarle daño a ninguna de las dos, que lo mejor era que mientras sintieramos esto no podíamos vernos, pues yo era una gran tentación para él y corríamos el riego de ser descubiertos. Me explico que de salir a la luz nuestra relación yo tenía muchas cosas que perder, en especial a mi hermana y mis papás, pues irnos a vivir juntos provocaría el odio de mi hermana y la destrucción familiar. En cambio él, sólo desaparecería de nuestras vidas y continuaría con la suya. Que era lo mejor para todos. Además me pidió que renunciará a mi trabajo en la papelería. Que intentará rehacer mi vida al lado de alguien que si pudiera darme la estabilidad y el amor que merecía, aunque él estaba dispuesto a darmela, la relación que había tenido con mi hermana siempre nos perseguirá.
Los días posteriores a ese sábado, Alejandro cambió su comportamiento para conmigo, me ignoraba por completo, yo trataba de encontrar una explicación, pero su conducta me hizo entender que el final de lo nuestro iba muy enserio. Después de llorar un par de días, tomé la decisión y seguí su consejo, renuncié a mi trabajo en la papelería, lo que provocó el asombro de mi hermana y la molestia de mis padres. A pesar de su molestia apoyaron mi decisión de cambiar de trabajo pues prometí que está vez iba a retomar mis estudios y entraría por fin a la universidad, en parte esto me ayudaría a olvidar lo que sentía por Alejandro. En el fondo me sentí triste y con ganas de desquitarme de lo que me había hecho mi cuñado, así que tenía que planear algo con que desquitar mi coraje.
La oportunidad se dió a los dos meses de haber dejado la papelería, mi familia fue invitada a la boda de uno de mis primos, era la excusa perfecta para demostrarle a mi cuñado lo que había dejado ir. Decidí arriesgar con un vestido entallado con escote de corazón, en color azul royal, que dejaba al descubierto mis hombros, mostrando parte de mis senos, que hacía resaltar mi esbelta figura, sobre todo mis nalgas, el cual me llegaba arriba de la rodilla, unos tacones de 10 cm de alto, y que para mí estatura (1.64 cm) quedaron perfectos, recogí mi cabello en un moño dejando unos mechones ondulados al frente para verme un poco más coqueta.
Aún recuerdo la reacción de mi cuñado Alejandro al verme en la iglesia, al final de la misa, en ese momento me sentí feliz pues logré lo que quería llamar su atención, durante la fiesta mi hermana y mi cuñado se sentaron una de las mesas cercanas a nosotros, la mirada de mi cuñado se cruzaba con la mía de vez en cuando. A nuestra mesa llegó Mauricio quien iba sólo, para ponerlos en contexto: Mauricio y yo nos conocíamos desde niños, ya que el primo en cuestión era primo de los dos, de Mauricio por parte de padre y mío por parte de madre, y habíamos coincidido en varias fiestas, hasta habíamos intentado ser novios cuando éramos adolescentes, pero no funcionó y hasta donde supe de él se había casado, por lo qué se me hizo raro verlo llegar solo.
-Hola Dannae, Cómo has estado?
- Muy bien, gracias!
-Hasta que volvemos a encontrarnos, hace tanto que no sé de ti, te ves Muy hermosa...
- Gracias Mauricio, y tú esposa?
- No sepamos hace un par de meses... Y el novio?
- No tengo, vengo con mis papás...
La fiesta continuó, mientras Mauricio y yo nos pusimos al tanto de nuestras vidas, salimos a bailar un par de ocasiones, ante la vigilancia de mi cuñado, por lo que como cualquier mujer dolida, no dejé de coquetearle a Mauricio, me agarraba de su brazo al pasar por la mesa de mi cuñado, me dejaba que me hablara al oído, habíamos ganado cierta confianza de nuevo, por lo que no me dejaba sola en ningún momento. La cara de mi cuñado era de enojo, nos veía como si quisiera agarrar a golpes a Mauricio, pero la presencia de mi hermana era lo que lo controlaba, a pesar de estar emborrachándose. Mauricio me acompañó al baño y al salir de ahí me pidió que lo acompañará al estacionamiento del lugar pues había olvidado algo, caminamos al estacionamiento y la mirada de mi cuñado no dejaba de seguirnos. Llegamos al estacionamiento, abrió la puerta del auto, hizo como que buscaba algo, mientras yo me recargue en la puerta trasera del auto
- Al fin solos, muy solos...
- Así parece, está muy tranquilo y algo oscuro
- Mejor, así podemos tener más privacidad...
La impaciente boca de Mauricio terminó junto a la mía en tremendo beso que nos estábamos dado, su respiración entrecortaba, mientras mis manos rodearon su cuello, el olor de su perfume era rico y provocaba ciertas sensaciones en mí, así recargados en el auto, la presurosa mano de Mauricio terminó en mi pierna, levantando poco a poco mi vestido.
- Me encantas, siempre me gustaste
-Mauricio, nos pueden ver...
- Que importa, sólo nos estamos besando
Las manos de Mauricio subían por mi espalda y bajaban hasta mis nalgas, mi lengua jugaba con la suya, nuestros besos cada vez eran más prolongados, sólo sentía el calor de su cuerpo y eso me excitaba de gran manera, sus labios pasaron.de la boca al cuello y al escote de mi vestido. Trataba de detenerlo en ocasiones, pero sus besos, la excitación y la adrenalina me hicieron mandar todo a volar, me dejé llevar. Sólo la puerta abierta del auto ocultaba a medias lo que estábamos haciendo, la barbilla de Mauricio raspaba mi piel, logré quitarle el saco, el cual aventó dentro del auto, sus manos bajaron el cierre de mi vestido por completo.
- Mauricio, Qué haces?
- No me digas que no deseas esto como yo?
- Mis papás nos pueden estar buscando
- Me encantas, déjame hacerte el amor, talvez no volvamos a vernos en mucho tiempo, no dejemos pasar esta oportunidad...
Sin nada más que decir, dejé caer mi vestido, quedando solo en la tanga de encaje que llevaba puesta, mis tetas quedaron libres ante los sorprendentes ojos de Mauricio, me pidió que me acostara boca arriba, obedecí dejando mis piernas abiertas listas para que él se acomodara entre ellas. Mauricio volteó a ver por todas partes, para asegurarse que no nos viera nadie, mientras se desabrochaba el cinturón y el pantalón, el cual se bajó hasta las rodillas, su verga erecta quedó al descubierto y se acomodó entre mis piernas, hizo a un lado mi tanga y comenzó a penetrarme lentamente, trataba de no hacer tanto ruido por si alguien se acercaba al lugar, una vez que entró completamente, se apoderó de mi cuello y de mi boca, sus embestidas eran lentas con calma, como si sólo estuviera disfrutando el momento, me agarré de sus brazos que se apoyaron en el asiento del auto, yo sólo arqueaba la espalda para sentirlo más profundo, cogimos sólo en esa posición, de vez en cuando subió mis piernas a sus hombros, yo sólo lo veía y su cara de placer la llevo grabada en mente, varios minutos después bajó mis piernas y rodeé su cintura, justo cuando comenzó a venirse dentro de mí...
Se arregló la ropa y se puso de nuevo su saco, me vestí y nos fuimos al baño para terminar de arreglarnos, salimos casi al mismo tiempo.
- Podemos hablar?- Preguntó Alejandro
- claro - respondí
- Te espero en la mesa- Comentó Mauricio
-De qué quieres hablar conmigo?
- Tan rápido me olvidaste?
- De que hablas?
- De lo que acabas de hacer? Te Vi...
- Qué viste?
- Todo...
dannaeasos@gmail.com
